La campaña anterior no fue sencilla para Asier Villalibre (Gernika, 1997), jugó poco, menos de lo que le hubiese gustado, pero desde el verano ha tomado parte en la inmensa mayoría de los partidos, aunque a menudo lo haga saliendo en las segundas partes. Asume con buen talante esta realidad, estima que mientras acumula minutos y experiencias sigue dando pasos adelante en su carrera. Se muestra feliz porque siente que está integrado en la dinámica del equipo y se desenvuelve con soltura en la categoría. Agradece el perfil ofensivo que ha adoptado el Athletic con Marcelino, a su juicio lo más novedoso de la actual etapa.

La temporada avanza deprisa y nos acercamos a esas fechas que están en la mente de todos. ¿Cómo vive esta situación?

—Pues igual que todos los que somos del Athletic, muy feliz. Y como ya estamos muy cerca de abril, todavía más ilusionado.

Pero los futbolistas no pueden dejarse contagiar por el ambiente que se respira en la calle.

—Nosotros sabemos que vienen unos momentos que pueden ser históricos, pero también que nuestra obligación es centrarnos en cada partido y ahora estamos con los de Liga y queremos ganarlos. Ya solo nos queda el del Eibar antes de la primera final.

Y faltan puntos en el casillero.

—Sí, porque aunque no perdemos, empatamos mucho. Necesitamos ganar, a ver si esta vez lo logramos.

¿Cree que Europa es todavía un objetivo accesible?

—Creo que sí. Quedan muchas jornadas por delante, muchos puntos en juego y hay que ganar al Eibar para seguir ahí, sabemos que sería importante hacerlo. De no ganar, el objetivo se complicaría.

El Eibar viene de capa caída a San Mamés: en las últimas diez jornadas ha sumado sumado tres puntos.

—Es verdad que no saca los partidos, pero cuando un equipo viene en su situación solo le vale ganar, así que tendremos que salir a tope. Ya se está viendo que cualquiera puede ganar a cualquiera, así que€

¿Cómo califica su temporada, está satisfecho de su participación y de su rendimiento?

—Ha habido cambios de un año para acá. Estoy jugando minutos con continuidad, aunque no lo haga de titular. La temporada pasada empecé sin jugar y en diciembre empecé a entrar en el equipo, lo que para mí ya era importante. Estoy a gusto con mi trabajo, con la forma en que entreno y con lo que hago cuando salgo a jugar. Juegue más o menos, yo estoy contento porque siento que estoy integrado en el equipo.

En las semanas previas al cambio de entrenador, había conseguido enlazar unas cuantas titularidades, media docena en concreto. A partir de este dato se podría considerar que con Marcelino ha dado un paso hacia atrás.

—No lo veo de esa manera. Yo no solo me siento realizado cuando juego de titular, también cuando estoy dentro de la dinámica del equipo. Aunque está claro que siempre quieres jugar más, sentirse parte del equipo es como para estar satisfecho, a gusto. Así es como yo lo entiendo. Marcelino ha venido con sus ideas y a mi me toca trabajar para que me vea. No creo que haya ido para atrás, suelo entrar en casi todos los partidos.

Ya, pero Gaizka Garitano solo alineaba un delantero y en el esquema de Marcelino hay sitio para dos. Sin embargo, en la mayoría de los partidos empieza sentado en el banquillo.

—Pero es que la competencia con Williams y Raúl García es grande. Es posible que parezca que yo juego menos que ellos, pero mi punto de vista no se limita a esto. La lectura que hago es que con dos puntas en el esquema, mis posibilidades de intervenir crecen, al haber dos puestos en la delantera tengo más opciones de entrar. En ese sentido el dibujo de Marcelino me beneficia.

En la mitad de los partidos se ha incorporado en torno al minuto ochenta. Complicado aportar en esa circunstancia.

—No soy el entrenador, él verá qué es lo que hace falta. Es verdad que saliendo en el ochenta no es fácil influir en el juego, aunque alguna vez puede pasar. No me lo tomo a mal. Aunque es poco tiempo, prefiero tener diez minutos a no salir al campo ni uno solo.

