OLO Alex Petxarroman puede explicar sus sensaciones y expectativas a día de hoy. En julio firmó un contrato para tres temporadas, luego convenció a Marcelino y aún no se ha estrenado en partido oficial. En su carta de presentación solo figuran los minutos sumados en los amistosos estivales. Poco antes del inicio de la liga cayó lesionado y quizá ahí se le escapó una gran oportunidad para asomar la cabeza y darse a conocer. Este domingo es probable que forme parte de la expedición que viaje a Donostia, donde el Athletic se enfrenta al club del que Petxarroman prefirió desvincularse al quedar libre. De confirmarse este extremo, todos los indicios apuntan a que su lugar estará en el banquillo, como en las ocho jornadas anteriores.

Son un puñado de meses los que han transcurrido desde que Petxarroman aceptase la proposición del Athletic, que le controlaba desde su etapa juvenil. Prefirió no esperar a que la Real le ofreciese un nuevo acuerdo para jugar con el filial en Segunda División. Seducido por la opción de saltar a la máxima categoría, con 24 años de edad hizo una apuesta de largo recorrido. Tiene por tanto un amplio margen de tiempo para invertir una tendencia donde casi su única alegría la obtuvo al recibir el visto bueno de Marcelino.

Al principio aparecía como tercera alternativa para el lateral derecho, dado su nulo contraste en la elite y la competencia directa que suponían De Marcos y Capa, dos tipos curtidos que se repartieron la titularidad en los cursos precedentes. Saber cuál es su lugar en la jerarquía en vísperas de entrar en noviembre resulta más complicado. La irrupción de Lekue ha trastocado por completo las previsiones.

Los acontecimientos se precipitaron en la inauguración liguera, en Elche. De Marcos se lesionó y entre los reservas solo se hallaba Lekue porque Petxarroman y Capa estaban de baja. Aunque estos se recuperaron pronto y fueron llamados para el tercer partido, el rendimiento de Lekue les cerró la puerta, al igual que en las siguientes citas. Lekue no ha faltado ni un día y en los dos partidos en que ha sido ubicado en la banda opuesta, contra Rayo Vallecano y Espanyol, el entrenador se ha decantado por De Marcos.

capa, también inédito

Las bazas prioritarias están pues muy claras: Lekue y si no, De Marcos. En teoría, Capa es el más perjudicado, pues objetivamente partía a la par de De Marcos y en una posición más ventajosa que Petxarroman, Lekue. La ausencia de acuerdo para la renovación del vizcaino se ha dilatado en exceso y no tiene pinta de que el Athletic vaya a modificar su postura. Termina en junio y le planteó un año de ampliación. Capa quiere dos como mínimo. El hecho de que permanezca inédito a estas alturas cabe ser interpretado como la antesala de su salida de la entidad, que si ya no mostraba demasiado interés en asegurar a medio plazo la continuidad de Capa, ahora dispone encima de un argumento extra llamado Lekue.

En este embrollo, a Petxarroman no le queda sino dedicarse a entrenar y confiar en que su suerte varíe. El fútbol da muchas vueltas, como se ha visto en esta historia de los laterales y el guipuzcoano debe aferrarse a que alguna razón de peso influyó en que hoy pertenezca al primer equipo del Athletic y, por ejemplo, no fuese cedido habiendo tal concentración de aspirantes a dicha posición.

Sin ir más lejos, un giro similar se ha vivido con los centrales. Yeray ingresó en la enfermería en verano, Vivian debutó y convenció, de modo que ha gozado de la titularidad en la inmensa mayoría de los partidos. Faltó frente al Rayo, un día en que Marcelino movió la mitad del once, e idéntica maniobra le iba a privar de jugar frente al Espanyol. Coincidía que llegaba la hora de que Yeray reapareciese, pero Iñigo Martínez se indispuso en los prolegómenos y Vivian se mantuvo en su sitio. A la hora de juego, el vitoriano tuvo que solicitar el cambio, aquejado de una dolencia muscular y se estima que precisará dos o tres semanas para su rehabilitación. Lo normal es que Yeray conserve la titularidad mientras falta Vivian y tampoco extrañaría que cuando este consiga el alta, prevalezca la opción del más veterano. Un contratiempo propició el relevo en agosto, nadie estaba entonces pendiente de Vivian, y en octubre ha tenido que mediar otro infortunio para reestablecer el orden que se antojaba más lógico.

Debe aferrarse a que alguna razón de peso influyó para que se quedase en el equipo pese a la gran competencia en su puesto