El Burgos está de celebración. Y el Athletic es el plato fuerte de la fiesta que El Plantío vive este jueves por el centenario de la entidad. Al margen de la polémica sobre si el equipo castellano tiene realmente cien años tras su refundación unas décadas atrás, la verdad es que los aficionados del club revelación de este curso en LaLiga SmartBank tienen ganas de fútbol de Primera. La visita del conjunto de Ernesto Valverde ha generado expectación. También entre los seguidores rojiblancos en Castilla y León, que se han acercado, pese al frío reinante, a ver a los leones. Ha quedado patente en la llegada de la expedición bilbaina al estadio, poco antes de las 18.15 horas. Varias decenas de personas se han congregado ante el autobús que ha traído desde Lezama a los protagonistas del amistoso.
Entre los que se encontraban en los aledaños de El Plantío estaban los integrantes de la Peña Burgalesa del Athletic, muy contentos por el momento tan señalado., también otros llegados del Miranda de Ebro, Briviesca y Medina de Pomar.
Antes del comienzo del duelo, para abrir boca, nunca mejor dicho, cada asistente al campo ha recibido un txoripan. Algo de calorías para aguantar en el sitio no viene mal con el termómetro marcando ocho grados y bajando. Está por ver si se completa el aforo de 12.600 espectadores, que parece complicado, ya que el precio de las localidades, de 15 euros para los abonados y de 25 para el público general ha generado malestar en el entorno del club, que goza, por otra parte, de unos hinchas bastante fieles.
Sobre el césped, la asociación cultural Amigos de la Dulzaina interpretará la Jota Burgalesa en el primer pasillo de la grada de lateral. Inmediatamente después, la Peña Burgalesa del Athletic entregará dos placas conmemorativas a los dos equipos. También serán homenajeados algunos de los futbolistas más icónicos e importantes de la historia del Burgos. Juntos realizarán el saque de honor.
Con una batucada prevista para el descanso, una vez finalizado el choque llegará la música electrónica a cargo del burgalés Grotèsque, para acabar con unos fuegos artificiales.
