El Athletic quiere que Raúl García prolongue su vínculo, que acaba el próximo mes de junio, y el acuerdo podría materializarse "más pronto que tarde", según manifestó Rafa Alkorta días atrás. Con 34 años cumplidos en julio, el futbolista navarro cotiza al alza y justifica de pleno el interés del club. En el curso recién cubierto estuvo una vez más entre los destacados y lo hizo dejando otra muestra de su valía al amoldarse con éxito a jugar como delantero centro. Para no haber probado en los tres lustros que acumula en la elite, el experimento no le fue nada mal: nunca antes había marcado quince goles en una sola temporada.Las carencias ofensivas del equipo, agudizadas desde que Aritz Aduriz desapareciese de las alineaciones por problemas físicos, convencieron a Gaizka Garitano de que debía articular una medida distinta. En marzo de 2019, dejó caer la posibilidad de situar como ariete a Raúl García, pensando sobre todo en San Mamés. Sin embargo hasta el verano le mantuvo en el puesto de enlace donde ha disputado la inmensa mayoría de los partidos, hasta que en octubre, en la undécima jornada liguera, se estrenó como referencia en el ataque. Repitió en diecisiete partidos, en solitario o formando pareja con Williams. En ocasiones recuperó su lugar, por detrás de Williams o de Villalibre, pero salta a la vista que el cambio mereció la pena.

La evolución de Raúl García va contracorriente y no en un único sentido. Al margen de que su rendimiento no se haya resentido doblada la treintena, lo común suele ser que el futbolista vaya retrasando su ubicación con el paso de los años y no es su caso. En las conversaciones con Ernesto Valverde antes de desplazarse a Bilbao procedente del Atlético de Madrid, se consensuó que su misión le garantizaría proximidad a la portería rival. Pero ni entonces ni en las cuatro campañas siguientes cabía imaginar que en realidad terminaría incrustado en el área, una zona ideal para desplegar su extenso catálogo rematador.

MUY EN SERIO

Pese al 666 que luce en su hoja de servicios a fecha de hoy y que se refiere al número de encuentros oficiales que ha sumado en la élite, Raúl García no ha suscrito un pacto con el diablo para erigirse en un modelo de longevidad en el fútbol. Su secreto es otro. Él mismo lo desveló en estas páginas: "Soy de los que me tomo todo muy en serio y tengo la tendencia de meterlo todo para adentro, quizás en exceso. Sería mejor relativizar todo un poco, pero no puedo. Pienso que es lo que me ha hecho ser lo que soy".

Quizás se pase de serio. Cuando se viste de corto transmite una inequívoca imagen de duro. Refractario al relajo, en su diccionario no entran palabras como tregua o conformismo: "En el Athletic, el sacrificio, el esfuerzo y el compromiso son máximas que están por encima de todo lo demás". Lógico pues su rápido y fácil encaje en la plantilla, así como la estima del entorno de la que goza. Estima que ya mereció en Osasuna y en el Atlético. En su club de formación completó cuatro temporadas (126 partidos, 21 goles), la última cedido por los colchoneros que le reclutaron por espacio de siete (329 partidos, 44 goles). Sus números en el Athletic al cabo de cinco reflejan la plenitud de la madurez: 211 partidos, 66 goles.

Desde que se instaló en San Mamés creó una sociedad tan particular con Aduriz que logró condicionar claramente la propuesta de juego. El recurso del envío en largo, lo que se denomina fútbol directo, se convirtió en la gran baza incluso con un entrenador como Valverde, que previamente había potenciado a conciencia un estilo creativo más elaborado. La agresividad, la superioridad en la disputa aérea, el poder intimidatorio sobre las defensas y el acierto en la culminación, distinguieron al dúo ofensivo e impulsaron al conjunto hacia cotas difíciles de emular.

Luego, coincidiendo con el paulatino declive del más viejo, Raúl García perseveró en su batalla. Su titularidad solo estuvo en entredicho en la breve etapa de Eduardo Berizzo y también es cierto que se ha visto inmerso en un debate, bastante sorprendente cabría afirmar, que versaba sobre si la media punta debía ser su coto o si no sería más apropiado otorgársela a Iker Muniain. Ello le ha supuesto verse desplazado a la banda derecha en algunas citas, no siempre de inicio, lo cual ha asumido con idéntica naturalidad a la que muestra desenvolviéndose como delantero referencia.

La prórroga de contrato avanzada por el director deportivo sería la tercera firma del futbolista navarro con el club. Su captación se escenificó el 31 de agosto de 2015. Josu Urrutia le extendió un contrato de cuatro años, previo pago de una cantidad aproximada a los diez millones al Atlético, pues contemplaba alguna variable en función de objetivos. La cláusula fue de 40 millones y al final de mayo de 2018 se le añadió una temporada más, hasta 2020. Lo previsible es que alargue el compromiso hasta junio de 2021, solo un mes después cumplirá 36 años. "A diferencia de antes, hoy la edad es solo un número y no equivale a un estado físico concreto", opina el goleador.