Vamos, que el Athletic se ha empeñado en reincidir en viejos errores. No es algo nuevo, lo que deja al personal perplejo, aún preguntándose cómo el colectivo de Marcelino no es capaz de encadenar dos victorias consecutivas durante toda esta temporada, desperdicia por enésima vez su ventaja en San Mamés y ve ya como definitiva su despedida de cualquier opción de entrar en competición europea, que se había convertido en el señuelo para que su masa social no se desconectara en este tramo final de liga después de los dos duros varapalos en las finales de Copa ante la Real Sociedad y el Barcelona. El enésimo empate de ayer supone otro bajón después del meritorio éxito en el Sánchez Pizjuán y hace que los tres encuentros que restan para el cierre de la competición se conviertan en meros trámites diseñados para coger sensaciones para una pretemporada en que se examinará desde el minuto cero el proyecto del técnico asturiano, que acabó un tanto mosqueado cuando Budimir firmó el definitivo resultado a escasos minutos de la conclusión.El de Villaviciosa, que solo pudo convocar a 19 jugadores -entre ellos a los cachorros Nico Williams y Aitor Paredes, que hoy jugarán con el Bilbao Athletic ante el SD Logroñés- debido a la plaga de bajas con las que cuenta en esta recta final, lo ha tenido claro desde la segunda final copera. Su guardia pretoriana se ha reducido en número sensiblemente y ha dado la alternativa a los que venían apretando y pedían minutos a gritos. No en vano, el once de ayer fue prácticamente un calco al del Pizjuán y Villalibre, Sancet, Vencedor o Morcillo van cogiendo más galones con el paso de los partidos, una sensaciones que generan cierta serenidad en el cuadro técnico, consciente de que en julio puede empezar de cero con muchos más conocimientos de su plantilla respecto a la que han tenido durante sus primeros meses en un Athletic que se queda fuera de Europa por tercera campaña consecutiva, un déficit que no le viene nada bien a las cuentas de la Junta Directiva de Aitor Elizegi, que maneja un nuevo déficit a siete semanas de cerrar el presente ejercicio contable.

Al margen de los números, Vencedor fue uno de los protagonistas. El de Rekalde debutó como león el 16 de febrero de 2020 y lo hizo precisamente ante Osasuna y en San Mamés. Fue su único partido en la pasada liga y que no pudo celebrar con victoria, ya que el conjunto rojillo se llevó la victoria. Han pasado quince meses de aquello y ha disputado 32 encuentros más, en los que ha convencido tanto a Gaizka Garitano como a Marcelino, lo que retrata el crecimiento del bilbaino, que ayer sacó una buena versión, especialmente en el segundo periodo, en que destacó por la gestión de la posesión, con buenos pases a los espacios y con un mayor músculo defensivo. Vencedor no fue el único destacado. También lo fue Villalibre, que saca movimientos muy interesantes, pero que está reñido con el gol, ya que son seis las jornadas consecutivas, todas ellas como titular, en las que no ve puerta. Su anterior diana se remonta al derbi de Anoeta y en el que compareció desde el banquillo. No lo está Morcillo, que se estrenó ante el Valladolid y que ayer hizo su segundo tanto a los 57 segundos de partido, lo que marca un récord de precocidad esta campaña. El gol del zornotzarra y el segundo de Sancet no sirvieron para que el Athletic derrotara a un Osasuna al que solo ha superado en una ocasión desde el regreso del equipo navarro a la máxima categoría, lo que acentúa su malas prestaciones en los derbis vascos, ya que solamente ha sido capaz de vencer en uno, el de la segunda jornada en Ipurua, de los ocho disputados.

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El técnico rojiblanco mostró su enfado cuando Osasuna firmó el 2-2 definitivo, con lo que eleva a diez los empates sumados por el Athletic en liga desde la llegada del asturiano al banquillo bilbaino.