En su tercera experiencia en el banquillo de San Mamés, la idea que propugna Ernesto Valverde presenta diferencias con propuestas que desarrolló en el pasado. Influye en ello tanto al hecho de que cuenta con una plantilla formada por bastantes futbolistas nuevos para él, como la necesidad de potenciar aspectos del juego que reclamaban una revisión a fin de aspirar a una mejora en los resultados. Sería en la zona ancha donde se localizan los cambios más notables respecto a etapas previas suyas y a temporadas recientes con otros responsables. Por ejemplo, el empleo de tres piezas ubicadas en la franja central, en vez de las dos que caracterizaban el 4-4-2 innegociable para Marcelino García Toral o el clásico 4-2-3-1. Luego están las identidades de quienes componen ese trío que, pese a las variantes propias del discurrir de los partidos, normalmente se combinan para fomentar un estilo más ofensivo, suelto y dinámico.

Hasta la fecha, el reparto de oportunidades en el medio campo ha implicado a ocho hombres, si bien son Vesga y Sancet, ambos por encima del millar de minutos, además de Muniain, los más asiduos. La participación del resto es claramente inferior, oscilando entre los 382 y los 228 minutos, horquilla en la que se mueven en orden decreciente Dani García, Zarraga, Herrera y Raúl García (no se suman sus presencias como delantero). En este repaso resulta inevitable señalar la existencia de un caso aparte encarnado por Unai Vencedor, el único que todavía no ha sido titular. El bilbaino se ha convertido en el último de la fila computados los datos correspondientes a los dieciséis compromisos celebrados, catorce de liga y dos de Copa.

Fijo en las convocatorias, apenas ha participado en varios ratos sueltos para sumar 157 minutos de competición

Vencedor aparece como un fijo en las convocatorias, no ha fallado a ninguna, detalle estadístico que seguro no le consuela. Visto su exiguo protagonismo desde el verano, objetivamente le corresponde el rol de mero relleno en los planes de Valverde. Está pero, a efectos prácticos, casi como si no estuviese. Qué otra apreciación cabe cuando acumula 157 minutos repartidos en siete ratos sueltos, lo que arroja una media inferior a los 23 por partido jugado. Todos sus compañeros, los siete citados, han hallado acomodo en alguna alineación inicial, incluso Zarraga (2), al que tampoco el cuerpo técnico le pone las cosas fáciles precisamente, o un Raúl García (3) que alterna diversas demarcaciones y con mayor frecuencia se mueve cerca o dentro del área.

La apuesta inicial de Valverde para ejercer de cierre fue Vesga, que conserva su confianza, pero en el momento en que le dio un respiro optó por Dani García para dicha misión. Posteriormente se incorporaron a la rueda Herrera y Zarraga, así como Raúl García en sustitución de Muniain o Sancet. Tal ha ido el baile de nombres, sin que haya habido espacio para Vencedor, que ha entrado en la recta final de algunos partidos con la función específica de reforzar la estructura y mantener un marcador favorable.

Su elevado protagonismo en los cursos previos se saldó con dos renovaciones que le vinculan al club hasta 2027

Nada que ver esta dinámica con la vivida por Vencedor en las dos campañas previas. Su debut fue en la 2019-20 con Gaizka Garitano e intervino exclusivamente en el derbi con Osasuna. Los habituales entonces eran Dani García (3.412 minutos), Unai López (1.942) y Vesga (1.759). Al año siguiente, dirigido a medias por Garitano y Marcelino, se fue haciendo un hueco, su concurso creció de modo exponencial: Dani García (2.489), Vesga (2.243), Vencedor (2.084) y Unai López (1.756). En el ejercicio que cubrió Marcelino de principio a fin, este fue el orden: Dani García (2.738), Vencedor (2.424), Vesga (1.901) y Zarraga (1.332). Ese año, Sancet actuó de segundo punta.

La progresión invitaba a pensar en el definitivo asentamiento de un Vencedor mucho más joven que Dani García o Vesga, en pura teoría su relevo natural toda vez que hoy aún no ha cumplido los 23 años. Así lo interpretó el club que el pasado mayo amplió hasta 2027 el contrato que había firmado en febrero de 2021 y que vencía en 2025. Resulta obvio que el Athletic veía en él un valor de futuro y se apresuró a amarrarle en el largo plazo. Solo unos meses más tarde, esas operaciones no cuadran con el ostracismo que sufre a raíz del relevo en el banquillo propiciado por las elecciones. Con más de la mitad del calendario por delante, no hay que descartar que la suerte de Vencedor mejore, pero parte de una situación complicada para invertir el signo de la campaña: siete hombres le anteceden en los gustos del entrenador.