Esta de navidades no es la primera ni la segunda interrupción del calendario liguero; en realidad, es la cuarta. Se suelen mirar con recelo este tipo de paréntesis en el campeonato, en especial cuando las cosas marchan bien, por aquello de que pudiera influir en la dinámica del equipo. Atendiendo a la marcha del Athletic no parece que ninguno de los cortes anteriores le hayan sentado mal, pero la incertidumbre siempre está ahí. Además, sucede que las últimas jornadas arrojan el mejor registro de la temporada: tres victorias y dos empates, resultados que han valido para consolidar la quinta plaza y abrir distancias respecto a varios de los posibles rivales directos.

En este sentido, es hasta lógico que tener que parar tras resolver el disputado cruce con Las Palmas se interpretase en clave negativa. Los de Ernesto Valverde estaban lanzados justo antes de las fiestas, por lo que el descanso forzoso fue valorado como un factor inoportuno. Ayer, víspera de visitar el Sánchez Pizjuán, el técnico lo comentó a su manera: pidió al grupo que renovase el afán ganador que le venía caracterizando.

La previsión de lo que le aguarda a orillas del Guadalquivir así lo aconseja. El compromiso de esta tarde está mediatizado por las circunstancias del rival: inmerso en una grave crisis de identidad y resultados, pretende reaccionar de inmediato al amparo del reciente cambio de entrenador. Ya ha dado algún síntoma positivo con Quique Sánchez Flores que, casualmente, hoy se presenta ante su afición después de pasar por Los Cármenes, donde se impuso con cierta holgura, y el Metropolitano, escenario de una derrota por la mínima.

La certeza que transmite el Athletic contrasta con la incógnita que representa un Sevilla que acusa el desbarajuste provocado por el baile en su banquillo y una larga lista de ausencias, ocho en la sesión previa al partido incluida la de En-Nesyri, convocado para la Copa de África. El conjunto andaluz sueña con iniciar la remontada y emular así el precedente de la pasada campaña a las órdenes de José Luis Mendilibar. Para ello el club organizó un entrenamiento abierto al público a fin de ir calentando la temperatura ambiental del Ramón Sánchez Pizjuán. Dicen que hubo más de quince mil almas.

Nada muy original ni que deba pillar desprevenido a un Athletic que acude con una serie de novedades en la convocatoria. La más llamativa lleva el nombre de Iñaki Williams, habida cuenta su enorme impacto en el juego desde agosto. Estaba cantado que faltaría durante todo el mes de enero, pero ahora que la noticia toma cuerpo es imposible sustraerse a la trascendencia de su baja, seguramente cubierta por Berenguer. Habrá que ir acostumbrándose, en la confianza de que el poder del colectivo compense una aportación individual que ha sido crucial en la producción ofensiva.

Yeray, no

En el otro lado de la balanza también hay noticias, en plural. Vuelven De Marcos y Ruiz de Galarreta, que suplen en la lista a Hugo Rincón y el citado Williams. Se creía asimismo que Yeray Álvarez entraría después de dos meses. Cayó lesionado y fue operado en octubre, existían indicios de que su regreso coincidiría con este desplazamiento. Valverde lo insinuó en sala de prensa, pero en última instancia decidió retrasar el paso, que quizás se materialice el fin de semana, con ocasión de la ronda copera con el Eibar, en Ipurua.

Varios interrogantes revolotean sobre el diseño del once. Desde fuera al menos, porque Valverde lo tendrá claro. Esas dudas se localizan sobre todo en el centro del campo. Una opción consiste en apostar por la pareja que llevó el peso hasta que irrumpieron las lesiones. Galarreta y Vesga gozaban de preferencia, aunque ahora no cabe obviar las posibilidades de Prados, en particular, y Herrera. El joven ha destacado en cada uno de los tres encuentros que acaba de jugar, pero acaso no le alcance con eso para continuar en la titularidad.

Una reflexión parecida cabría realizar en torno a Lekue, una vez que Yuri ya ha tenido margen para ir cogiendo el pulso a la competición y De Marcos dispone del alta. En el resto de las demarcaciones sería raro que hubiese cambios. De modo que la alineación quedaría como sigue: Simón; Lekue, Vivian, Paredes, Yuri; Galarreta o Prados, Vesga; Berenguer, Sancet, Nico Williams; Guruzeta.