lA tranquilidad reina en el hotel Residence Hosterpforte, convertido en el cuartel general del Athletic en su stage de pretemporada en Alemania. Un lugar perfectamente condicionado para hacer las delicias de cualquier equipo que pretenda salir de su zona de confort y trabajar en otro ambiente. Desde la llegada del conjunto rojiblanco, apenas se han visto a un puñado de caza-autógrafos, más pendientes de que el jugador de turno estampe su firma sobre alguna de las decenas de fotos que tienen perfectamente clasificadas que de seguir las sesiones de trabajo del equipo bilbaino. Las tienen de casi todos, sacadas de Instagram, Twitter o incluso de algún recorte de prensa, pero en ellas no figuran los cachorros que se han ganado el premio de hacer la pretemporada a las órdenes de Gaizka Garitano y que en la mayoría de los casos están viviendo en Marienfeld su particular bautismo. Descartado el guardameta Hodei Oleaga antes de emprender el viaje a tierras germanas, en Marienfeld pugnan por hacerse con un dorsal del primer equipo Asier Villalibre (Gernika, 30-IX-1997), Gaizka Larrazabal (Bilbao, 17-XII-1997), Iñigo Vicente (Derio, 6-I-1998), Daniel Vivian (Gasteiz, 5-VII-1999) y Oihan Sancet (Iruñea, 25-IV-2000).

El delantero gernikarra es el más veterano de todos y también el más conocido por la afición rojiblanca, no obstante debutó a las órdenes de Ernesto Valverde el 4 de diciembre de 2016 en un derbi ante el Eibar y esa misma temporada participó en otros cinco encuentros de liga y dos más de Europa League. Cerró el curso 2016-17 con una cesión al Numancia, donde jugó seis partidos, y en la temporada 2017-18 alternó el Valladolid con el Lorca, equipos en los que no tuvo el protagonismo deseado. El verano pasado realizó una apuesta que se entendió arriesgada, aunque estuvo muy meditada, y se quedó en el Bilbao Athletic, donde despuntó con 23 goles que le convirtieron en el pichichi de toda la Segunda B.

De él, quienes mejor le conocen, técnicos que han que le han dirigido o que han coincidido con él Lezama, aseguran que siempre ha destacado por su “condición física”. Es un chico tímido, algo callado en ocasiones, del que recuerda que en sus primeros años en la factoría rojiblanca se dudaba si era zurdo o diestro por la facilidad que tenía para golpear al balón con ambas piernas. Pese a que no pudo dar un golpe sobre la mesa en ninguna de sus cesiones, tiene aún 21 años y muchas virtudes que demostrar en los cuatro años que tiene aún de contrato. “No solo es un rematador, también tiene capacidad de correr al espacio. Tiene mucho potencial”, relatan. De momento, está por ver si es capaz de convencer a Garitano.

Quien sí sabe que se quedará en el primer equipo, al menos hasta el mercado invernal, es Larrazabal. Hijo de Aitor Larrazabal, está viviendo su primera pretemporada con el primer equipo. Se desenvuelve en el extremo diestro y cuentan que destaca “por su potencia y velocidad”. Se trata de un futbolista con virtudes distintas a las que hay en el primer equipo que tiene desborde y gol, lo que sin duda agradecerá el técnico de Derio. Finalizó la temporada con nueve tantos y un buen puñado de asistencias y promete batalla para competir con un puesto con el resto de jugadores que pueden actuar en su misma demarcación: Ibai y De Marcos.

En la línea defensiva, la única cara nueva es la Daniel Vivian, un joven central cuyo futuro en el primer equipo dependerá en buena medida de si Garitano quiere contar con cuatro centrales puros en su plantilla o, si por el contrario, le basta con tener tres y en caso de que surja algún contratiempo tirar de Mikel San José o del Bilbao Athletic. Mientras se deshoja su futuro, el gasteiztarra trabaja como uno más, disfrutando de su primera experiencia de este calibre. Lo hace, además, junto a Ibai, quien le dirigió hace algunos años en el juvenil del Santutxu. De él, el extremo dice que “ha tenido una evolución muy grande”. “Por ganas y por atención se veía que era un jugador que iba a llegar y afortunadamente así ha sido. Es el mismo jugador que yo conocía pero mucho más hecho”, agrega el de Santutxu. Además, las fuentes consultadas añaden que se trata de “un central muy rápido y que siempre está muy concentrado”, un hecho, resaltan, que juega a su favor. Por ponerle algún pero, indican que tiene margen de mejora con el balón en los pies.

los diferentes El futuro de Iñigo Vicente y Oihan Sancet en el primer equipo también es incierto. No hay indicios que apunten claramente a que ambos contarán con un dorsal el 1 de septiembre, pero tampoco para pensar lo contrario. Ambos fueron dos de los futbolistas más destacados del primer bolo veraniego, el que enfrentó al Athletic con el Arenas, y, aunque no fue más que una primera toma de contacto, las buenas sensaciones que transmitieron merecen ser tenidas en cuenta. Tanto el vizcaino como el navarro han sido catalogados en numerosas ocasiones por la gente de Lezama como futbolistas “diferentes” al resto y ambos aguardan una oportunidad en la élite.

Especialmente larga está siendo la espera con Vicente. Entró en Lezama con diez años, en 2008, y desde bien joven se vieron en él cualidades rara vez vistas en la factoría rojiblanca. Tras cuatro temporadas, en el verano de 2012 salió rumbo al cadete del Danok Bat -cuentan que aquello fue una especie de toque de atención-, pero regresó a Lezama solo un año después. A su vuelta, el club se puso duró con él y le marcó varios objetivos personales, especialmente referidos al trabajo sin balón. A sus 21 sigue siendo una de las grandes apuestas del club y de él aseguran que “dentro del área es una futbolista como pocos”. “Tiene muchísima capacidad de finalización y cuando está dentro del área parece que pone el tiempo a cámara lenta y tiene cinco segundos más que el resto para pensar”.

Por último asoma Sancet, al que señalan como el referente de la prometedora generación del 2000 que llama a las puertas de la élite. El navarro vive en Marienfeld su segunda pretemporada con el primer equipo tras ser reclutado el curso pasado por Eduardo Berizzo. Una grave lesión de rodilla cortó de pleno su progresión y la posibilidad de debutar como león en una temporada a la que llegó a tiempo para disputar un puñado de minutos en la recta final. Totalmente recuperado ya de la dolencia, la lógica invita a pensar que alternará el filial con el primer equipo, aunque no se puede descartar nada ante un jugador de su proyección. De él apuntan que “entiende bien el juego, se orienta bien, tiene capacidad para girarse y también para dar el último pase”.

A falta de fichajes, los cinco cachorros buscarán hacerse con un dorsal del primer equipo. Juventud, divino tesoro.