LEVANTE: Aitor Fernández, Son, Coke (Min. 57, Miramón), Duarte, Rober Pier, Clerc, De Frutos (Min. 84, Sergio León), Vukcevic (Min. 57, Malsa), Rochina, Morales (Min. 73, Dani Gómez) y Roger (Min. 84, Toño).

ATHLETIC: Unai Simón; Capa, Nuñez, Íñigo Martínez, Balenziaga (Min. 67, Lekue); Berenguer (Min. 76, Villalibre), Vencedor (Min. 84, Oier Zarraga), Vesga, Muniain (Min. 67, Morcillo); Williams (Min. 76, De Marcos) y Raúl García.

Goles: 1-0: Min. 34; Roger, de penalti. 1-1: Min. 56; Raúl García, de penalti.

Árbitro: Díaz de Mera (Colegio castellano-manchego). Tras finalizar el duelo, Iñigo Martínez fue expulsado por un lance del juego revisado por el VAR. Amonestó por el Levante a Coke, Vukcevic, Son y al técnico Paco López. Por el Athletic, a Morcillo.

Incidencias: Partido de la jornada 25 de LaLiga disputado en el estadio Ciutat de Valéncia. Sin espectadores.

El Athletic empieza a ser un equipo de costumbres fijas. Con el de anoche lleva cinco empates a un gol en sus últimas seis actuaciones. Por tratarse de un encuentro a domicilio, acaso pueda darse por bueno dicho marcador, aunque seguro que a Marcelino y a los jugadores les supo a poco. También al aficionado, que vio a los suyos generar juego suficiente como para opositar a un resultado más satisfactorio. La iluminación discotequera que antecedió al partido no desconcentró al Athletic, que se ubicó de inmediato sobre el terreno para enviar un mensaje nítido al Levante: vengo a ganar. Y esa fue la disposición que mantuvo hasta la conclusión, pero por diversas razones el objetivo se le escurrió. Recibir el primer gol fue uno de los motivos que retrasa una semana más la reacción en la clasificación, pero el mayor problema estuvo en la deficiente resolución de las numerosas acciones que rondaron a Aitor Fernández.

El déficit de puntería volvió a penalizar el rendimiento del Athletic y a eso se agarró el cuadro de Paco López para enlazar otra jornada sumando, después de consumir muchos minutos a expensas de la propuesta desplegada por los rojiblancos. Además, a medida que avanzó el cronómetro, el Levante ofreció síntomas de cansancio, de forma que escogió protegerse para evitar que la inercia del duelo le pasara factura y optó por apostar todas sus bazas a la contra, ante la imposibilidad de discutir el control del juego. Por todas estas cuestiones, es comprensible que el sentimiento de frustración se instalase en las filas del Athletic, al que le queda el consuelo de que al menos dejó sentado que posee repertorio y energía para encarar con el talante idóneo la cita copera del jueves en el mismo escenario.

A la vista de que el cómputo de aproximaciones fue considerable, lo curioso fue que ambos goles llegaron de penalti. El transformado por el anfitrión nació en un error grueso de Vencedor. Regaló un pase sencillo en medio campo, De Frutos enfiló área como un poseso y Nuñez le derribó antes de que preparase el remate. Roger engañó a Unai Simón. Menos evidente resultó el penalti cobrado por Berenguer, listo para robar a Coke y víctima de una entrada de Vukcevic. El árbitro sancionó de inmediato y no faltó la consulta al VAR. Y aunque en ninguna de las diferentes imágenes es posible apreciar la existencia de contacto, se impuso el criterio del colegiado, ante la desesperación del supuesto infractor, y Raúl García ejecutó con solvencia.

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Las mejores imágenes del Levante - Athletic

La igualada tuvo lugar cerca de la hora de juego. El Athletic se había retirado al descanso con una sensación extraña, si bien en absoluto novedosa; al contrario y por ello merece una reflexión. Y es que al igual que sucede con el tema del resultado, empieza a ser un hábito lo de ponerse por detrás en el marcador pese a no merecerlo. En ocasiones quizá como consecuencia azarosa de un detalle en mitad de un equilibrio de fuerzas, pero en otras, como fue el caso anoche, incluso plasmando una superioridad objetiva sobre el rival. En especial en el capítulo ofensivo, hasta el punto de que el hombre más sobresaliente del cuadro local fue su portero. En el primer acto, Aitor evitó hasta en tres oportunidades el gol que el Athletic buscó con un ahínco incomparable al de un Levante que pareció conforme con ceder la iniciativa y aguardar su momento, que fue el comentado del penalti, no dispuso de más.

La impresión general dice que los rojiblancos estuvieron un escalón por encima, lo cual les valió para triplicar en llegadas al cuadro local. Le superó en remates, córners, balones puestos en el área y sobre todo en actitud. La consigna de Marcelino ha calado, los futbolistas han interiorizado que la vía a transitar debe inspirarse en la ambición. Les saldrán las cosas mejor o peor, ayer mismo alternaron ratos muy interesantes con bajadas de tensión. El Levante, que salió con tres centrales, también puso de su parte para obstaculizar las maniobras y no fue Vencedor el único espeso. A Muniain, muy vigilado, se le han nublado las ideas y la pechada de Raúl García no compensó una circulación accidentada, con errores gruesos en las entregas frente a un enemigo pertrechado y todavía entero. Así todo, la proverbial agilidad de Aitor evitó un par de goles cantados, el segundo con la colaboración de la madera. Y tras el 1-0 volvió a frenar el intento de Williams, otro que estuvo muy intermitente.

CONSTANCIA

El Athletic se agarró a la constancia para cambiar su suerte y llegó el penaltito. Luego empezó el baile de sustituciones, el juego se interrumpió en exceso. Al Levante no le convenía un ritmo al gusto de los rojiblancos e intercaló una serie de posesiones orientadas a enfriar la pelea. La pelota no dejó de inquietar a Aitor, sin que se gestasen situaciones francas para el remate, ello a pesar de que se botaron un montón de córners. Marcelino entendió que no podía forzar más a algunos de sus titulares y Paco López fue de idéntica opinión. En el cuarto de hora final, Villalibre aportó dos remates a la cuenta y De Frutos protagonizó el último estiramiento del Levante. El olor a empate se fue apoderando del encuentro, se diría que en los dos bandos prefirieron reservar un cargador para el siguiente cara a cara, aunque desde diferentes perspectivas porque el Athletic siempre aspiró a deshacer las tablas.