En la época de las restricciones y de los títulos sin celebraciones, la afición del Athletic tuvo que adaptarse para celebrar la consecución de la Supercopa. Esta vez, no hubo 50.000 personas para crear un mosaico rojiblanco en las inmediaciones del Ayuntamiento de Bilbao. La situación sanitaria y la hora en la que tuvieron lugar los recibimientos provocaron que el escenario festivo quedara reducido drásticamente, pero aun así, era imposible que el Athletic viviera un título sin su afición, al menos una pequeña dosis tenía que ser representada y crear una pequeña comunión con los integrantes del club bilbaino para vivir juntos un título muy esperado. Cientos de personas se repartieron por el Aeropuerto de Bilbao, Lezama, el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia. Fue una fiesta reducida, adaptada a la situación actual y con una representación también reducida del Athletic, en la que entre los jugadores solo estuvieron Iker Muniain, Óscar de Marcos, Raúl García, Iñaki Williams y Mikel Balenziaga. Una pequeña decepción para varios aficionados que esperaban saludar a la totalidad de los héroes de La Cartuja pero que no ahorraron oxígeno a la hora de vitorear a los presentes.

Las calles de Bilbao amanecieron con el recuerdo de la final presente en sus balcones. Las banderas rojiblancas engalanaron parte de la ciudad. No fue una mañana de mangas cortas, pero sí de sudaderas con el escudo del Athletic bordado o bufandas rojiblancas que además de para proteger la garganta sirvieron para mostrar su orgullo de campeón. Cerca del Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia, las tímidas camisetas salieron de sus escondites de ropa y, con el aumento de la temperatura y el sentir de la aproximación de los jugadores, empezaron a multiplicarse. La plantilla al completo recibió las primeras felicitaciones ya en el aeropuerto, con unas cincuenta personas esperándoles en la salida, y en Lezama también se encontraron con un recibimiento importante. En esa espera, las personas que acudieron a los edificios institucionales vieron como los jugadores se retrasaron más de lo esperado. Las redes sociales sirvieron como improvisado radar para seguir a sus jugadores y las conversaciones con amigos que estaban en otros lugares fueron utilizadas como referencia. Todo esto no bajó los ánimos de los presentes, todo lo contrario. Con el paso de los minutos, la euforia de la gente empezó a crecer y la comunión entre los aficionados llegados de diferentes partes se fortaleció, lo que permitió amenizar la espera con cánticos.

16

Recibimiento de la afición en Lezama

Fue un ejemplo del sentimiento que produce el Atheltic. La mayoría de los presentes eran gente joven y que en su memoria solo está el anterior título conseguido. Pero en ese grupo también hubo personas que vivieron los éxitos anteriores, aquella época en la que el Athletic dominó el fútbol estatal. Momentos diferentes, pero un mismo sentir. "He visto ganar una liga, copas, otra Supercopa, ser el rey de copas y en este momento es soñar, que es la palabra más bonita que se tenía que poner en todos los ámbitos de la vida, que si persigues sueños y luchas mucho los haces realidad", explicó Rosa Herguedas, ataviada con su camiseta del Athletic firmada por Fran Yeste. Esta aficionada reconoció disfrutar de la final aunque lo hizo por medio de la radio ya que no pudo presenciarlo por la televisión ni por Internet, algo que también le ocurrió a muchas personas y por ello opinó: "Estaría bien que en estos casos se hicieran esfuerzos para que el partido pudiera llegar a todas las casas".

Cientos de aficionados reciben al Athletic frente al Ayuntamiento. Vídeo: Oskar M. Bernal

Cientos de aficionados reciben al Athletic frente al Ayuntamiento

Cientos de aficionados reciben al Athletic frente al Ayuntamiento

El éxtasis llegó con la aparición de los jugadores. Con unas horas de retraso sobre el horario esperado, la representación rojiblanca llegó al Ayuntamiento. Las condiciones actuales no permitieron una gran interacción y fue un tímido saludo. Lo justo para que Muniain, De Marcos, Williams, Balenziaga y Marcelino ofrecieran la Supercopa a los aficionados. La ovación fue mayúscula para cada uno de ellos, pero subió un tono más cuando el autor del gol de la victoria alzó la copa. También fue especial ver a Marcelino, que afirmó que le haría ilusión vivir este título con la afición, recibir una pequeña dosis de lo que es tener a la afición del Athletic apoyándole como el nuevo campeón. Un pequeño momento donde las restricciones quedaron olvidadas y cientos de personas volvieron a disfrutar de un Athletic supercampeón.