Yeray tiene las ideas claras y no duda en mojarse respecto a la idoneidad de renovar o no a Marcelino, su entrenador. Él es favorable a su continuidad un año más y dice que también lo es la gran mayoría del vestuario.

Yeray Álvarez (Barakaldo, 24 de enero de 1995) lanza un mensaje positivo para lo que resta de liga. No renuncia al objetivo de lograr una plaza para volver a competir en Europa, dice que tiene mono de ello y defiende la implicación de toda la plantilla en hacer bueno el deseo: "Si de verdad nos diera igual, no seríamos el equipo que más corre de la liga, el que más metros hace de alta intensidad".

¿Son muchos días para dar vueltas a la cabeza cuando se viene de cosechar dos malos resultados?

—Todos los días le das vueltas a qué ocurrió para, en lo que nos afecta a los defensas, encajar ese gol o el delantero por qué no la ha metido esa cuando sí lo hace en el entrenamiento. Este tipo de preguntas siempre pasan por la cabeza, pero pasados uno o dos días miras desde otra perspectiva.

¿Está tocado el vestuario?

—No, pero sí es verdad que sales del partido frustrado por decir alguna palabra. Intentar, intentar y no conseguir que llegue el gol, porque ante el Getafe hicimos méritos suficientes para que el marcador no fuera un empate. Ahora viene el Elche, jugamos de nuevo en casa y queremos volver a la senda del triunfo.

Porque si no vencen al Elche supondría ya perder el tren de Europa.

—Está muy complicado, pero hay posibilidades. Mientras hayan y aunque no las hayan hay que seguir teniendo ambición, de querer ganar todos los partidos contra quien sea y donde sea.

¿Cuál es su ambición?

—Mi ambición es poder jugar el mayor número de partidos posibles y, sobre todo, tener una regularidad, que me respeten las lesiones, las enfermedades, que a lo largo de mi carrera no me han respetado del todo. Sobre todo, disfrutar y ganar con este club, que es una de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida.

¿Concilia el sueño cuando no gana un partido?

—Ni cuando pierdo ni cuando gano. Tras los partidos, la adrenalina, la tensión hacen que esa euforia siga durando horas. Llevo así desde que empecé a jugar a primer nivel, aunque sí es peor cuando pierdes porque en ese tiempo en que estás despierto das vueltas a lo que ha sucedido.

¿Ha alcanzado su techo?

—Todavía no. El año pasado estuve a un nivel muy alto hasta el problema de las rodillas, cuando mi nivel disminuyó. Esta temporada no empecé jugando por las lesiones, ahora me toca jugar y el nivel es regular, pero no es el mejor que he tenido en mi carrera. Cuando más años tienes, vas cogiendo más experiencias, más virtudes, más datos de un entrenador y de otro. No he alcanzado mi mejor versión, sobre todo por las lesiones que no me han respetado y mientras el cuerpo me lo permita iré cogiendo más madurez, y ojalá un día pueda decir que he llegado a mi techo.

¿Está recuperado al cien por cien?

—No se puede decir tanto. El día de Valencia me volví a hacer daño en un salto€ En las últimas semanas no he tenido ningún problema, pero no puedo decir que no me vaya a lesionar, que me vuelva a dar guerra.

¿Realmente ve factible las opciones de jugar en Europa?

—Sí. Ante el Getafe no sé cuántas ocasiones de gol tuvimos, ante el Betis empiezas mal pero intentas cosas para dar la vuelta. No tenemos los puntos que nos merecemos, aunque es verdad que también ha habido partidos malos. Se nos han escapado muchos puntos, porque la pelotita no entra y no entra. El delantero vive del gol, necesita confianza y esos días en los que fallas y fallas te frustras, te vuelves loco. No soy delantero, pero los entiendo.

Hay quienes dicen que ya están pensando en las vacaciones.

—Cuando perdemos o empatamos se dice que nos vamos a ir a Ibiza, pero yo vengo a entrenar, veo el día a día de mis compañeros y nadie se tira del barco. Para eso están los datos. Si de verdad nos diera igual, no seríamos el equipo que más corre de la liga, el que más metros hacer de alta intensidad€ Solo he vivido una temporada que se entró en Europa con Txingu (Ernesto Valverde) y en la primera vuelta prácticamente perdíamos todos los partidos fuera de casa. Si tengo que hacer una comparación entre esa temporada y esta, creo que los partidos que hemos jugado son mucho mejor los de esta, por intensidad, por juego, por llegadas€ por todo.

