No queda una baldosa sin teñir de rojiblanco; del Casco Viejo a Poza, de Deusto a Ledesma, Bilbao entera se ha echado a la calle para arropar a su equipo y disfrutar de una jornada histórica. Cuadrillas de amigos, mayores y pequeños, compañeros de trabajo, despedidas de soltera y familias enteras –incluso las mascotas se echaron pañuelos al cuello– se han enfundado camisetas del club de sus amores, han maquillado sus rostros de fieros leones y se han equipado con gafas, pulseras y gorras en un día que se está viviendo con ganas desde la mañana.
Ya desde primera hora no se ha visto otro color en las calles, ni ha habido otro tema de conversación. Quien trabaja lo hace con zamarra del Athletic, no hay escaparate que se escape del bicolor y los más madrugadores han apurado las últimas gestiones ya vestidos de batalla antes de echarse al ruedo. Porque la hora del vermú ha marcado el pistoletazo de salida para que empezara la fiesta. “Hemos quedado para tomar algo a mediodía y luego iremos a comer. ¡Menudo ambientazo, hay muchísima gente!”, lucían rojiblancas de pies a cabeza Marian, Isabel, Ione y Josune en Particular de Indautxu. “Veremos el partido en algún bar y a seguir la fiesta. ¿Si ganamos? Más fiesta todavía”, vaticinaban.
Desde Etxebarri han llegado Izaskun, Rocío y Esti para sumergirse en la marea que inundaba el Casco Viejo. ¿Su plan? El de casi todos: unos potes, comida y a ver el encuentro. Ellas lo seguirán en las pantallas que ha instalado el Palacio Euskalduna. “Si ganan, nos liaremos la manta. Todavía no sabemos dónde pero seguro que no faltan sitios donde poder celebrarlo hasta que el cuerpo aguante”, prometen.