El Camp Nou volvió a dictar sentencia. Casi ningún visitante logra rascar allí y el Athletic engrosó la lista de víctimas, pero en esta ocasión dejando una imagen alentadora durante muchos minutos y obligando al Barcelona a un esfuerzo extra. El marcador es bastante elocuente. Un único gol recibió Unai Simón y aunque en el tramo final pudieron ser más, Messi y compañía se las vieron y desearon para certificar un triunfo que necesitaban como el comer. La insistencia y en última instancia la calidad de su plantilla evitaron un disgusto gordo a Quique Setién, si bien asimismo se ha de apuntar que el cansancio acabó pasando factura a los jugadores de Gaizka Garitano. Con un once que guardaba poco parecido con el que afrontó las tres jornadas anteriores, el Athletic plantó cara fiel a un plan ambicioso que sin embargo no consiguió desarrollar en el segundo tiempo. De ello se benefició el anfitrión para marcar e invalidar una propuesta que, mientras duró, dejó un magnífico regusto.

Lo más sorprendente del comportamiento del Athletic está conectado a la fisonomía que presentó anoche. Prescindir de golpe y porrazo de Capa, Iñigo, Yuri, Dani García, Muniain y Raúl García, no fue un impedimento para que el conjunto tutease al vigente campeón y ofreciese un primer acto de lo más aseado. Presión decidida y muy alta así como orden y concentración en las fases de repliegue, son facetas que siempre cabe esperar que se plasmen con cierta solvencia. Son las señas de identidad del equipo. Más complejo resulta sumar a lo anterior un perfil agresivo y valiente que produzca no solo llegadas al área y remates sino presencia dominante en terreno rival.

El Barcelona se topó con más inconvenientes de los que desearía y seguramente preveía. Enfrente tuvo un enemigo entero, firme, suelto y hasta descarado, que le forzó a replegarse con una frecuencia que no figura en su guión, sobre todo cuando ejerce de anfitrión. Ni siquiera tuvieron los rojiblancos que recurrir a la dureza para desactivar el repertorio culé, les bastó con aplicación y generosidad para dejar en casi nada el flujo creativo de un conjunto particularmente dotado para situaciones de gol. El poder intimidatorio que ejerce Messi no asomó por más que sus compañeros se empeñasen en localizarle para que resolviese como acostumbra. El chut que el argentino envió a la grada al filo del descanso reflejó su impotencia y la de su escuadra, incapaz de exigir a Unai Simón o a los defensas.

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Barcelona 1 - Athletic 0

Desde el inicio se intuyeron las intenciones del Athletic. En el primer cuarto de hora acumuló más ataques que el Barcelona y una vez que ese capítulo se equilibró, continuó probando suerte. Fruto de ello se asistió a la mejor oportunidad previa al descanso, un cabezazo de Yeray a centro pasado de Unai López. Previamente merodearon el gol el propio Unai López y Williams en una contra. El delantero volvió a gozar de un balón ideal para adquirir ventaja, tras internada y pase de la muerte a cargo de Lekue, pero Busquets acertó a meter la puntera cuando preparaba el remate en el punto de penalti.

La tónica varió en la segunda mitad porque el Athletic dejó de proyectarse en ataque. Perdió de vista a Ter Stegen, como si lo fiase todo a su fortaleza defensiva, un hábito que suele poner en práctica con asiduidad y que acaso obedeciese al desgaste de un bloque con muchos elementos faltos de rodaje. De hecho, tardó más de veinte minutos en pisar zona de remate, mientras el Barcelona acumulaba posesión, de modo estéril, empeñado en penetrar por la franja central.

Ambos técnicos agitaron pronto sus banquillos. Setién, angustiado por el panorama. Garitano quiso refrescar líneas con sus titulares habituales y, presumiblemente, también ganar metros por el riesgo que implica encajonarse ante un rival forzado a echar el resto. No importunar al Barcelona a base de despliegues implica bailar a su son y cuando acapara la pelota en torno al área rival, empiezan las dificultades. La temprana incorporación de Muniain y Dani García y poco después de Capa y Villalibre no trajo la reacción pretendida. El Athletic ya no se rehizo, no volvió a exhibir la decisión del comienzo. Sí trató de avanzar a raíz del gol, el clásico remate que propicia el cerrojazo exento de contundencia. Hubo hasta tres hombres que pudieron alejar el peligro en la acción que permitió a Rakitic fusilar a Simón. Los coletazos del Athletic fueron vanos y solo entonces, con el conjunto partido, Messi dispuso de espacios para lucirse y sentenciar. Así murió el duelo e hincó la rodilla un Athletic que supo vender cara su piel con un once circunstancial.

BARCELONA: Ter Stegen; Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba, Busquets (Min. 64, Rakitic), Arthur (Min. 56, Riqui Puig), Vidal, Messi, Griezmann (Min. 64, Ansu Fati) y Luis Suárez (Min. 85, Braithwaite).

ATHLETIC: Unai Simón; De Marcos, Yeray, Núñez, Balenziaga, Vesga, Unai López (Min. 56, Dani García), Lekue (Min. 69, Capa), Sancet (Min. 78, Raúl García), Córdoba (Min. 57, Muniain) y Williams (Min. 69, Villalibre).

Gol: 1-0: Min. 71; Rakitic.

Árbitro: Gil Manzano (Colegio extremeño). Amonestó a los locales Busquets (Min. 32) y Rakitic (Min. 91) y al rojiblanco Núñez (Min. 62).

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 31 de liga disputado en el Camp Nou. Los jugadores del Athletic portaron un brazalete negro en memoria del exdirectivo Carlos Lasa Herrán y los futbolistas del Barcelona saltaron al campo con una camiseta en apoyo a Juan Carlos Unzué, quien anunció días atrás que sufre ELA.