Recuerda el dicho que no hay mal que por bien no venga. Se conoce que ese mal es la pandemia del covid-19, que ha puesto patas arriba al planeta y que ha generado múltiples daños prácticamente en todos los ámbitos sociales. El fútbol no es ajeno a semejante tsunami, pero en este caso ha traído algunas buenas noticias. Por lo menos en clave Athletic. Porque esta atípica y corta pretemporada ha servido para que el gran público descubra a los nuevos valores que pujan fuertes en la factoría de Lezama, el corazón de la entidad bilbaina, sobre todo en tiempos duros, como son los actuales, y cuando son escasas las posibilidades de que el club emprenda fichajes externos. Sea como fuere, el arranque de la nueva liga está a la vuelta de la esquina y el colectivo rojiblanco lo afronta tras una accidentada preparación de cuatro semanas, donde los casos positivos por coronavirus, seis, y las lesiones, cinco, han lastrado el plan de Gaizka Garitano, que, sien embargo, ha aprovechado ese buen número de ausencias durante muchos días para dar la alternativa a los jóvenes que saltan del Bilbao Athletic y que han proyectado dosis de ilusión entre la parroquia athleticzale, a la que se le pone la piel de gallina siempre que Lezama da frutos.

La pretemporada ha marcado un antes y un después. El número de encuentros amistosos, cuatro, ha sido sensiblemente inferior respecto a cursos anteriores, lo que quizá pueda tener su coste a corto plazo, pero también han sido suficientes para que se revaloricen cachorros como Jon Morcillo, Unai Vencedor y Oier Zarraga, que han dado un paso adelante, en tanto que otros canteranos como Jon Sillero, Oier Luengo, Aitor Paredes, Beñat Prados, Nico Serrano y Ewan Urain, además de la aparición puntual del meta Aitor Iru, también han cumplido y se ofrecen como alternativas creíbles para un futuro no tan lejano, lo que ha subido la autoestima del Athletic, que presume de Lezama como un modelo único y del que beben otros muchísimos clubes, no solo estatales, sin también de diferentes partes del mundo. Lo cierto es que la irrupción de los activos de la casa han acaparado los titulares en una intensa semana en las que se han programado los cuatro partidos, con un saldo anecdótico de una triunfo, dos empates y una derrota para los de Garitano, que examina su segundo proyecto desde el inicio al frente del Athletic.

Morcillo, Vencedor y Zarraga apuntan a arrancar el curso con el primer equipo a tenor del recorrido que han tenido a lo largo de esta pretemporada. El primero es quizá el jugador revelación este verano, ya que el de Amorebieta-Etxano, pichichi del Bilbao Athletic la pasada campaña, ha brillado en sus tres actuaciones (Logroñés, Alavés y Eibar), tanto a la hora de ofrecer cosas interesantes como extremo izquierdo, como en su pegada, ya que ha sido autor de dos goles, sellados en los partidos disputados por los leones en Lezama, además de ejercer como asistente en otro par de dianas. Es el máximo realizador de la pretemporada, igualado con Iker Muniain, y ocasiona un bendito problema para el entrenador, consciente también de que a Iñigo Córdoba, su competencia directa, le falta rodaje una vez que fue uno de los seis rojiblancos infectados por covid-19. Zarraga, un año más joven, también ha sorprendido y aporta frescura y llegada en el juego ofensivo, unos matices a tener en cuenta para un equipo que precisamente no presume de excesivos recursos en la zona caliente. Vencedor, de la generación del 2000, ya debutó el ejercicio anterior como león, en el duelo de liga ante Osasuna en San Mamés, y se ha ganado su opción como alternativa a Dani García, Unai López y Mikel Vesga en el doble pivote. Futbolista que ve fácil el fútbol, el bilbaino proyecta descaro y ambición, virtudes que debe explotar.

Déficits que se repiten

Garitano tiene ante sí la oportunidad de resetear su idea o, en cambio, enrocarse en su núcleo duro. Los canteranos ofrecen savia nueva y a ella se suma Iñigo Vicente, un futbolista diferente por sus cualidades, pero que aún le queda por convencer al técnico, que ya le emplazó días atrás a dar un paso hacia adelante para consumar su deseo de convertirse en una valiosa pieza del primer equipo. El estreno en liga en Los Cármenes debe servir de toma de temperatura de las intenciones del derioztarra, que debe gestionar una situación un tanto inédita por el hecho de no haber podido contar con un buen puñado de fijos, ya sea por culpa del covid-19 o por lesiones musculares, hasta el último momento, con el retraso que conlleva en la puesta a punto. Más tiempo debe esperar para disponer de Yuri Berchiche y Peru Nolaskoain, que sí podrían estar en condiciones para la tercera jornada tras el respiro que da el aplazamiento del duelo ante el Barça en la segunda fecha, y de Ibai Gómez, al que le resta mayor plazo de recuperación.

Al margen de las ausencias, el derioztarra debe buscar soluciones en la necesidad de tener más llegada y pegada, en dotar al juego colectivo de mayor fluidez y posesión; y de acentuar su confianza en hombres como Kenan Kodro y Asier Villalibre, que piden sitio en el curso pos Aduriz.