- Este Athletic huele a naftalina. El inicio de esta atípica liga aún marcada por la pandemia del covid-19 proyecta a un conjunto rojiblanco que cada vez está más pegado a la persona de su entrenador y los que confiaban en que el colectivo de Gaizka Garitano asomara algunos matices frescos que rompieran con el pasado se quedan con las ganas. Por lo menos, después de lo presenciado ayer en Los Cármenes, un campo que ha maltratado a los leones en un corto periodo de dos meses. El 19 julio el Granada infligió un severo correctivo a los leones y 55 días después les volvió a sacar los colores, lo que genera cierta desazón en la parroquia athleticzale, resignada a comprobar que el estreno en la competición no ofreció nada nuevo bajo el sol. Semejante desencanto provoca su punto de alarmismo a las primeras de cambio y el único consuelo lo protagonizó la irrupción de Jon Morcillo, un chaval que quiere comerse el mundo, aunque habrá que esperar qué continuidad le dé el derioztarra, que sale, además, señalado por el plan que aplicó y que retrató su propuesta, especialmente con la sociedad formada por Dani García y Mikel Vesga en la medular, en la denominada sala de máquinas. Un dueto que se sabe lo que puede dar de sí y que, visto lo visto, necesita airearse, pese a la insistencia de Garitano en una apuesta que solo se explica en el deseo de renegar de un fútbol razonablemente creíble.

Fue un encuentro más Garitano desde la pizarra. El técnico no se esconde y su plan lo delata. Se fió a lo viejo, a esa idea que tan resultadista le salió en la fase inicial de su etapa al frente de los rojiblancos, pero el paso del tiempo requiere resetear el libreto, cosa que no ocurrió ayer tarde, en la que los leones, si se encadena con la liga pasada, sufrieron su tercera derrota consecutiva y con el agravante de que no han sido capaces de perforar la meta rival, un mal de pegada del que se lamenta el derioztarra, que, sin embargo, se entiende es el encargado de buscar remedio a un déficit que va camino de convertirse en endémico. Lo cierto es que el covid-19 ha traído la fórmula de los cinco cambios, lo que permite hacer una criba llamativa a lo largo del partido y Garitano la hizo, hasta el punto de que con sus sustituciones, ya con el 2-0 en contra, llegó a señalar a algunos pesos pesados, como Muniain, Raúl García, Capa y Dani García, prácticamente intocables desde que es entrenador del Athletic. De paso, el técnico ejecutó un brindis al sol cuando terminó el partido con un once en el que ejercieron tres jugadores que militaban el curso anterior en el Bilbao Athletic.

media de 25 años

El Athletic tiró el partido en cuatro minutos, en un intervalo en el que el Granada hizo sus dos goles y paradójicamente llegaron en los primeros remates a los tres palos de un conjunto nazarí que el jueves emprenderá su histórica aventura en la Europa League. Yangel Herrera y Luis Milla sentenciaron al conjunto rojiblanco y el derioztarra, prácticamente con el pescado vendido, inició su carrusel de cambios. Modificó todo su plan ofensivo y recayó en los meritorios, salvo en el caso de Iñaki Williams, la misión de intentar la hazaña de una remontada improbable, como así sucedió. El Athletic que cerró el partido en Los Cármenes tenía una media de 25 años de edad, desde los 32 palos que luce Mikel Balenziaga a los 19 largos de Unai Vencedor, junto a los 20 de Ohian Sancet, los 22 que cumplirá el martes Morcillo o los 23 que alcanzará Asier Villalibre el próximo día 30. Se trata, a priori, del presente y el futuro, pero siempre y cuando la apuesta deportiva sea real y no se quede en un mero gesto para la galería.

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Granada 2 - Athletic 0

Mientras tanto, Garitano pide un fichaje que produzca más llegada y, por ende, más gol, aunque, para ello, ese hipotético refuerzo requiere de que le lleguen ocasiones en condiciones. De momento, ayer se evidenció que no hay nada nuevo bajo el sol. El batacazo es monumental en el arranque de una liga que debería marcar un antes y un después para un Athletic que tiene por delante dos semanas para reflexionar, hacer autocrítica y llegar al derbi de Ipurua revitalizado.