EL Athletic se quedó a milímetros de regresar a Europa, los que le sobraron al remate de Iñigo Martínez que se estrelló en el larguero en el añadido de la segunda mitad. Pocos segundos después, el Sevilla le dio la estocada definitiva con su segundo gol, lo que dejó en un imposible la vuelta de los leones a la competición europea. Ese fue el epílogo de una temporada para olvidar, que comenzó de manera ilusionante con la llegada de Eduardo Berizzo al banquillo, pero que se truncó después de trece jornadas seguidas sin conocer la victoria que llevaron al equipo a ocupar posiciones de descenso. Irrumpió entonces la figura de Gaizka Garitano, el salvador, que en la última jornada, con Europa a tiro, a un solo punto, no pudo rematar la faena. ¿Decepción? Fue la pregunta más repetida en la sala de prensa del Ramón Sánchez Pizjuán, aunque no encontró una respuesta excesivamente clara. El palo fue duro, como así reconocieron los jugadores tras el choque, pero lo que sí fue realmente decepcionante fue la imagen del equipo en una cita vital para sus aspiraciones. Que el primer y único remate entre los tres palos no llegara hasta el minuto 85 del partido da buena cuenta de ello.

Con una actuación similar y tan poco tiempo por delante, lograr un gol resultaría una misión muy complicada incluso para el conjunto más certero del planeta. Y entre las virtudes del Athletic, como así ha demostrado a lo largo de la campaña, no figura precisamente la facilidad goleadora. Es cierto que tal y como se desarrolló la primera mitad, con muchas interrupciones y escaso ritmo de juego por ambas partes, que no inquietar a su rival parecía que le iba a ser suficiente para lograr el objetivo. Pero asomó la figura de Ben Yedder a las puertas del descanso y todo cambió. O al menos debió cambiar, pues Garitano no varió ni un ápice su planteamiento a la vuelta de vestuarios. Con el paso de los minutos se hizo notar la necesidad del Athletic por hacer un gol, pero también se evidenciaron sus dificultades para inquietar al meta Tomas Vaclik.

El checo, uno de los pocos aciertos del Sevilla en la presente campaña, fue un espectador de lujo de lo que comenzó con aires de biscotto pero que acabó en pesadilla para el Athletic. Difícilmente recordará el portero un encuentro tan cómodo ante un rival tan desesperado por hacer un gol como ayer. Solo tuvo que intervenir en una ocasión y apenas hizo esfuerzo para alcanzar el testarazo de Ibai Gómez.

El conjunto rojiblanco se dedicó buena parte de los últimos minutos a colgar balones al área del Sevilla, donde sus centrales no necesitaron esforzarse en exceso para rechazar el peligro. Tampoco hubo segundas jugadas que posibilitaran remates del Athletic, todo corazón, pero poca cabeza. En total, los rojiblancos realizaron nueve disparos, los mismas que su rival, aunque los hispalenses encontraron portería hasta en tres ocasiones, dos de los cuales acabaron en gol. Los bilbainos únicamente contabilizaron uno, el suave remate de cabeza de Ibai. Es cierto que gozaron de ocasiones claras como para haber marcado, se contabilizan al menos tres: el testarazo desviado de Raúl García; el remate de Aritz Aduriz con la zurda; y el larguero de Iñigo Martínez, pero sin rematar a puerta es imposible hacer gol.

el cambio de williams En este sentido, con la imperiosa necesidad de marcar para obtener la clasificación europea, sorprendió que Garitano sentara a Iñaki Williams a 15 minutos para el final, aunque es cierto que no tuvo ni de lejos su mejor tarde. El técnico lo explicó así: “He sacado a Aduriz y es cuando mejor hemos estado. Williams no ha estado bien. Ellos estaban muy metidos atrás y tenían dos pivotes y no había espacio para correr. Teníamos gente suficiente en ataque”.

A la conclusión del encuentro, el propio Williams se mostró crítico con su actuación y no ocultó su enfado por el desarrollo del encuentro ante el Sevilla: “Me duele y me jode no haber podido aportar lo que el equipo necesitaba de mí. En momentos clave no he aparecido. Me siento importante y hoy -por ayer- tenía que demostrar lo importante que soy. El equipo me pide goles y no he podido ayudar. Me hubiese gustado, pero nadie me puede negar que he trabajado como un animal”.

Por último, el delantero lamentó que no pudieran ponerle “la guinda al pastel” después de una temporada que calificó de “histórica” por la situación en la que llegó a estar el equipo en diciembre y la posterior remontada en una segunda vuelta “casi de diez”.