Si todo va bien, el Athletic disputaría seis partidos más en lo que resta de mes. Cinco están garantizados: cuatro correspondientes al campeonato de liga y el de octavos de final de Copa frente a un rival que sale del sorteo fijado para el mediodía de hoy. De superar esta ronda, afrontaría los cuartos de final en la última semana de enero. Este es el calendario al que llega con todas sus aspiraciones intactas. Una fase de la temporada particularmente exigente por la frecuencia con la que irá gestionando los compromisos y, a falta de conocer qué tipo de cruce o cruces le aguardan en el torneo del K.O., por la entidad de sus adversarios en la liga, la mayoría ubicados en la parte alta de la clasificación: Osasuna, Real Sociedad y Real Madrid. El Celta, que cierra esta serie, se halla descolgado, en la frontera que marca los puestos de descenso. Por cierto, en Balaídos concluirá la primera vuelta.

Da la sensación de que el equipo ha asimilado con normalidad el paréntesis provocado por el Mundial de Catar. Había dudas razonables en torno al efecto que en las plantillas causaría el anómalo hecho de consumir cinco largas semanas sin competir en mitad del curso. Si hay que atenerse a la respuesta ofrecida, se diría que al menos el Athletic no ha acusado este período dedicado en principio a descansar y posteriormente organizado a modo de pretemporada. El objetivo no era otro que reactivar las piernas y la mente de los futbolistas. De momento, tanto los resultados como el comportamiento en las tres citas celebradas, pueden considerarse como positivos y deducirse de los mismos que todo está en orden, como si el montaje de Catar nunca hubiese existido.

Desde una óptica rigurosa, no puede obviarse que en dos de esos encuentros el oponente de los rojiblancos era de inferior categoría. Al margen de la pega que implicaba el factor campo, ni Sestao River ni Eldense son enemigos de primer orden. El Athletic sufrió más en Las Llanas, seguramente por tratarse de un derbi, detalle que ya se sabe que en ocasiones altera la relación de fuerzas, siquiera de forma parcial. En la reciente visita a Elda hubo asimismo un tercio de choque donde a los de Valverde les costó coger la onda, pero posteriormente no hubo color. El saco de balones recogido de las redes alicantinas compensó con creces la fase de desajustes y debería valer para reforzar la autoestima de un grupo que, pese a tener un registro bastante decente esta campaña, no se suele distinguir por su facilidad para agujerear defensas.

La historia vivida en el Villamarín fue distinta. Como duelo directo que era en la carrera por una plaza continental, no es preciso incidir en el grado de dificultad que entrañaba. El empate sin goles acaso indujese a realizar una lectura optimista por aquello de que se gestó a domicilio, aunque por momentos diese la impresión de que al Athletic le faltó una marcha, puede que decisión, para buscar un resultado que por el desarrollo del duelo se antojaba asequible. La versión del Betis, sin recursos para desplegar el fútbol que le caracteriza, habla de las buenas prestaciones propias, pero conviene recordar que no se contabilizó un solo balón dirigido a la portería andaluza.

En síntesis, el cómputo de estos tres partidos confirmaría que el Athletic tiene la maquinaria a punto para encarar la segunda parte del ejercicio. Al menos, su nivel no desmerece del que brindaba hasta que la liga se detuvo. Además, el repaso de las alineaciones dice que el entrenador dispone de un número mayor de efectivos preparados para optar a un puesto. Se han ido incorporando a la dinámica del grupo hombres que de agosto a noviembre no tuvieron demasiada presencia, por lesión o por decisión técnica. En este apartado podría citarse a Vivian, Yuri, Guruzeta, sin obviar a Zarraga o Dani García, incluso a Munian, que permanecía ajeno a la titularidad desde mediados de octubre. Una noticia interesante que Valverde maneje un ramillete más amplio de piezas con la temporada lanzada.

En el otro plato de la balanza se ha de mencionar el caso de Iñigo Martínez, a fecha de hoy parado por una lesión. La realidad es que se ha perdido cuatro de los cinco últimos encuentros. Existen dudas de si todas sus ausencias responden al problema que la nota del servicio médico del club situaba en su pie derecho. Imposible sustraerse a la inaudita situación generada por la finalización de su contrato en junio. Una sombra que planea sobre el porvenir del central y, a la espera de acontecimientos inminentes, sobre su presente. l