bilbao - Iago Herrerín (Bilbao, 25 de enero de 1988) vive un momento delicado en su carrera. No es algo nuevo para él, pero no por ello deja de ser una situación poco grata. El guardameta ha pasado de ser un fijo para Gaizka Garitano a resignarse a ver los partidos desde el banquillo, como ya le ocurriera en temporadas anteriores. El fútbol es así de cambiable, sobre todo para un futbolista que no tiene la etiqueta de imprescindible. Herrerín ha convivido en Lezama a la sombra de Gorka Iraizoz, a la de Kepa Arrizabalaga y ahora le toca ser suplente de Unai Simón, nueve años y medio más joven y que le ha adelantado en las preferencias del entrenador cuando hasta el último verano los roles eran los contrarios. A Herrerín, en definitiva, se le resiste la continuidad bajo los palos de la portería del Athletic, pese a las salidas de Kepa al Chelsea y la posterior de Alex Remiro a la Real Sociedad, que parecían allanarle el camino hacia una titularidad que ha buscado con ahínco y que continúa sin hacerse realidad.

El debate sobre la portería ha generado en los últimos tiempos titulares y ríos de tinta, aunque no ya en el presente. Unai Simón, vistos sus números y prestaciones, no ha desaprovechado la oportunidad, quizá inesperada para el gran público, que le dio Garitano en agosto con el inicio del curso. Se entendió como todo un palo para Herrerín, el inquilino de la portería rojiblanca la pasada liga desde que se recuperara de la lesión que le impidiera jugar las ochos primeras jornadas. Eduardo Berizzo, entonces, le metió en el once en detrimento de Simón apelando a una cuestión de jerarquía y confianza, decisión que mantuvo Garitano cuando sustituyó en el cargo al argentino. Herrerín, que tiene contrato con el Athletic hasta el 30 de junio de 2021 y con una cláusula de rescisión que se eleva a los 50 millones de euros, jugó los 31 partidos consecutivos de liga y en los que colaboró para que los leones salieran de la zona de riesgo e incluso lucharan por una plaza europea hasta el último segundo.

A Herrerín le toca viajar de nuevo a su pasado. Esta campaña ya no tiene la confianza del técnico y solo ha asomado este ejercicio en el partido en Butarque frente el Leganés, equipo en el que jugó cedido con éxito en la segunda mitad de la temporada 2106-17. Emprendió su etapa en el conjunto pepinero porque no entraba en los planes de Ernesto Valverde, con el que únicamente tenía asegurado partidos de Copa y de la Europa League, lo mismo que le ocurriera en la etapa de Kuko Ziganda al frente de los leones. El dato retrata su trayectoria en el Athletic. Ha disputado 111 partidos oficiales, pero solo el 47 por ciento de ellos en liga, una inercia que va camino de acentuarse este curso.

Mañana llegará el momento de Herrerín con el arranque del torneo del K.O., una de las dos competiciones en las que ha tenido el protagonismo que se le ha negado en la liga. No en vano, fue titular en la última final copera que ha disputado el Athletic, en mayo de 2015 frente al Barça y saldada con derrota (1-3). El duelo ante el Intercity, equipo de Tercera División, en el Martínez Valero de Elche no debería suponer un duro examen para el conjunto rojiblanco, que competirá con los menos habituales, y Herrerín, a las puertas de cumplir 32 años de edad, conoce que la Copa, reducida esta campaña por el regreso a las eliminatorias de partido único, es el consuelo al que agarrarse. Una posible salida en el cercano mercado de invierno parece inviable, una vez que ni el técnico ni la dirección deportiva manejan esa opción. Y en el fútbol, como puede dar fe el mismo Herrerín, cambia la historia de un día para otro.