bilbao - Se intuía un partido del pelaje del de anoche. Y el Athletic supo interpretarlo, a lo contrario de lo que sucedió en Anoeta. Aquel derbi ejerció como un aviso para navegantes. El colectivo rojiblanco necesita exigirse al máximo si quiere llevarse el triunfo tal como está el asunto en esta inestable liga, donde emergen los disgustos cuando menos se le espera uno. Gaizka Garitano, por tanto, lo tenía muy claro. El Huesca, pese a su condición de colista, iba a ofrecer un partido áspero, muy físico y el Athletic se enfundó el mono de trabajo como garantía para llevarse los tres puntos de un feudo muy complicado para exhibir buen juego. Se trataba de ganar sí o sí por encima de exquisiteces. El derioztarra dibujó un plan impecable a la hora de defender, consciente de que su equipo no se podía permitir el lujo de conceder opciones a un rival eufórico por sus resultados precedentes, por lo que el partido se iba a decidir en pequeños detalles y en alguna acción puntual. Y así fue.

Iñigo Martínez, curtido en mil batallas, exprimió la ingenuidad de Diéguez, que cometió un penalti claro sobre el central vizcaino y que transformó Raúl García, otro de los futbolistas rojiblancos que se movieron en su terreno.

2- La noche de jugadores que son referencia

bilbao - El Athletic de Gaizka Garitano proyecta una evidente fortaleza en su idea que se manifiesta en el verde. El conjunto rojiblanco sabe a lo que juega para salir del lío clasificatorio, que es la prioridad a día de hoy. El encuentro en El Alcoraz, donde Garitano debutó en su cargo aunque fuera en un partido de Copa que se trataba de un trámite, invocaba a los futbolistas referencia del vestuario, sobre todo de cara a empujar al resto. Iñigo Martínez y Raúl García, dos de los flamantes fichajes de la era presidencial de Josu Urrutia, representan ese rol y así lo ejercieron en Huesca, máximos exponentes de cómo hay que gestionar un duelo de semejante brocha gruesa. Son dos valores seguros, como también lo fue Iago Herrerín, que se quedó a gusto con intervenciones decisorias desde el minuto uno, cuando evitó que su compañero Beñat le batiera en un falso control de este a un palmo de las narices de su portero.

Fueron los tres leones más solventes del Athletic, que, además, sacó un interesante músculo competitivo, solo cuestionado en el acoso a la desesperada del Huesca en el tramo final y argumentado por el error de Iñaki Williams a la hora de juego, cuando se equivocó en un mano a mano con Roberto Santamaría. Fue una mancha en el historial del delantero, que trabajó mucho y que se ofreció en todas las llegadas del conjunto de Garitano, que saca pecho en resultados. Su Athletic solo ha recibido goles en cuatro de los diez partidos que lleva dirigidos. Un dato que retrata una causa.

3- Un triunfo para consolidar el salto en la clasificación

bilbao - Jugar en lunes ofrece su punto de presión. Se conocen los resultados del resto de rivales, lo que acentúa la necesidad en función del impacto que tenga esta. El Athletic había subrayado en rojo la visita al colista, porque no podía desperdiciar la oportunidad de consolidar su escalada en la tabla desde la llegada de Gaizka Garitano al banquillo. El fin de semana habían ganado el Levante y el Villarreal, pero habían perdido el Leganés, el Rayo Vallecano, el Celta y el Valladolid, con lo que los rojiblancos iniciaron el partido en El Alcoraz en la décimo cuarta posición. Noventa minutos después se acostaron tres plazas más arriba, lo que puede marcar un antes y un después. El Athletic superó con su victoria en Huesca al Leganés, Levante y Espanyol, por lo que se queda más cerca de los puestos europeos, a seis puntos vista, que de la zona de descenso, a siete de distancia. La fiesta debe seguir frente al Eibar.