Regresa la Copa y lo hace dando una vuelta de tuerca más. Si hace una semana tuvo el Athletic que afrontar en San Mamés la primera ronda de la actual edición del torneo ante un adversario de la misma categoría, el Espanyol, en esta oportunidad el nivel del oponente no varía y sí lo hace el escenario: Mestalla. Por tanto, se cumple el guión de la competición, ese que dice que cada paso entraña mayor dificultad. Avanzar implica normalmente encarar retos cuya exigencia va en aumento y sin duda lo es jugarse el pase en campo ajeno.

Mestalla asoma como destino de mal recuerdo por lo ocurrido en la campaña anterior, cuando el Valencia privó a los rojiblancos de acceder a la final. Entonces el asunto se resolvía a doble partido, la ida en Bilbao finalizó con empate (1-1) y la vuelta registró un único gol a cargo del equipo que dirigía José Bordalás. De alguna manera, se repite pues aquella situación: ambos conjuntos parten con la imperiosa obligación de ganar si quieren figurar en el bombo de las semifinales.

Llegada del Athletic a Valencia

Llegada del Athletic a Valencia Deia

¿Cómo llegan Athletic y Valencia a este pulso? Salvando la distancia que refleja la tabla liguera, favorable al primero en seis puntos, ni uno ni otro atraviesan por su mejor fase. “Estamos bien en la Copa” comentaba ayer miércoles Ernesto Valverde, afirmación que podría suscribir Gennaro Gattuso, de lo contrario no se verían las caras esta noche, sin embargo ninguno transmite la fiabilidad deseable. Les cuesta demasiado resolver y sus trayectorias no satisfacen las expectativas. Generan dudas razonables en torno a su futuro inmediato.

Al Athletic porque mantiene una pelea consigo mismo por plasmar en los marcadores el caudal ofensivo que produce. Llega mucho y acaba bien poco, lastre que en ocasiones compensa con el balance sin balón. A la larga, esta ecuación le impide obtener una cadencia de puntuación suficiente para consolidar su candidatura continental. Más peligrosa es la inercia del Valencia, sus actuaciones están cortadas por el patrón de inconsistencia. Todo el interés que invierte en gobernar los partidos se difumina por la ausencia de equilibrio. Su reciente empate en casa ante el Almería brinda un ejemplo perfecto de cómo se manifiesta esa fragilidad que ya ha puesto al técnico italiano en el punto de mira de la siempre impaciente afición valenciana.

Así las cosas, augurar qué deparará el encuentro resulta complicado. Máxime por tratarse de un cara o cruz. Puede que el Athletic no esté fino en el remate, pero sobre el papel parece más capacitado, más desenvuelto; desde luego menos vulnerable en defensa y físicamente más poderoso. Son impresiones nada más, puesto que las estadísticas ligueras en el capítulo de los goles, a favor y en contra, apenas establecen diferencias: han marcado idéntico número y el portero del Valencia ha encajado uno más que el del Athletic.

Para variar, las intenciones de Valverde no han trascendido. Ayer miércoles estaba pendiente del estado de De Marcos, aquejado de un problema de hombro que de persistir se saldaría con la incorporación de Lekue. En la zaga, al margen de que es el turno de Agirrezabala, se da por segura la vuelta de Yeray Álvarez tras cumplir el pasado domingo la sanción recibida por su expulsión en Anoeta. Vivian y Yuri Berchiche completarían la línea. De ahí en adelante, las alternativas son múltiples, si bien el entrenador no acostumbra a realizar cambios masivos, suele decantarse de salida por retocar un par o tres posiciones.

alternativas

Vesga, Zarraga y Sancet forman el trío más asiduo en los últimos tiempos en el centro del campo. Conviene apuntar no obstante que Dani García ha sido titular en los desplazamientos al Villamarín y Anoeta. Muniain o Herrera podrían contar con opciones, pero hace un montón de semanas que ninguno juega de inicio, con una excepción, dado que el capitán sí lo hizo frente al Eldense, que no es ni por asomo una cita comparable a esta.

Y en la delantera, se supone que los hermanos Williams tendrán plaza en la alineación, pese a que el mayor haya sido reservado en rondas previas. Su rendimiento ha descendido en picado y se desconoce si es por culpa de unas molestias de rodilla comentadas por Valverde, pero se antoja improbable que empiece sentado en el banquillo en semejante trance. La identidad del tercer atacante se dilucida entre Guruzeta y Berenguer, según lo visto este mes.