La historia se repite para el Athletic, incapaz de ganar dos partidos seguidos, de tener continuidad en su juego y que, para colmo, tiene en la figura de Unai Simón al triste protagonista de la jornada. Dos errores del guardameta, especialmente grosero el primero, que partió de un mal control y acabó en penalti, pusieron muy cuesta arriba el choque para un conjunto rojiblanco que necesita aires renovados, posiblemente en el banquillo.

La falta de intensidad de la primera mitad y sus timoratos intentos de los minutos finales del choque, cuando ya estaba todo perdido, recuerda a intentos baldíos de hace no demasiado. Funcionó, de milagro, ante el Sevilla, pero no todos los días canta uno bingo. La vuelta de vestuarios no fue mucho mejor, ya que de otro error que no deja muy bien a Simón, que tampoco lo hace con Capa, pero del que tampoco se libran otros cinco o seis futbolistas del Athletic nació el segundo del Valladolid. Tocado y hundido, el conjunto rojiblanco fue una alma en pena en el José Zorilla, donde tropezó de nuevo con la misma piedra.

Garitano volvió al plan que más le gusta, tiró de su núcleo duro, a excepción de Berenguer, cuyo puesto lo ocupó Morcillo, y como era de esperar, pues ya lo dejó caer en la previa, Villalibre, al que considera el único delantero centro de la plantilla, arrancó desde el banquillo. Está tan bien este Athletic, ofrece tan buenos síntomas y genera tanto peligro, que se se puede permitir el lujo de volver a tirar por la borda una primera parte entera. Y van ya seis o siete en ocho partidos. Todo un sinsentido. Para qué jugar con delantero centro, claro.

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Las imágenes del partido Valladolid-Athletic

PRIMERA MITAD DE DESPROPÓSITO

Los primeros 45 minutos del Athletic fueron un despropósito, sin un solo disparo entre los tres palos, pero con más posesión del balón. Estéril. Como en toda la temporada. A la falta de ideas se le sumo cierta apatía. Nadie que desbordara por la bandas, donde arrancaron Morcillo y Williams, que después intercambiaron posiciones. Raúl, delantero centro ayer en la pizarra, apenas entró en contacto con el balón y tampoco lo hizo cuando retrasó su posición.

Sergi Guardiola puso a prueba con un remate de cabeza lejano a Simón, que este atrapó sin problemas minutos antes de complicarse la vida con un mal control y un posterior penalti que no estuvo ni cerca de detener. Orellana le engañó y subió el primero del Valladolid al marcador.

FALLOS DE DEFENSA

No se esperaba reacción alguna por parte del Athletic, básicamente porque no lo ha hecho anteriormente, y tampoco sucedió en Valladolid. Diez minutos después del tanto de Orellana, Sergi Guardiola perdonó el segundo de su equipo. No asó nada más en el cuarto de hora final, que dio paso a otro despropósito, el arranque de la segunda mitad. Fallaron Capa, Simón y el resto de futbolistas de corte defensivo, incluidos los dos centrocampistas, que adolecieron de intensidad. Los locales movieron el balón con criterio de una banda a otra, Hervías disparó desde la derecha y el mal despeje del portero lo envió al fondo de la red Marcos André, libre de marca, con Capa mirando a las musarañas.

Pese al segundo varapalo y aunque el equipo venía pidiendo a gritos cambios en el descanso, Garitano demostró una vez más que le cuesta horrores mover el banquillo y, aunque sorprendió con un triple cambio, dando entrada a Villalibre, Vesga y Berenguer, la dinámica apenas cambió. El Valladolid, timorato por no querer perder su preciado botín, reculó, pero se defendió bien cerca de su área.

Aun así, Villalibre, de cabeza, en el que fue el primer remate entre los tres palos del Athletic, tuvo la opción de acortar distancias, pero Masip se lució para rechazar el balón a córner. Más de una hora necesitaron los bilbainos para disparar a puerta y en la jugada casi inmediata, Williams ni tan siquiera se atrevió a disparar en el mano a mano ante el guardameta catalán. Acciones como esa que son de gol o gol son las que penalizan al delantero bilbaino y al equipo.

Yuri, el más activo, provocó un penalti a seis minutos para el final que Williams acertó a enviar al fondo de la red y, aunque el equipo se volcó sobre la portería rival, no pudo hacer el segundo. No estuvo casi ni cerca, que es lo peor.

El Athletic exige un cambio de rumbo y en estos casos lo más fácil es apuntar al banquillo. Garitano, en la cuerda floja.