Hace un año en estas páginas decía que era consciente de que los aficionados no le conocían como futbolista. Ahora han podido verle y saber qué tipo de jugador es.

—Supongo que sí. En un año he acumulado muchos más partidos y minutos. Creo que ya me conocen.

Es un motivo de alegría.

—Sí, estoy contento también en ese aspecto. Está bien cuando la gente sabe cómo juegas, lo que puedes aportar. Todavía tengo que hacer más y mejores cosas. No me puedo quedar donde estoy, me exijo seguir aprendiendo.

De un tiempo a esta parte se escuchan o se leen más opiniones que piden que tenga una mayor presencia en el equipo.

—Mira, yo prefiero no estar muy pendiente de lo que se dice o se escribe sobre mí. No hago demasiado caso, ni cuando es para bien ni cuando es para mal. Formo parte de una plantilla muy competitiva y estoy seguro de que vendrán más oportunidades, mientras lo que me toca es trabajar duro a diario.

¿Hay algo que Marcelino le haya pedido?

—No, no me pide nada a mí personalmente, sino que se dirige a todos los delanteros. Para Marcelino lo más importante es que demos soluciones a los compañeros para que el equipo vaya hacia adelante.

Desde fuera se percibe eso, que hay una apuesta firme por potenciar el juego de ataque.

—Cada entrenador tiene su estilo. En este caso sí que se nota el valor que le da a robar y mirar rápido hacia arriba. Ese es el espíritu del juego y es algo que entrenamos mucho. Diría que es el cambio principal que ha habido.

Al delantero le beneficia.

—Para mí es algo positivo. A los delanteros nos obliga a estar muy atentos y además nos facilita estar más en contacto con el balón y disponer de más ocasiones para rematar.

Es lo deseable para un jugador de sus características.

—Siempre he tenido el gol en la cabeza. El gol y salir a ganar cada partido. No sé si se ve así, pero ese es el pensamiento que tengo en el campo. No sabría decir si es una cuestión de instinto, de suerte o de qué, pero es lo que me impulsa para jugar como juego y es con lo que me quedo.

Sin embargo, no parece obsesionado con marcar, a menudo prefiere buscar a un compañero antes de intentar el remate.

—Es verdad. A veces me dicen que debería ser más egoísta, pero si veo a un compañero mejor colocado que yo, prefiero dársela en vez de arriesgar. No soy de chutar cada vez que recibo porque sea el delantero. Me doy cuenta de que a veces soy un poco radical en esto, pero es la forma en que me sale, yo veo así el fútbol.

Y tampoco su repertorio se limita al área. Baja la pelota, levanta la cabeza, busca apoyos, aclara, acompaña,€

—Para poder jugar en Primera me parece que hay que hacer muchas cosas bien en el campo, no vale solo con saber rematar.

Por ejemplo, pegarse con los marcadores. Le gusta.

—Sí, toda la vida me ha gustado lo de ir al choque, ir fuerte a la disputa, aunque el central sea más grande. Utilizo el contacto con el defensa para saber dónde está, en vez de dejarle espacio, voy encima.

Y hay días en que recibe de lo lindo. Porque en la élite se reparte más si cabe, más duro quiero decir.

—Sí, ya lo sé.

El día del Huesca se tuvo que retirar lesionado tras recibir un rodillazo por detrás a la altura de la cintura. El rival ni siquiera fue amonestado.

—Son entradas peligrosas y no se miran lo suficiente. El año pasado ya me llevé un golpe parecido y me rompieron un hueso. Tú estás queriendo proteger el balón de espaldas y esos golpes con la rodilla son muy dolorosos. Merecerían tarjeta.

Volvamos a la final ante la Real. Decíamos que el jugador no puede dejarse llevar, pero tampoco será fácil borrarlo de la mente.

—No, no se puede quitar de la cabeza. Además, es que sales a la calle a comprar algo y cualquiera se te acerca para decir algo sobre la final, que vamos a ganar o lo que sea. Encima, hablamos de dos finales seguidas y no, la verdad es que no te dejan que lo tengas ahí apartado.

