NADA como una tierna mirada al pasado para revivir momentos de una importancia extraordinaria con el Barakaldo como protagonista de excepción. El club fabril, que celebra esta noche su centenario con un atractivo envite ante el Athletic en Lasesarre a partir de las 20.15 horas, se mantiene muy vivo en la memoria y en el corazón de tres históricos exjugadores de uno y otro equipo. Son los casos de Dani Ruiz Bazán (Sopuerta, 1951), Manu Sarabia (Gallarta, 1957) e Iñigo Liceranzu (Bilbao, 1959).

Los tres, ilustres campeones en calidad de leones de la mano de Javier Clemente, defendieron antes con máxima ilusión, orgullo y tesón los colores de un Barakaldo inmortal, una “gran” entidad que bien puede presumir de ser uno de los principales exponentes del fútbol vizcaino, gracias a una inmaculada historia con todo tipo de pasajes entre medias. De algunos de los mejores y peores momentos del club aurinegro fueron testigos directos tres exfutbolistas de reconocido prestigio que conocieron en primera persona las singularidades de un equipo al que aseguran llevar “en el corazón”.

El primero de ellos en vestir la camiseta del Barakaldo fue Dani. El que fuera mítico capitán del Athletic, con 402 partidos y 199 goles en sus doce campañas como león, recaló en el club fabril a los 21 años y permaneció en la entidad baracaldesa durante dos cursos, entre 1972 y 1974. Ambas campañas las completó en Segunda División, categoría en la que el Barakaldo llegó a moverse como pez en el agua en la década de los 70, época que recuerda a la perfección Dani, quien resalta la importancia de su paso por Lasesarre con Eusebio Ríos como técnico.

“Recuerdo con muchísimo cariño mi estancia en el Barakaldo, porque me vino estupendo estar esos dos años en Segunda División antes de subir al primer equipo del Athletic. Era un club con mucha familiaridad, tanto a nivel de plantilla como de trabajadores, directiva y afición”, destaca el de Sopuerta, quien agradece que “después de tantos años no se olvidan de mí y siguen teniendo detalles conmigo”. “En la época que yo jugué allí, el Barakaldo era el equipo más importante de Bizkaia y Euskadi, después del Athletic y para mí fue una reválida”, expone el propio Dani, que disputó 65 partidos de liga como aurinegro, viendo portería en nueve ocasiones durante el curso 1973-74, en el que la afición alentó de principio a fin a un equipo que firmó una decorosa décima posición en el campeonato doméstico.

la fidelidad de la hinchada “La afición del Barakaldo siempre ha sido tremenda. Cuando yo estuve allí el ambiente era extraordinario y el campo era una auténtica bombonera con aquella tribuna de madera que teníamos. Cuando el Athletic jugaba en San Mamés, nosotros jugábamos fuera y al revés, con lo que el campo estaba siempre lleno y nos convertimos en un equipo muy difícil de batir en Lasesarre”, agrega Dani, que mantiene “viva” la ilusión de volver a ver algún día al conjunto aurinegro en la división de plata. “Es la ilusión que yo tengo, aunque el fútbol es cada vez más complicado y difícil. Las ayudas son pocas para los clubes modestos, tienen pocos recursos y hay equipos que le hacen una gran competencia al Barakaldo en su categoría, pero para mí es un club muy especial y espero que vuelva a Segunda División”, reflexiona el vizcaino, a cuyos deseos se unen Liceranzu y Sarabia, quien se enroló en la disciplina baracaldarra en la inolvidable temporada 1977-78, en la que a punto estuvo de lograr un histórico ascenso a Primera División con Manuel Fernández, Moruca, como entrenador.

“Llegamos a Tenerife con la necesidad de ganar y que perdieran el Recreativo y el Celta, pero no lo hicieron y nosotros tampoco pasamos del empate. Aquel día recuerdo que jugué griposo y finalmente nos quedamos a un puesto del ascenso a Primera”, recuerda el de Gallarta, quien subraya que “el gran ambiente que había dentro del vestuario fue fundamental para hacer la gran temporada que hicimos”. No ha olvidado Sarabia, no obstante, el momento en el que Koldo Agirre le comunicó por teléfono que a sus 20 años iba a salir del Athletic en calidad de cedido para jugar en el Barakaldo. “En un primer momento fue un mazazo, porque iba a pasar de jugar en Primera División con el Athletic a hacerlo en Segunda en un lugar en el que el fútbol que se podía hacer era la antítesis del que me convenía. Fue por tanto una situación dura en un principio, pero ahí empezó mi aprendizaje, el hacerme más fuerte y afortunadamente, con mucho esfuerzo, ilusión y sacrificio conformamos una gran plantilla y fue un año excepcional”, reconoce antes de añadir que aquella campaña fue “una de las más importantes de mi carrera, porque me hizo mejor jugador y mejor persona”.

Tanto es así que Sarabia, sumamente agradecido por la oportunidad que le dio el Barakaldo, tiene muy presente al club fabril en su día a día. “Sigo al Barakaldo y alguna vez que otra me paso por el campo, lo que pasa es que muchas veces me coincide con mi trabajo. Este miércoles, por ejemplo, se da la casualidad de que se juega el único partido de Segunda de toda la temporada entre semana, por lo que no voy a poder estar en Lasesarre, lo cual me da mucha pena”, manifiesta el comentarista vizcaino, quien resalta asimismo que “la afición del Baraka es muy grande y de las que saben estar en los momentos difíciles. Ahora tienen un campo muy bonito además y mis mejores deseos son para todos ellos. Mando desde aquí un abrazo a todos, porque el Barakaldo es un club muy importante en mi vida”.

un descenso histórico Iñigo Liceranzu, que vio cerca el ascenso a Segunda como técnico fabril en 2008, formó parte del último Barakaldo que asomó en la categoría de plata, en el curso 1980-81, con Carmelo Cedrún y Mané como entrenadores. “No pudimos mantener la categoría. Cada partido dábamos todo lo que podíamos, pero no nos dio para mantenernos y después de 38 partidos no se puede decir otra cosa que no sea que no estuvimos al nivel necesario para lograr la salvación”, apunta el bilbaino, que militó aquella temporada como cedido por el Athletic, antes de convertirse años después en el autor de los dos goles con los que los leones vencieron a la Real en San Mamés para lograr el título de liga de 1984 con Dani y Sarabia a bordo. Antes, en Lasesarre, Liceranzu tuvo tiempo de comprobar la gran dimensión del “segundo equipo más importante de Bizkaia”.