La cuenta atrás del fútbol avanza impasible mientras entre los profesionales crecen las dudas. Están justificadas la mayoría porque se avecina un escenario inédito, todo se pondrá en juego en cinco semanas trepidantes: título, Europa y descensos. Preocupa el comportamiento que vayan a ofrecer las plantillas, cortas de preparación, en una época de temperaturas poco recomendables para la competición, con un calendario apretado como nunca y en ese hábitat fantasmagórico que es un estadio sin gente. Los organizadores han estipulado medidas para contrarrestar tal cúmulo de dificultades y alentar el espectáculo. Realizar en cada partido cinco sustituciones en vez de las tres reglamentarias y convocatorias de 23 futbolistas y no solo 18, se antojan novedades oportunas. Han sido bien recibidas por los interesados, pero no han eludido la polémica.

Una corriente bastante extendida en el gremio de los técnicos advierte de que tales extras favorecerán a los clubes más potentes. La ventaja de contar con plantillas repletas de internacionales aumenta si además se permite utilizarlas casi en su totalidad jornada tras jornada. Temen que las diferencias conocidas se hagan más evidentes. El argumento suscrito por Pepe Bordalás, Sergio González, Javi Calleja o Gaizka Garitano se ha vendido en prensa como réplica a unas palabras de Quique Setién. En realidad, la reflexión de este no cuestiona abiertamente la de sus colegas: "No sé si a nosotros nos va a perjudicar o beneficiar. Por nuestra manera de jugar, muchos partidos los resolvemos en los minutos finales. Si al rival le das la opción de hacer cuatro cambios en los minutos finales, esa debilidad que se genera con jugadores cansados no se va a producir".

En fin, el técnico del Barcelona no lo tenía del todo claro, aunque añadió algo que en teoría no cabe discutir: "También te puede dar más recursos a la hora de plantear cosas diferentes". Disponer del grupo casi al completo y barajar hasta dieciséis jugadores en la gestión de noventa minutos, concede a todo entrenador un margen de actuación superior. Vale para todos los equipos, independientemente de cuál sea su nivel.

A juicio de Bordalás, los grandes "no notarán un empeoramiento" con los cambios. Garitano lo comparte: "Siempre tienen cinco o seis jugadores en el banquillo que hacen las diferencias en los últimos minutos". Bueno, las desigualdades en términos de calidad están asumidas antes de que comience la temporada, son irrefutables con las normas habituales y con las nuevas. No obstante, en un campeonato donde el equilibrio de fuerzas ha ganado terreno en las últimas ediciones, como señala la clasificación, tampoco hay que desdeñar el punto de vista de Setién.

Preservar de principio a fin del encuentro la intensidad o un ritmo exigente es una baza a la que se abonan bastantes equipos de la categoría y siempre será más viable con hasta cinco hombres de refresco. El Athletic se encuadraría, al igual que el Getafe, en el grupo de equipos que imponen su ley, o tratan de hacerlo, a través del despliegue de sus piezas, de la capacidad para presionar, del orden táctico y de la fortaleza defensiva coral. Es un conjunto áspero, que no se doblega fácilmente, concede poco y si no pica más alto es a causa de sus limitaciones creativas y de remate. A Garitano le inquieta especialmente que tanta generosidad en el esfuerzo, marca de la casa, pase factura con partidos cada tres o cuatro días.

Advertidos

La solución pasa por agitar la plantilla. Dicho de otro modo: promover un reparto más equitativo de minutos aprovechando que cada tarde se puede regenerar la mitad de la alineación. Lo tendrá que hacer así o corre el riesgo de que se repita la experiencia del pasado invierno. El Athletic decayó en liga en cuanto empezó con las rondas coperas. Garitano insistió en emplear a su bloque predilecto y eso se tradujo en diez jornadas sin catar la victoria. Ese paréntesis plagado de empates y algunas derrotas duró de diciembre a marzo y está en el origen del actual retraso en la tabla respecto a las plazas continentales.

Quedan once fechas para recortar la desventaja, un margen escueto que penalizará bajadas de tensión y despistes. El Athletic necesita reconocerse sobre la hierba para ser competitivo, echar el resto día sí y día también. Optimizar recursos es una máxima que no caduca e inaplazable con las particularidades que trae el fútbol del coronavirus. Garitano, que se ha significado como un técnico reacio a mover cosas, deberá revisar sus métodos y exprimir el fondo de armario, el banquillo.

Varios jugadores del Borussia Dortmund aguandan a los posibles cambios. Foto: Efe

En la Bundesliga, el espejo en el que mirarse, se ha comprobado que el cupo habitual de cambios realizados oscila entre cuatro y cinco. En el repaso de los datos correspondientes a las dos jornadas más recientes, cuarta y quinta, se observa que son excepción los equipos que operaron a la antigua. En concreto, únicamente cuatro en dieciocho partidos. Y conviene apuntar que la liga alemana celebra una jornada semanal, no dos como está previsto que ocurra aquí a partir del 11 de junio.