OLVIÓ el fútbol a San Mamés y se despejó la duda respecto al estado físico de los hombres de Gaizka Garitano, de más a menos contra un Atlético que buscó la remontada hasta el pitido final. La evitó con una sublime intervención Unai Simón, salvador ante Santiago Arias después de que Iker Muniain, en el minuto 37, abriera el marcador con un rápido y certero disparo al primer toque ante el que nada pudo hacer el esloveno Jan Oblak. Fue así, por mediación del capitán, con renovado look incluido, como el Athletic dio la bienvenida al nuevo fútbol provocado por la pandemia del coronavirus, la cual no ha aplacado el aporte del de la Txantrea. El 10 rojiblanco, afincado en la media punta con Raúl García escorado a la banda derecha y con Iñaki Williams como punta de lanza, hizo lo más difícil al poner por detrás en el luminoso al conjunto colchonero, si bien la alegría duró poco tras el inmediato tanto del empate de Diego Costa, quien se valió de un desajuste defensivo de Yeray Álvarez para dibujar el 1-1.

Encajaron el golpe con desazón los bilbainos y, cómo no, un eléctrico Muniain que bajó sus prestaciones a la vuelta de vestuarios. Víctima de un palpable desgaste físico tras acumular tres meses de inactividad, el navarro se difuminó sobre el césped hasta ser sustituido por Óscar de Marcos en el minuto 83. Para entonces apenas había noticias del desparpajo del hombre encargado de dinamitar el ataque rojiblanco, cuyas mejores prestaciones coincidieron con el tramo de partido en el que más cómodos se sintieron los de Garitano. Sucedió en el intervalo de tiempo que transcurrió desde el arreón inicial del Atlético y el jarro de agua fría que supuso el gol de Diego Costa. Veinte minutos, aproximadamente, en los que el Athletic encontró a Muniain y este, asimismo, su espacio en el campo, con vuelo en las piernas, aire en los pulmones y espacios a explotar en el carril central.

Por ahí, precisamente, tras iniciar la acción del gol, se coló el de la Txantrea para pisar área y perforar las redes madrileñas sacando el máximo rédito posible a un envenenado pase atrás de Yuri Berchiche. Infatigable en el carril izquierdo, como si el largo parón no hubiese tenido el más mínimo impacto en su persona, el de Zarautz conectó con Muniain para que el capitán firmara el segundo tanto en su carrera como profesional ante el Atlético. El anterior y único hasta ayer correspondía a otro zarpazo con San Mamés como testigo el 29 de marzo de 2014. Entonces, con Ernesto Valverde como entrenador, el navarro vio portería a los quince minutos para poner también en franquía el marcador al superar al belga Thibaut Courtois, aunque el desenlace de aquel choque trae peores recuerdos que el de ayer a la parroquia bilbaina. Los colchoneros, no en vano, con Simeone ya en el banquillo y con Raúl García como titular, lograron voltear el partido con goles de Koke y, curiosamente, Diego Costa, quien se encargó también de nivelar la balanza solo seis minutos después del tanto del navarro.

La rápida sucesión de goleadores antes del descanso, así las cosas, se repitió ayer, sin público, en La Catedral, templo convertido en el jardín particular de Muniain esta temporadaLa Catedral. Sus cinco goles en la presente edición liguera, sin ir más lejos, han tenido lugar en el coliseo rojiblanco, donde el 10 ha vacunado a Alavés (2-0), Levante (2-1), Atlético (1-1) y Espanyol (3-0), rival al que goleó por partida doble el pasado octubre. Los números, fríos y reveladores, constatan que cada vez que el navarro marca el Athletic no pierde, lo cual ocurrió también en seis de los siete encuentros de liga en los que Muniain batió a los guardametas rivales durante el ejercicio 2018-19, en el que igualó, con siete tantos, su mejor registro realizador en un campeonato doméstico en el que aspira a vestirse de récord.

El Athletic suma hasta el momento tres victorias y un empate en los cuatro partidos de liga en los que el navarro ha visto portería