Todas las partes, Athletic, Eibar y Unai Vencedor, estarían de acuerdo en que el centrocampista vaya cedido a Ipurua, pero la operación está pendiente del entendimiento en la faceta económica. Falta por concretar la forma de abonar la ficha, qué porcentaje de la misma asume cada parte. Un nudo que no es sencillo deshacer. Hay que considerar que se trata de una cantidad que excede ampliamente el nivel de retribuciones que maneja la entidad armera y que el Athletic, por su parte, pretende lograr una reducción apreciable en su masa salarial. De no alcanzarse un consenso, el tema corre el riesgo de enquistarse.
La situación de Vencedor es un asunto pendiente de solución que el Athletic tiene encima de la mesa desde hace muchos meses. El ostracismo a que el jugador de 22 años fue sometido a lo largo de la campaña anterior, desde el comienzo del calendario hasta su conclusión, reclamaba una iniciativa. Hubo algún rumor coincidiendo con el mercado invernal, incluso salió a la palestra algún pretendiente de Primera, pero se dice que tampoco el jugador estuvo interesado en hacer las maletas entonces. Era obvio que este verano se intentaría buscar su acomodo en otro equipo.
La lista de interesados en hacerse con los servicios de Vencedor resulta extensa. Los hay que militan en la máxima categoría, en Segunda o que pertenecen a ligas extranjeras. Si ha prevalecido la posibilidad del Eibar es por deseo expreso del interesado, pese a que suponga descender un escalón. Buena parte de la culpa corresponde a la presencia de Joseba Etxeberria, el técnico con el que se formó en el Bilbao Athletic, que le quiere para llevar las riendas en el círculo central.
Vencedor está convencido de que no existe mejor opción para recuperar la confianza y el estatus futbolístico de años atrás: un conjunto con aspiraciones de ascenso tras dos intentos frustrados, a media hora de Bilbao y con un entrenador que le conoce a la perfección. En los planes de Etxeberria figura como alternativa preferente, aunque también agradecería contar con Beñat Prados para apuntalar la zona ancha.
El hecho de que, tras el amistoso de Las Llanas, Ernesto Valverde hablase sin tapujos de la salida de Vencedor para justificar que su no convocatoria a fin de evitar una lesión y citase directamente al Eibar, confirmaría siquiera oficiosamente que el anuncio del cambio de aires podía ser cuestión de horas.
Vencedor representa un caso peculiar, por no decir extraño, en el actual Athletic. Pese a su juventud acumula dos campañas a pleno rendimiento. En la 2019-20 debutó con Gaizka Garitano, frente a Osasuna, fue su única aparición. En la siguiente se hizo un sitio, con Garitano y con Marcelino, para sumar 34 encuentros y 24 titularidades. Corroboró esa tendencia al alza en la 21-22, donde solo una lesión rebajó sus estadísticas: 35 partidos y 29 titularidades.
Se diría que el equipo había descubierto una pieza de enorme futuro para la sala de máquinas. Ibaigane revisó su vinculación en dos oportunidades y lo ató hasta 2027. Sin embargo, Valverde no comparte este criterio, lo cual se refleja en que borró a Vencedor de sus alineaciones. Un futbolista que había superado dos veces los dos mil minutos de competición, acabó el pasado curso con 204.
Un registro ridículo que, a efectos prácticos, equivale a la absoluta devaluación de un proyecto de medio centro que, cabe imaginar, a fecha de hoy ya estaría fuera del Athletic de no mediar la existencia de un contrato de larga duración. Lo sucedido hace unos meses con Oier Zarraga, otro joven hecho en Lezama, cuya ficha era incomparablemente más modesta que la de Vencedor y quedaba libre en junio, reforzaría dicha impresión. A ver si la cosa no deriva en culebrón. l