Basauri - El deporte vive de referentes, de ídolos que marcan el camino de los más jóvenes, deseosos por saborear las mieles del éxito cuando este, desde la inocencia de los niños, únicamente se entiende como el reconocimiento al trabajo bien hecho y se aleja de otro tipo de cuestiones materiales. El fútbol no es una excepción. Esa senda por la que tiempo atrás y no sin sufrimiento avanzaron jugadores de élite como Ibai Gómez, Unai Bustinza o Urko Vera es en la actualidad el anhelo de la gran mayoría de chavales que conforman la prolija cantera del Santutxu, que ayer vivió su día grande, el colofón a los festejos de su centenario con la disputa de un encuentro de carácter amistoso ante el Athletic. Una fiesta que se trasladó al campo de Artunduaga, en Basauri, aunque este hecho no impidió que el conjunto rojillo estuviera arropado por varios 1.500 fieles, muchos de ellos niños, que ataviados con los colores de su equipo no quisieron perder detalle de la histórica cita.
El choque arrancó con honores para ambos equipos, con un multitudinario pasillo que gustosamente realizaron los jugadores de las distintas categorías inferiores del Santutxu, emocionados en su gran mayoría por la posibilidad de ver en primera persona a muchos de sus ídolos, los Aritz Aduriz, Iker Muniain, Iñigo Martínez y compañía. También, como no, a los tres exfutbolistas rojillos ya citados y que no lo dudaron ni un solo instante cuando recibieron la llamada. Los tres, Ibai, Bustinza y Urko Vera aceptaron gustosos y volvieron a lucir en el pecho el escudo del equipo en el que dieron sus primeros pasos como futbolistas. Hubo reconocimiento para los tres por parte del Santutxu, que les regaló la insignia de oro del club; así como para el delantero Asier Aboitiz por sus más de dos décadas de fidelidad al conjunto bilbaino.
Tras el partido, Ibai Gómez reconoció que el partido de ayer fue “muy especial” para él, puesto que tuvo la oportunidad de volver a vestir la camiseta del club en el que dio sus primeras patadas a un balón. “Estuve allí 16 temporadas jugando y diez entrenando”, recordó el bilbaino, que avisó que la de ayer no será su última vez con el Santutxu: “Lo de hoy -por ayer- ha sido un ratito, pero tengo pensado volver a vestirla más adelante”.
Un hecho que sin duda ilusionaría a su padre, Mitxelo, actual presidente del equipo, quien se mostró muy satisfecho por el apoyo recibido en la jornada de ayer. “Es un acto muy especial y siento una gran felicidad por ver la cantera. Ahí está el futuro del club”, aseguró en referencia a los muchos jóvenes de la cantera que acompañaron al equipo en Artunduaga. A ellos, poco, o más bien nada, les importó la derrota final del Santutxu, pues cumplieron con el objetivo de disfrutar de una tarde histórica para su club, que puso el broche de oro a los festejo de su centenario. Una jornada que quedará para la posteridad y que difícilmente olvidarán, especialmente quienes sobre el verde se midieron a los jugadores del Athletic. Como es posible que tampoco olviden José Ángel Ziganda y el resto de miembros de su cuerpo técnico. El técnico disfrutó, en la medida de lo posible y tras una temporada para el olvido, de su último partido como entrenador en el Athletic; del resto, Bingen Arostegi, Imanol Etxeberria e Iban Urkiza, no hay noticias.