bilbao - Una imagen vale más que mil palabras. Aymeric Laporte se retiraba en camilla tras sufrir lo que puede ser una grave lesión en su tobillo izquierdo durante el amistoso que disputó anoche con la selección francesa sub’21 frente a Escocia. El infortunio sacudió al central rojiblanco, que salió del campo asomando evidentes síntomas de dolor y con algunas lágrimas en su rostro. Es decir, las sensaciones no son halagüeñas y habrá que esperar a conocer el diagnóstico para valorar la importancia del percance del jugador del Athletic, donde anoche se recibió con muchísima preocupación la noticia de su lesión.

Lo cierto es que la lesión llega cuando en los últimos días han vuelto a la carga desde Inglaterra y Catalunya informaciones en la que se asegura que tanto Pep Guardiola, futuro técnico del Manchester City, como Luis Enrique, del Barça, consideran al central del Athletic una prioridad para apuntalar sus respectivas plantillas.

Es muy probable que lo que ahora es simple rumorología se concrete más adelante en un movimiento real, si bien los tiros no conducen al Barça, que carece de liquidez. En cambio, en la Premier abundan los ricos, al igual que los locos, como demuestra la original ocurrencia de montar el campeonato para perseguir al Leicester. Allí falta criterio, visión para fichar, pero el exceso de dinero convierte en peligrosos a sus equipos, presididos por tipos de chequera fácil. En la jungla del fútbol, donde filosofías y sentimientos son especies prácticamente extinguidas, el Athletic aguarda acontecimientos con la certeza de tener los deberes hechos. Desde la perspectiva bilbaina todo se ciñe a una cifra mareante, la que rige en esta historia: los 50 millones de euros en que está tasado el futbolista. Si pese a su poder disuasorio hubiese alguien dispuesto, téngase en cuenta que la operación le saldría bastante más cara en realidad porque debe abonar la ficha, que en un cálculo sensato se pone muy fácilmente en otros 15 millones como mínimo.

La cláusula es la salvaguarda del Athletic, que no contempla rebajas ni favores, pero la de Laporte es asimismo fruto de una serie de acuerdos que se han ido solapando en un corto espacio de tiempo. Josu Urrutia y Laporte se han sentado a firmar papeles hasta seis veces. Muchas para alguien que debutó en el primer equipo a finales de 2012. Esa frenética costumbre de revisar dineros y años puede interpretarse como una medida interesante para el Athletic, pero denota también una voluntad de compromiso por parte del jugador. El pasado junio se rubricó el último documento, justo un año después del anterior, que alargaba por una campaña el contrato, hasta 2019, elevaba en ocho millones la cláusula y la ficha? en lo que proporcionalmente corresponda. Se diría que Laporte no tiene prisa por volar del nido, como él suele decir, está a gusto, en San Mamés puede seguir creciendo armoniosamente, sin una presión exagerada.

el escaparate A partir del 10 de junio, la Eurocopa de Francia se convertirá en el gran escaparate del mercado, pero en principio no está previsto que acuda Laporte, ya que probablemente se la pueda perder por lesión, si se confirman los peores presagios de la lesión que sufrió ayer. Y segundo porque Didier Deschamps se decanta por hombres más curtidos para diseñar su zaga: Koscielny, Sakho, Varane, Mathieu, Mangala y Zouma, este también definitivamente descartado por lesión, le anteceden en la lista de preferencias del seleccionador. No parece sin embargo que el interés de los supuestos pretendientes de Laporte vaya a remitir de confirmarse su ausencia en el evento continental. Viene de lejos el marcaje a Laporte por parte de técnicos caprichosos y de la clase periodística. Y poco importa que el jugador, que cumplirá 22 años en mayo, presente un recorrido breve aún, de apenas 150 partidos en la élite, o no esté contrastado en el plano internacional.