La dolorosa derrota del pasado viernes frente al Celta todavía escuece en el entorno athleticzale, sobre todo por la forma en que se produjo. El paso de las horas no ha terminado de apagar las brasas que ocasionó un fuego que no ha hecho más que calentarse en el sinfín de tertulias y debates rojiblancos. La figura de Gaizka Garitano ha salido como la más señalada, algo que no es nuevo en lo que va recorrido del presente curso, y el propio entrenador se encargó él mismo de arrojar más leña con sus declaraciones pos partido, que se han entendido como inoportunas y hasta cierto punto incoherentes.

Sea como fuere, la tormenta no ha amainado y todas las miradas se dirigen ya al encuentro del sábado en Mestalla, una vez que la Junta Directiva, en especial el presidente Aitor Elizegi, no ha dado el paso de tomar medidas drásticas, o sea la destitución del técnico, al que le han dado un nuevo margen de confianza, cada vez más reducido. Un nuevo traspiés frente al conjunto que dirige Javi Gracia podría suponer la sentencia de un Garitano que no parece tener capacidad de reacción.

El entrenador vive de los resultados y de las sensaciones. Ninguna de las dos cosas le sonríe a Garitano tal como le gustaría, pero uno de los argumentos que le salvan es el hecho de que el Athletic no haya caído a los puestos de descenso. Por ello, el compromiso del sábado emerge como la enésima prueba del algodón.

El conjunto rojiblanco vuelve a comparecer en Mestalla cinco meses después de la última vez, dentro de la trigésima tercera jornada de la pasada liga. Entonces, el colectivo de Garitano se exigió y sacó una de sus mejores versiones, quizá la mejor de la etapa del derioztarra lejos de San Mamés. Ese 1 de julio supuso toda una bocanada de aire fresco, ya que los leones se exhibieron ante un Valencia al que superaron de cabo a rabo y gracias al doblete que firmó Raúl García, que presumía de su idilio con el gol.

El navarro, que este curso aún no se ha estrenado y que ha sido suplente en las tres jornadas precedentes, abrió el marcador a los 13 minutos tras culminar un servicio de Iñaki Williams y cerró el partido con un soberbio gol con su zurda desde fuera del área del equipo valencianista, que incluso podría haberse llevado una derrota incluso más abultada que ese 0-2.

BUEN RECUERDO

Es un bonito recuerdo al que le toca agarrarse Garitano y los leones. Cinco meses atrás, el Athletic se presentó en Mestalla con el objetivo de meterse en la Europa League, deseo que como se conoce no lo logró, y después de haber batido en San Mamés al Mallorca, que a la postre descendió a Segunda División.

Aquel 0-2 fue fruto de una puesta en escena acertada y de una propuesta que tuvo su debida recompensa, ya que el derioztarra no cambió en casi nada su once habitual, pero sí dio un paso adelante en su descaro ofensivo. Con todo, se quedó en un agradable sueño de verano, porque ya no tuvo continuidad en las cinco jornadas restantes de liga, en la que los leones solo fueron capaces de lograr una victoria más (Levante) frente a cuatro derrotas (Real Madrid, Sevilla, Leganés y Granada), que le dejaron sin competición continental.