¿Tiene mono de Europa?

—Obviamente. Jugué dos años, debuté en Europa (ante el Sassuolo)€ Es lo que queremos y a lo que nos tenemos que acostumbrar, a tener tres competiciones. Nos gustaría jugar partidos entre semana constantemente y ahora esa dinámica no se da, entrenamos seis días entre partido y partido.

¿Le motiva la Conference League?

—Es otra competición más, más partidos, más exigencia, vas a mejorar, vas a salir fuera, vas a conocer otro tipo de juego y eso es bueno.

¿No competir en Europa por quinto año seguido supone un fracaso?

—Llamarlo fracaso no lo veo así. No voy a decir que estos cinco años han sido muy buenos, pero sí nos han ilusionado, como en la Copa, que nos ha hecho crecer como equipo.

Menciona la Copa y 2021 se recordará como el del título de la Supercopa, pero también el de perder dos finales seguidas en La Cartuja y este año han caído en semifinales, grandes retos en los que han fallado. ¿Por qué les tiemblan las piernas en este tipo de partidos mayúsculos?

—Ganar, ganar, ganar a cada uno de los equipos a los que te vas enfrentando te puede llevar al fracaso. Me explico. Es lo que nos ha pasado en las finales, miedo a perder.

¿Usted tenía miedo a perder?

—Quizá ante el Barça no, pero ante la Real, sí. Ver a un equipo que en ese momento era inferior a nosotros, ver cómo veníamos en liga, de ganar la Supercopa€ Este año ante el Valencia nos ha pasado lo mismo después de haber eliminado al Barça y al Madrid. Ese miedo al fracaso nos hizo no ser fieles a nuestro estilo y nos ha pasado en varias ocasiones más.

¿Y cuál es la solución para que no sea así, un trabajo mayor en el matiz psicológico?

—No solo nos pasa a nosotros, les pasa a muchísimos equipos. El otro día va el Barça al Bernabéu y le mete cuatro al Madrid. No tienen nada que perder y sacas la mejor versión de ti, como nos pasa a nosotros ante el Madrid o el Barcelona. Juegas contra un rival que es superior, pero sabes que tienes tus posibilidades. Al PSG le volvió a pasar con el Madrid, ese miedo a perder te encoge las piernas.

A este Athletic se le aplaudía por su solvencia defensiva y de repente en los últimos partidos ha cometido despistes fatales. ¿Qué explicación puede dar?

—Y en centros laterales que prácticamente no encajábamos goles. El otro día ante el Getafe, con el Betis€ En los primeros minutos estamos perdiendo el orden, la solidez, los partidos son muchos de ida y vuelta, jugamos a mucho riesgo. Al final, eso lleva que puedas encajar muchos goles. Cuando éramos un equipo unido, los once para arriba y los once para abajo, encajábamos poco y metíamos poco, y los partidos se resolvían con marcadores cortos.

¿Es de los que renovaría a Marcelino o lo dejaría a lo que decida la Junta Directiva entrante?

—Creo que todo el equipo estamos supercontentos con el cuerpo técnico de Marcelino. Desde el primer día ha habido buen feeling entre las dos partes, con lo cual nosotros queremos que siga, pero no va a depender de nosotros, no vamos a tener ninguna palabra al respecto. Si tuviéramos que votar algo, creo que estaríamos de acuerdo en que se quedase.

Menos los que juegan poco.

—Los que juegan poco puede que cambie el entrenador y puedes verte en la misma situación.

¿Qué entrenador le ha marcado?

—Valverde. Tenía una manera de llevar a los jugadores diferente al resto. Era un entrenador que sabía con quién puedo hacer esto y con quién no. Tenía una mano con los jugadores que a pocos entrenadores se lo he visto. Hay entrenadores más gallos, menos gallos, de querer tener más protagonismo, aquí mando yo y se hace lo que diga yo. Él era alguien especial en ese tipo de cosas. Sabía cómo actuar en cada momento.

¿Marcelino es gallo?

—No diría que sea gallo. Como le he dicho, hay buen rollo entre futbolistas y el cuerpo técnico. Cuando se enfada no tiene reparo en decírtelo.