Quizá esas dos semanas que tienen desde el partido con el Eibar hasta la final sea un tiempo excesivamente largo.

—Ahora no lo sé muy bien, ya te diré, aunque pienso que sí que se me va a hacer largo. Cuando tienes partido el fin de semana, todo va más rápido y pienso que es mejor.

¿Puede afectar ese paréntesis en el plano físico?

—No. Supongo que entrenaremos bien y a lo mejor jugamos un partidillo entre nosotros. Seguro que por ese lado estará todo bien medido.

El punto de ebullición que el equipo alcanzó en la Supercopa y los siguientes partidos, no es comparable al momento actual.

—Es verdad, pero a pesar de que los resultados no estén siendo tan buenos como entonces, veo que hemos mejorado en el juego, hacemos las cosas con más seguridad. Vamos para arriba en ese sentido, mejoramos poco a poco.

Dos meses y medio con Marcelino son un margen válido para asimilar sus directrices.

—Bueno, pero no ha habido tanto tiempo para trabajar ese tipo de cosas. Con el calendario tan denso el trabajo se ha orientado sobre todo a preparar cada partido. Cada vez que hay una semana limpia podemos dedicar más tiempo a pulir facetas del juego.

¿Desde su despedida, ha hablado con Garitano?

—Con él directamente, no. Sí he hablado un par de veces con Patxi Ferreira y nos han hecho llegar algún mensaje.

¿Qué tal encajó su destitución?

—No es fácil. Llevábamos tiempo con él, yo le tuve también en el Bilbao Athletic. Con lo que te quedas es con el lado humano de la relación y estamos hablando de muy buena gente.

Lo de la trompeta, ¿cómo lo lleva? Se ha convertido en un tema muy mediático, demasiado sobado acaso, y por el tratamiento que en algunos lados se le ha dado más parece que fuese músico que futbolista.

—Ya, lo he hablado mucho. Tocar la trompeta es un hobby, como jugar con la PlayStation o lo que sea, y también una forma de celebrar. En el equipo somos amigos y es igual que si haces una fiesta con la cuadrilla y alguien saca un txistu y la gente se pone a cantar y bailar. Pero sí, efectivamente yo soy futbolista y lo que intento es jugar bien al fútbol, lo de la trompeta está en otro plano. Soy Asier el jugador, no Asier el trompetista. Entiendo que sea algo que llame la atención porque no es algo habitual en un equipo.

Así que no le ha hecho mucha gracia la forma en que se ha vendido.

—Tampoco me he cabreado, pero sí que he acabado algo cansado del tema. Me gusta la música y punto. Me hubiese gustado que en la final de la Supercopa se valorase el partido que hice y no tanto que tocase en la celebración posterior.

Pero llevará el instrumento en el equipaje para Sevilla.

—Ojalá pueda volver a sacarla en Sevilla. Si es así, poco me va a importar lo que digan.

¿Qué opina de que abran La Cartuja, aunque sea únicamente para la gente que vive en Andalucía?

—Queríamos tener a nuestra gente allí, pero existe un riesgo. No soy científico, pero está claro que la situación no es normal. Es algo que decidirán los responsables, nosotros iremos con la intención de traer a casa la Copa.

"Me dicen que debo ser más egoísta, pero si veo que un compañero está mejor colocado prefiero dársela en vez de arriesgar"

"Aunque los resultados no estén siendo como los de enero, hemos mejorado en el juego, hacemos las cosas con más seguridad"

"El tema de la trompeta me ha cansado, pero ojalá pueda sacarla en Sevilla; si es así, poco me importará lo que se diga"

"El Eibar no saca los partidos, pero a un equipo en su situación solo le vale ganar, así que tendremos que salir a tope"

"Para poder jugar en Primera me parece que hay que hacer muchas cosas bien en el campo, no vale solo con saber rematar"

"No solo me siento realizado cuando juego de titular, también cuando veo que estoy dentro de la dinámica del equipo"