Entre el Athletic, el Barcelona, el Valencia y la selección española Andoni Zubizarreta ha jugado casi mil partidos (978) en la élite, al mismo tiempo que reconoce que su deseo era "hacer una carrera como Iribar en el Athletic".

¿Qué sintió en su primer enfrentamiento contra el Athletic como jugador del Barça?

—Fue un día complicado, en San Mamés en la primera vuelta de aquella liga (2016-17). Empatamos 2-2 e íbamos ganando 0-2. Tuvo un punto desagradable, con calificativos como pesetero y esas cosas.

¿Cómo fue su salida al Barça?

—Yo no salí, sino que me salieron. Entrar en San Mamés y girar a la derecha, y girar a la izquierda€ Yo tenía en la cabeza que iba a hacer una carrera como Iribar en el Athletic, que empezaba con 19 años y que me quedaría hasta los 36. Y de repente, en el 86, me vi fuera en una situación en la que quería quedarme. Me quedaba libre y me decía (Joan) Gaspar que cómo iban a pagar por mí si quedaba libre.

Porque el Barça pagó 100 millones de las antiguas pesetas.

—Un poquito más, aunque en aquel momento fue un traspaso importante por su cuantía.

Habrá quien vea un cierto parangón con la marcha de Kepa al Chelsea por 80 millones de euros.

—Desde el punto de vista de los números, es mucho más productivo. Imagino que Kepa pensaba que era lo mejor para su carrera. En mi caso, se había ido Javi (Clemente), venía Ángel (Iribar) como entrenador... Por lo que sea no pudo ser y no me quejo. Estuve ocho años en Barcelona. Sí es verdad que venir a San Mamés para jugar siempre es una sensación extraña, como cuando, ya como director deportivo, ganamos 3-0 en la final del Calderón al Athletic de Bielsa, que venía de perder la Europa League. Estás contento, pero miras al campo y a toda esa masa en la que podría haber estado yo con una bufanda y una camiseta€

Para los más jóvenes o menos mayores que no le hayan visto jugar, ¿cómo era el Andoni Zubizarreta de portero?

—Uno que intentaba parecerse un poco a Iribar, siempre ha sido mi objetivo. No sabría definirme, porque hoy en día se define a los porteros por su juego de pies. A mí me tocó eso en la parte final de mi carrera. Creo que era un portero sobrio, que tenía una buena colocación, que aseguraba bien el tiro, no tenía muchos alardes, tapaba bien en las salidas€ De los porteros que hay en la liga, no sé. Desde luego no tenía el juego con los pies que tiene Ter Stegen€ Podría parecerme más a Oblak o Courtois, a ese tipo de porteros.

¿Tanto pesa la portería de San Mamés, porque a usted le tocó coger el testigo de Iribar?

—Ángel siempre decía eso. Cuando estaba en el Alavés cedido y venía aquí a entrenar un día a la semana nos hablaba de eso, más que del peso nos hablaba de la historia que tenía esa camiseta. En aquel momento era el 1 y no había nombres en la camiseta. Era un proceso como una herencia. Heredas el 1 del Athletic que había llevado Iribar, Carmelo, Blasco, Lezama€ era parte de la historia del Athletic. Pero el Txopo siempre insistía en la segunda parte. Ahora eres tú, como tú crees que debes hacerlo. Me acuerdo del tema del color. Quería jugar de negro y me dijo: elige tú, porque si juegas de negro, te van a decir que te quieres parecer a mí.

Y cambió de color.

—Tengo una historia muy curiosa. Iribar llevó un jersey verde de Adidas en el derbi de la ikurriña en Atotxa con Inaxio Kortabarria. Iribar era mi ídolo y yo tenía un tío que tenía una tienda de deportes, y le pedí a mi madre a ver si la podía conseguir. Un día el viajante de Adidas le trajo la camiseta verde y ese representante era Javi Clemente. Iribar me dijo que eligiera un color y pues, le dije, el verde.

¿Cómo ve a Unai Simón, que quizá no esté en su mejor momento por culpa de errores gruesos como el último en Anoeta?

—Está progresando, está creciendo, porque por edad todavía no está hecho y consagrado. El problema que tenemos los porteros es que en nuestro puesto solemos ser un testigo de cómo está el equipo. Cuando ves un portero firme, bien situado, es porque su equipo está con mucha confianza€ Unai refleja ese proceso cambiante en el que está el Athletic. Dentro de eso él se está descubriendo. Él sabe lo que le pasó, ha jugado también con la selección y eso tiene su responsabilidad. Del Unai Simón del primer partido de Marcelino aquí ante el Barçá al Unai Simón de la Supercopa es el mismo portero, pero es diferente, porque el equipo también es diferente.

¿Un error como el de Simón en Anoeta marca?

—Errores hemos cometido todos. Si alguien quiere entrar en Youtube y ve el gol ante Nigeria... algunas veces los grandes comenten errores aún más grandes. Cometes un error y la cuestión es no cometer otro error ni en el partido siguiente ni en los posteriores.

¿Cómo se blinda ante los palos que le van a caer desde los medios y, sobre todo, en estos tiempos en las redes sociales?

—Unai Simón, al igual que todos los que somos porteros, es portero desde los diez años y en las redes sociales te darán, como cuando juegas en el equipo del colegio y están los padres. Son diez, pero son diez y cuando vuelves a casa con un gol de esos tontos que has perdido y te vas con tu padre en silencio€ no había redes sociales, pero el comecocos es el mismo.

¿Lo puede acusar para la final del sábado

—El fútbol te da oportunidades, pero ahora tienes otra final y esta final te va a exigir tres paradas que pueden ser de las que pasen a la historia del Athletic por haber dado el título. Es siempre un melón por abrir.

Y tiene el apoyo de Iribar.

—Eso seguro, sin que se lo diga nadie, tendrá dos palabras o dos gestos.

¿Qué le decían a usted cuando fallaba?

—Javi nos concentraba en Lezama después de los partidos y al día siguiente, el lunes, solía hacer la reunión con el vestuario. Salíamos y Ángel venía por detrás mío y me decía: tú y yo ya hablaremos de lo que de verdad ha pasado. De portero a portero. El juego lo ves tú porque estás tú en el campo. En la jugada de Nigeria tengo la percepción de que detrás mío hay un nigeriano y si hubiera dejado pasar el balón, lo habría metido.

Durante su etapa como director deportivo del Athletic, ¿en qué cree que acertó y en qué no dio con la tecla?

—No me suele gustar esos balances de quedarse con solo lo que ha funcionado. Se trataba de hacer una transición de un equipo que había jugado Champions con jugadores muy importantes, pero que, como pasa en la vida, empezaban a tener una edad y había que hacer una transición a otros perfiles. Cuando llegué en 2001, todo el mundo me decía que Lezama no producía€ Me acuerdo del torneo que organizamos por delante de la presentación del primer equipo en San Mamés y ganamos a Boca Juniors por 2-0, con goles de Fernando Llorente, con los Amorebieta, Joseba Garmendia€ Y de repente el público vio que quizá había más de lo que se creía. Funciona porque antes había gente que había trabajado, no porque llegues tú y de repente eres un mago.

"Mi primer partido contra el Athletic con el Barça fue complicado, tuvo un punto desagradable, con calificativos como pesetero"

"Esta final te va a exigir tres paradas que pueden ser de las que pasen a la historia del Athletic porque han dado el título"

"En la jugada frente a Nigeria tengo la percepción de que detrás mío hay un nigeriano y si hubiera dejado pasar el balón..."