Bilbao - El pasado 3 de diciembre se escribe como una de las noches negras en la historia del Athletic. Aquel lunes se hizo muy tarde. Se hizo de madrugada. El viaje de vuelta de Valencia a Bilbao fue silencioso, sombrío. No había lugar para sonrisa alguna. El conjunto rojiblanco salió magullado, malherido, del Ciutat de València. El 3-0 que le infligió el Levante fue casi humillante. La Comisión Gestora, que por entonces dirigía los destinos del club a las puertas de abrirse un proceso electoral, tomó cartas en el asunto. Josu Urrutia, expresidente y cabeza visible de ese poder provisional, no tuvo más remedio que tirar por la tremenda. No podía esperar más. La medida tenía que ser drástica. Urrutia destituyó a Eduardo Berizzo como entrenador y de seguido nombró a Gaizka Garitano, técnico del Bilbao Athletic, como su sustituto.

Garitano, al que la Junta Directiva presidida por Aitor Elizegi confía en renovarle más pronto que tarde, asumió el reto aun consciente de la dificultad que suponía salir del apuro en el que había metido Berizzo, hoy en día seleccionador de Paraguay, al equipo. El Athletic cerró aquella décimo cuarta jornada de LaLiga Santander en la antepenúltima posición, en zona de descenso, con solo once puntos en su casillero. El Levante, el verdugo a la postre del argentino, vivía, en cambio, días de vino y rosas, hasta el punto de alcanzar la sexta plaza, o sea en territorio europeo, con su goleada sobre los leones, a los que superaba en la tabla en diez puntos. Quince encuentros después, las tornas se han cambiado. Es fruto del impacto que ha generado el efecto Garitano. El Levante tocó techo el pasado diciembre y el Athletic tocó fondo. Cuatro meses después, el cuadro granota comparece en San Mamés un tanto agobiado porque no logra huir de la zona de riesgo, situado a cuatro puntos de los puestos de descenso, y el colectivo rojiblanco presume de una inesperada bonanza, octavo clasificado y a solo tres puntos de la zona europea.

El estirón que ha dado el Athletic en las quince jornadas disputadas bajo el mando de Garitano ha sido espectacular. Sus números, incluso, son de Champions. Es el cuarto mejor equipo durante este recorrido, solo por detrás del Barcelona, Atlético de Madrid y Real Madrid, los tres primeros clasificados. No en vano, el conjunto bilbaino ha sumado 29 de los 45 puntos posibles, lo que explica su subidón en la tabla, diez puestos desde aquella noche fatal en Orriols, y el recorte que ha ejecutado sobre los que asoman a día de hoy como sus máximos rivales en la lucha por conseguir un billete a las competiciones continentales la próxima campaña. Europa ya no es un reto que se entendía como irreal pocas semanas atrás. Se ha convertido en el máximo objetivo que se ha marcado el vestuario.

inercia fiable La victoria sellada por los de Garitano el pasado viernes en Montilivi supuso un nuevo golpe de autoridad de los leones, que, además, conocieron la primera remontada del curso y la primera que firman lejos de Bilbao desde la temporada 2014-15. Tres puntos de oro para un Athletic lanzado en resultados, aunque no lo acompañe con un juego brillante, y que le convierte en uno de los equipos más fiables y difíciles de batir a estas altura de la película, una sensación que hace que en el mundo athleticzale se acentúe la expectación por un posible regreso a la Europa League tras una campaña extraña para los intereses rojiblancos, que han subido como la espuma en el Ibex de esta liga tan descontrolada.

El Athletic se ha blindado con Garitano y su nuevo músculo le ha permitido recortar distancias con todos los equipos, salvo los tres primeros clasificados, que le precedían en la tabla desde el pasado diciembre. Ha sumado desde el duelo en el Ciutat de València 18 puntos más que el Levante, un dato significativo; trece más que el Sevilla, el séptimo clasificado; ocho más que el Betis, con el que se encuentra empatado y al que supera en el average particular; o nueve por encima del Alavés, que va de más a menos. Son ejemplos referentes que argumentan la transformación del conjunto rojiblanco, que, como matiz relevante, ha dejado atrás a la Real Sociedad, cuyo globo pierde aire; al Eibar o al Espanyol, ya solo implicados en asegurarse la permanencia. Restan nueve jornadas por delante, 27 puntos en juego, todo un mundo. El Athletic no puede descuidarse y reconoce que la victoria mañana sobre el Levante le aporta más chance de cara a la visita seguida al Getafe, el cuarto clasificado.