Al Athletic, como les sucede a todos, hay rivales que se le dan bien y otros que se le dan mal. A este segundo grupo pertenece el Mallorca. Lo recordó Ernesto Valverde con el dato de que en los tres cruces más recientes el resultado fue de empate, con un único gol a favor, logrado además sobre la bocina, en el minuto 96. Información que augura un partido cerrado esta noche en San Mamés, muy físico, plagado de disputas y con escasez de espacios. En definitiva, un pulso que reduce el margen para la vistosidad y reclama atención, constancia y, cómo no, calma para no enredarse en la tupida red de un Mallorca que, si lo necesita, se replegará sin complejos.

Javier Aguirre ha moldeado un grupo aguerrido, disciplinado, que se distingue por su fortaleza defensiva, tan acentuada como su escueta producción ofensiva: solo dos equipos han marcado menos goles que el Mallorca. Cuestión esta que explicaría la delicada posición que ocupa en la tabla, a tres puntos de la frontera del descenso. El pasado año con estos mismos argumentos le fue bastante mejor, terminó noveno, justo detrás de los rojiblancos, con un punto menos.

Desde la perspectiva del Athletic, la cita de hoy se presenta condicionada por los últimos resultados. El reto de la Copa le ha cortado el ritmo de puntuación en liga. El hecho de haber logrado uno sobre seis en las visitas a Valencia y Cádiz asoma como un acicate extra. Necesita ganar, rentabilizar el factor campo, de lo contrario empezaría a ver comprometida su buena posición en el campeonato. Al respecto, el entrenador fue taxativo, no quiere ni oír hablar de la inminente semifinal con el Atlético de Madrid. Se trata de concentrarse en cómo superar la resistencia que plantearán los isleños. Tiempo habrá luego de pensar en lo siguiente.

Por cierto, Aguirre lanzó una consigna idéntica a la de su colega. También el Mallorca se mantiene en el torneo del K.O., el martes recibe a la Real, si bien en la liga vive acuciado por la amenaza que representan sus perseguidores y un balance a domicilio paupérrimo: una victoria, cuatro empates y seis derrotas. El mexicano asegura que no se guardará nada en Bilbao, aunque descifrar este mensaje no resulta sencillo.

Lo que está asegurado es que insistirá en proteger a su portero con tres centrales y un mediocampo muy poblado. La incógnita se limita a si saldrá con uno o dos puntas, pero la segunda alternativa únicamente suele emplearla ante su afición. Añadir que Muriqi, su estandarte, un incordio permanente, regresa de una lesión y acaso le reserve de inicio.

Berenguer y Lekue, bajas

Pendiente del estado de varios hombres, Valverde podrá contar con Galarreta, ausente en los dos últimos partidos, así como con Unai Gómez y Adu Ares, que se han recuperado a tiempo. No figuran en la lista Alex Berenguer e Iñigo Lekue. Por tanto, el Athletic podría formar en defensa con De Marcos, Vivian, Yeray y Yuri, sin descartar en absoluto que vuelva Paredes, dado que Yeray acaba de reincorporarse a la competición y disputó entero el encuentro del Nuevo Mirandilla.

En la zona ancha, Sancet es fijo, más avanzado que la pareja que saldrá de entre Vesga, Herrera y Prados. A Vesga se le ha notado falto de ritmo en sus dos apariciones recientes; no fue casual que en ambas se convirtiese en el primer sustituido, con medio partido por delante. Para Valverde es una pieza básica y querrá tenerle enchufado cuanto antes, por lo que no extrañaría que repita en el once. Prados se perfila como titular, está descansado y su nivel no admite discusión. A Dani García, que figuró en la lista anterior, tras mes y medio en la enfermería, le toca esperar. La formación la completarán los hermanos Williams, repartiéndose las bandas, y Guruzeta, a modo de referencia arriba.