LA cuenta atrás ha empezado, el viernes debuta en competición el Athletic de la temporada 2019-20. San Mamés acogerá la definitiva puesta en escena tras una pretemporada que en general deja buenas sensaciones. Gaizka Garitano ha podido trabajar a fondo durante seis semanas limpias, sin distracciones y con escasas incidencias en el capítulo de lesiones. La plantilla, muy abultada en origen, ha ido decreciendo y todavía deberá menguar. Sin refuerzos externos, el entrenador no ha tardado en escoger el grupo sobre el que depositará el grueso de la responsabilidad. Pocas son las novedades, menos aún las sorpresas.

Los ocho partidos amistosos arrojan un balance interesante, ha quedado esbozado el tipo de propuesta en que se inspira Garitano, asimilada con naturalidad por los jugadores. La experiencia acumulada entre diciembre y mayo ha contribuido sin duda a que el Athletic haya ofrecido una imagen consistente. Pese a que el calendario liguero anuncia un arranque difícil, disponer de unas directrices que se revelaron válidas para competir y solventar una coyuntura delicada, supone una ventaja. El vestuario sabe a qué atenerse, conoce los gustos y las fijaciones del entrenador, ha interiorizado en qué no puede equivocarse o fallar, así como en qué ha de apretar para lograr una mejora respecto a lo realizado en la última campaña.

El objetivo pasa por superar las incertidumbres observadas sobre todo en la fase final del anterior campeonato, cuando se comprobó que la fiabilidad defensiva había compensado deficiencias notables en la faceta creativa. Entonces, al margen de la pequeña frustración que generó perder una plaza continental que estuvo a tiro, no costó demasiado hacer una lectura en clave positiva. El análisis venía condicionado por los apuros vividos hasta las navidades y la sólida reacción protagonizada, que zanjó temores con una antelación impensable. El equipo supo enderezar el rumbo aferrado a un tipo de juego eminentemente práctico. El endeble Athletic de Eduardo Berizzo se transformó en un hueso para muchos rivales y apoyado en la eficacia de su sistema defensivo escaló diez posiciones.

OTRO RASERO

El saldo final atenuó la crítica que siguió a una serie de actuaciones marcadas por un fútbol plano y vulgar. Tampoco era cuestión de cebarse en el déficit de recursos ofensivos o en la disparidad de versiones que el Athletic dejó en función de si ejercía de anfitrión o de visitante. A Garitano se le reconoció el mérito a su labor y dado que se anunció con margen suficiente que él dirigiría el proyecto del curso venidero, se abrió una especie de paréntesis de cortesía que ahora se cierra.

Empezar de cero junto al resto de los contendientes, modifica la perspectiva. A partir de ya rige otro rasero. Garitano gestionó con acierto una situación comprometida y se espera que en adelante sea capaz de extraer el jugo de la plantilla para manejarse con cierta holgura. Si aceptó continuar en el cargo será porque él es el primer convencido de que es viable. De momento, en la caseta hablan de salir a ganar al Barcelona, al Getafe, la Real y a todo el que se ponga enfrente. Vale, en esto consiste, en creer en las posibilidades propias, pero no viene a cuento eludir mentar Europa cuando en el accidentado ejercicio precedente solo faltó un punto para cruzar esa meta. Figurar en el cuadro de honor es algo que baraja una decena de equipos y el Athletic debe ser uno de ellos. Conseguirlo es otra cosa, pero de entrada se antoja razonable aspirar a instalarse en la mitad alta de la tabla.

Los argumentos de Garitano no constituyen ningún secreto. Los rojiblancos volverán a poner el acento en su poderío defensivo y es lógico que así sea, lo que no quiere decir que vayan a expresarse como un equipo defensivo. Es más fácil defender que atacar, pero no lo es tanto si se hace muy arriba. Requiere ajustar muchísimo la ubicación de las piezas y su coordinación, ser riguroso en la disciplina, extremadamente generoso o solidario y lucir gran fortaleza física.

El Athletic necesita ser laborioso e intenso, proponer y perseverar en ritmos altos, en suma encarecer al máximo el precio de los puntos en la confianza de que forma un bloque tremendamente incómodo. Cuenta con futbolistas apropiados para confiar en salir airoso en la batalla del desgaste. Y no está exento de calidad para combinar, fabricar llegadas y sumar ocasiones, pero lo prioritario es dejar claro al oponente que necesitará consumir su depósito si quiere derrotarle.

Pasos adelante

El éxito del plan, aparte de que en el ámbito individual no haya distracciones, pues aquí lo que prima es el poder del colectivo, será más asequible si determinados jugadores dan su auténtico nivel. Gente como Yuri, Capa, Dani García, Córdoba, Muniain o Williams, titulares fijos sobre el papel, pueden hacerlo mejor. Y varios de ellos apuntan en esa dirección en los ensayos estivales. Más en concreto, Dani García se ha parecido bastante al que capitaneaba el Eibar y su demarcación es clave. Si encima comparte línea con un Unai López que intenta instalarse después de una larga estancia en la sombra, con mayor motivo debe erigirse en un líder, al estilo de Raúl García cerca del área rival.

Huelga decir que en la aportación de Williams, asentado como referencia en punta, descansa una porción considerable de la producción goleadora, pero también a Córdoba le ha llegado el tiempo de confirmar lo que ha apuntado y a Muniain hay que reclamarle mayor regularidad.

Parece que el Athletic va a aparcar el juego muy directo que emborronó parcialmente su imagen y elaborar más, algo que le interesa para gobernar partidos o fases del juego y no estar siempre sometido a un trajín agotador. Unai López tiene ahí que adquirir presencia y quizá, poco a poco, vaya asomando Sancet en esa función de enriquecer las transiciones. Divertir o entretener son verbos que igual de antemano y viniendo de donde venimos no encajan con el concepto futbolístico del Athletic de Garitano, pero ganar y no perder puede ser muy divertido para el aficionado y, por qué no, el entretenimiento o la vistosidad pueden ir aflorando a medida que el equipo comprueba lo bien que compite.