El Valencia, décimo clasificado en LaLiga con dos puntos menos que el Athletic y reforzado en el mercado invernal con el extremo Bryan Gil (Tottenham), el centrocampista Ilaix Moriba (Leipzig) y el central Eray Cömert (Basilea), ha completado su particular transformación futbolística para lucir el sello personal de José Bordalás (Alicante, 5-III-1964), un entrenador amante del sistema de juego 1-4-4-2 al igual que Marcelino García Toral y que, más allá de los resultados, ha devuelto al conjunto ché la competitividad que exigía la afición de Mestalla.

Desde la polémica destitución del actual técnico del Athletic en septiembre de 2019, no en vano, no se observaba un Valencia con los colmillos afilados como el que dirige en la actualidad el preparador alicantino, quien curiosamente consumó su debut en Primera División en el banquillo visitante de San Mamés en agosto de 2017.

Lo hizo al frente de un no menos férreo Getafe que abandonó al término del pasado ejercicio para dar un salto en su carrera y comprometerse con el equipo de la capital del Turia, donde Bordalás se ha ganado el respeto de una exigente hinchada que valora su trabajo al mismo tiempo que aplaude el compromiso de sus futbolistas sobre el verde. Bajo el liderazgo de dos hombres de la casa como José Luis Gayà y Carlos Soler, el Valencia intenta asomarse de nuevo a los puestos europeos en liga mientras sueña con reeditar el título de Copa que se adjudicó a las órdenes de Marcelino en mayo de 2019.

Muchas cosas, conflictos deportivos, económicos e institucionales mediante, han pasado desde entonces en el seno de un club que tiene al singapurense Peter Lim como máximo accionista desde 2014.

Su gestión, lejos de ser aprobada por el entorno ché, ha provocado todo tipo de críticas y lamentos en la masa social del club al haber generado unas pérdidas de 323 millones de euros que han tenido impacto directo en el terreno de juego. Con la misión de revertir la situación en el plano deportivo, precisamente, llegó a Mestalla el siempre intenso Bordalás, a quien no le ha temblado el pulso a la hora de imponer su autoridad en un complejo vestuario.

Pesos pesados como Maxi Gómez y un revitalizado Gonzalo Guedes han sido carne de banquillo en distintos tramos de una temporada en la que el delantero internacional uruguayo, con el cartel de suplente a día de hoy, ha visto volar su plaza de titular en favor de un desatado Hugo Duro que aterrizó en Valencia como petición expresa del técnico alicantino.

El joven delantero madrileño, pareja actual de Guedes en el frente del ataque valencianista, asoma como tercer máximo goleador del equipo con siete tantos, uno menos de los que suma Soler y dos menos que el propio atacante portugués, quien lidera la tabla de máximos artilleros del Valencia en un curso en el que las ansiadas incorporaciones para elevar el nivel medio de la plantilla han llegado en el mercado invernal. Bryan Gil y Cömert, dos de los tres refuerzos, se estrenaron como titulares el miércoles en los cuartos de final de Copa ante el Cádiz, mientras que Moriba saltó al verde en el minuto 68 para aportar a Bordalás un plus de poderío físico en la medular.

OPTIMISTA

Cuestionado por el rendimiento de los tres fichajes, el entrenador del Valencia subrayó que “me han gustado mucho” y aseguró que “el equipo está muy ilusionado con esta Copa y creo que vamos a hacer cosas bonitas de aquí al final de la temporada”. A ello aspira Bordalás, que afronta su primera semifinal copera como entrenador.

Su techo estaba en los cuartos de final que alcanzó en la campaña 2018-19 con el Getafe, siendo curiosamente el Valencia de Marcelino su verdugo en una eliminatoria en la que el conjunto madrileño ganó en la ida como local por 1-0 y cayó en la vuelta en Mestalla por 3-1. Tres años después, Bordalás volverá a verse las caras en el torneo del K.O. con el técnico del Athletic, que tendrá enfrente un rival acostumbrado a replegarse en busca de rápidas ofensivas y que se presenta en la antesala de la gran final tras eliminar al Utrillas (0-3), Arenteiro (1-3), Cartagena (1-2), Atlético Baleares (0-1) y Cádiz (2-1).