El efecto Marcelino. En su estreno en el banquillo del Athletic, aunque no le sirviera para superar al Barcelona, con el que curiosamente se reencontrará el domingo en la finalísima de Sevilla, y el técnico rojiblanco se encuentra a solo 90 minutos de conquistar ya un título al frente de los leones, un éxito compartido, como él mismo lo ha reconocido, con Gaizka Garitano, el artífice de que el conjunto bilbaino compita en esta Supercopa. La etapa del derioztarra ya es pasado y las comparaciones son odiosas, pero lo cierto es que el asturiano ha querido dejar su huella desde el minuto cero. Es fiel a su idea, a un sistema muy reconocible y el jueves tuvo la virtud de ajustarlo a las necesidades que reclamaba el perfil de partido y el rival, un poderoso Real Madrid, que jugó con prácticamente todo su arsenal y que se empequeñeció en una primera parte del Athletic para enmarcar. Se trató, sin más, de una lección táctica de Marcelino que pilló con el pie cambiado a Zinedine Zidane y a sus jugadores, incrédulos al encontrarse con un Athletic que poco tuvo que ver con el que jugó en Valdebebas un mes atrás.

29

Las mejores imágenes del Real Madrid-Athletic

Al Athletic le salió todo a pedir de busca, porque, entre otros detalles, buscó que así fuera. Vuelve a tener la opción de conquistar la Supercopa cinco años y medio después, y lo hará de nuevo frente al Barcelona, con el que ha disputado otras cuatro finales en esta siglo XXI, tres de ellas en Copa y todas saldadas con triunfo azulgrana, pero la más cercana en el tiempo, la de agosto de 2015, se la llevaron los dirigidos entonces por Ernesto Valverde. Los caminos se vuelven a cruzar, pero también para Marcelino, que, como se sabe, conquistó la Copa con el Valencia en 2019 después de superar en el partido decisivo al Barça, que, visto lo visto ayer, tiene motivos para no estar tranquilo el domingo pese a que hace un puñado de días se llevara los puntos de San Mamés en liga. El Athletic, como lo hará de nuevo en abril en la finalísima de Copa pendiente ante la Real Sociedad, que se quedó con las ganas el miércoles en la tanda de penaltis.

El impacto de Raúl García

El de Villaviciosa tiró de una propuesta decidida y valiente. Ya lo dijo en la previa. Llegaban a Málaga para ser competitivos y ganar al Madrid. Y así fue. Porque el plan de Marcelino estaba muy bien preparado, aunque exige un descomunal desgaste físico. La presión arriba fue bestial y desorganizó al Real Madrid, incapaz de salir de la trampa en la que le había metido el conjunto rojiblanco. Un 4-4-2 clásico, pero muy particular a la hora de interpretarlo, con los laterales muy ofensivos, con De Marcos y Muniain como más interiores que extremos, con las dos líneas de cuatro muy centradas cuando atacaba el Madrid y con una transición ofensiva basada en la verticalidad y los movimientos inteligentes de los puntas. La presión propició el primer tanto de Raúl García, que ya sabía lo que era marcar al Real Madrid en una Supercopa, entonces en las filas del Atlético de Madrid, y el 0-2 llegó en una acción de listo de Iñigo Martínez. Raúl Garcíay su impacto en los otros matices de juego fueron también determinantes. El título está a un solo paso.