El petardazo del miércoles en Mestalla, donde el Athletic no estuvo a la altura de las circunstancias y nunca dio la sensación de poder hincarle el diente al Valencia pese a que por momentos llevó la manija del encuentro, deja al conjunto rojiblanco compuesto y sin novia. O bueno, con una única bala en la recámara para alcanzar posiciones europeas. Ya solo le queda la liga al Athletic para que su temporada pase del aprobado al notable, aunque la empresa que tiene por delante no resulta nada sencilla. Octavo en la clasificación, tiene el sexto puesto a siete puntos, el quinto a ocho y el séptimo, que podría dar derecho a jugar en Europa en función de alguna variable, a cinco.

Mientras el Athletic languidecía en su encuentro ante el Valencia, sobrepasado por las circunstancias, incapaz de poner en aprietos a Mamardashvili, que salvo en un par de acciones muy concretas apenas tuvo trabajo, la Real Sociedad festejaba su victoria en el campo del Mallorca gracias a los tantos de David Silva y Mikel Merino. El equipo txuri-urdin, al que se le daba por muerto tras la goleada que sufrió en el derbi de San Mamés y su eliminación europea de la semana pasada, se ha rehecho rápidamente con dos triunfos seguidos en liga y ha abierto hueco con sus perseguidores. Entre ellos, el Athletic, del que le separan siete puntos.

EL PELIGRO DE DEJARSE LLEVAR

Tener que recortar una distancia equivalente a tres encuentros cuando en el calendario únicamente quedan doce citas por descontar no es un horizonte muy prometedor. Además, en la memoria de todos está grabado a fuego lo sucedido en las últimas temporadas tras las decepciones coperas de los rojiblancos, cuando el equipo ofreció una imagen gris, incapaz de levantar cabeza, y con una sensación de dejadez.

Tiene trabajo por delante Marcelino García Toral, un técnico que ha quedado señalado por su planteamiento en Mestalla, y cuya renovación está sobre la mesa. Aitor Elizegi, presidente del Athletic, y Rafa Alkorta, director deportivo, ya han mostrado su intención de ampliar la relación con el entrenador, y no parece que la eliminación copera y la situación en liga, donde el equipo es octavo, vayan a cambiar la percepción de ambos.

Por lo pronto, a cortísimo plazo, el principal objetivo del entrenador debe ser recuperar la moral de un equipo que ha dado síntomas de no ser capaz de reponerse de los distintos varapalos que ha sufrido en los últimos años. Está en el debe de Marcelino que sus futbolistas salieran derrotados ante el Barcelona en la segunda final de Copa jugada el año pasado y la incapacidad de competir en los últimos encuentros de la pasada liga. Al menos, eso sí, sirvió para ver con más asiduidad a un Oihan Sancet al que le ha dejado en el banquillo en muchas de las citas importantes de esta temporada.

VISITA DEL LEVANTE, EL COLISTA

El primer obstáculo a superar por el Athletic será el Levante, al que se enfrenta el lunes en San Mamés. Último en la clasificación, el conjunto granota quiere aferrarse a la salvación y en las últimas semanas ha dado síntomas de estar vivo. Pese a ello, los leones deberían hacer valer su teórica superioridad para solventar el choque. Aparcar lo sucedido en Mestalla, hacer borrón y cuenta nueva, será vital para que los tres puntos se queden en casa y, con ellos, que las opciones europeas sigan intactas. Una derrota y un triunfo de la Real y un Villarreal al alza, dejarían a los bilbainos en tierra de nadie con once partidos por disputarse.

De los doce encuentros que le restan al Athletic, siete de ellos se disputarán en San Mamés, lo que a priori debería ser de ayuda. Eso sí, uno de los cinco partidos que tendrá que jugar lejos de Bilbao será ante el Villarreal, con quien se debería estar jugando una plaza europea. Para ello, obtener buenos resultados en los próximos cuatro partidos, a saber: Levante (casa), Betis (fuera), Getafe y Elche (ambos en casa), se antojará vital. Al Athletic ya solo le queda una bala, la de la liga.