ATHLETIC: Iraizoz, De Marcos, Etxeita, Laporte, Balenziaga, San José (Min. 72, Mikel Rico), Beñat (Min. 84, Kike Sola), Susaeta (Min. 79, Ibai Gómez), Raúl García, Sabin Merino y Aduriz.

REAL MADRID: Keylor Navas, Carvajal, Pepe, Varane, Marcelo, Modric, Kovacic (Min. 88, Lucas Vázquez), Kroos, Isco (Min. 72, Jesé), Cristiano Ronaldo y Benzema (Min. 80, Casemiro).

Goles: 0-1: Min. 19, Benzema; 1-1: Min. 67, Sabin Merino; 1-2: Min. 70, Benzema.

Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Por parte del Athletic amonestó a Susaeta, Beñat, De Marcos, Ibai Gómez. y Raúl García. Del Real Madrid vio tarjeta amarilla Cristiano Ronaldo, Pepe y Kroos.

Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada de la Liga BBVA, disputado en San Mamés ante 43.387 espectadores, según datos de la LFP.

bILBAO - Cayó el Athletic, lo hizo con dignidad, aspirando a otro resultado hasta que se agotó el tiempo, buscando con ahínco enmendar los errores que cometió en defensa, víctima en suma de su impericia, traducida en los dos goles del Real Madrid. Las acciones que se saldaron con los aciertos de Benzema convirtieron la contienda en un examen imposible. Si ya de entrada el pronóstico ante un aspirante al título es incierto, por no decir desfavorable, jugar a remolque, con la presión añadida de invertir el signo del choque, constituye un reto de dimensiones descomunales. Conceder semejantes facilidades a un enemigo tan poderoso equivale al suicidio, de modo que la derrota ha de ser catalogada como lógica. La heroica no funcionó ayer, aunque no anduvo lejos de dar su fruto en un segundo tiempo donde el peso del juego correspondió por entero a los hombres de Ernesto Valverde, que hicieron de tripas corazón para resolver sus dudas e inseguridades y lanzarse con todo, empleando más el alma que la cabeza, para terminar estrellándose contra el pragmatismo y la calidad de un enemigo que solo pudo gustarse hasta el descanso. Luego le tocó sufrir las embestidas de un Athletic que empieza a verse muy rezagado en la clasificación. Con tres puntos en cinco jornadas?

No es la primera vez que ocurre este año que el Athletic se encarga él solito de invalidar su puesta en escena con un error grueso, pasó por ejemplo en Ipurua, en una tarde espesa que transcurría bajo control. Ayer fue el mal entendimiento entre Iraizoz, que podía haber escogido un saque de puerta sin riesgo, pues tenía a Laporte solo en el lateral del área, y San José, que al borde de la frontal, de espaldas al resto de los jugadores, devolvió la pelota por inercia y demasiado suave, lo que propició que Benzema adelantase a los suyos muy pronto, complicando la vida innecesariamente a su equipo. Un fallo absolutamente evitable que replanteó un partido que discurría equilibrado.

El comienzo estuvo marcado por un tuteo, ninguno pareció dispuesto a abrirse y se asistió a un intercambio de posesiones, a menudo muy largas, avances a base de combinaciones pausadas, con el freno echado, sin acelerarse. Una toma de contacto mutua sin acciones profundas, salvo una en que Aduriz se mostró premioso para resolver un pase vertical de San José, y una volea alta de Benzema a dejada de Cristiano. Vamos, que aparte de la tensión que se mascaba en cada lance, poco más. No obstante, la grada se mostraba satisfecha, el Athletic no era inferior en el manejo. Este panorama experimentó un vuelco a raíz del grave fallo comentado: qué más quiere el Madrid para explotar su natural inclinación a machacar a la contra. Y fue la tónica en adelante. Además del efecto negativo en el ánimo de los rojiblancos, se comprobó enseguida cómo disfrutan los blancos en cuanto hallan espacios. Modric agarró la batuta y Benzema se puso a hacer auténticos destrozos entre líneas, con aperturas, toques rápidos y conducciones que daban la opción a sus compañeros a desdoblarse y poner en evidencia una estructura defensiva que vivió un sobresalto continuo.

Fueron media docena de llegadas a los dominios de Iraizoz, que resolvió un par de ellas, en especial un despeje a remate a bocajarro de Kovacic. El propio Benzema pudo ampliar su cuenta en un pase raso de Marcelo al que no llegó por centímetros, lo mismo que Kroos o Cristiano de volea. El Athletic anduvo tripa arriba un rato largo, expuesto a un estropicio, pese a los esfuerzos de Beñat por reconducir con una ágil distribución que únicamente halló la complicidad de Susaeta, protagonista en todas las situaciones profundas que generó el Athletic, frustradas por precipitación de los rematadores, antes de que Aduriz, cerca ya del descanso, se plantase ante Navas. El centro de Balenziaga, que atravesó a la zaga visitante cuando quería salir para provocar el fuera de juego, fue demasiado blando e impidió un remate contundente. El portero despejó sin apuros.

Poco bagaje para inquietar a un Madrid que se estiró con una pasmosa facilidad y tampoco halló dificultades reseñables para neutralizar al Athletic, que actuó a impulsos, incapaz de recuperar la iniciativa y cojo por la banda izquierda, inoperante en tareas ofensivas. San José pareció afectado y Raúl García no halló su sitio, intervino poco. Era obvio que las posibilidades de remontada pasaban por alterar de plano la dinámica del juego, con la idea de impedir que el rival continuase desenvolviéndose con la comodidad de que gozó en la primera mitad. Por tanto, hacía falta meter otra marcha, como mínimo, elevar el nivel de agresividad y asumir riesgos.

REACCIÓN Tan claro estaba que el Athletic se puso a ello en cuanto arrancó la reanudación. Fue otro partido, sin duda. El Madrid ya no encontró vías para desplegarse, el balón pasó a estar en las botas locales, se reactivaron los hombres más apagados y emergió un bloque compacto, valiente, dispuesto a morir en el intento, algo que la afición captó enseguida. San Mamés se fue encendiendo con las primeras aproximaciones. Hubo un tiro de Aduriz respondido por Navas, otro que Pepe desvió con el cuerpo al límite y en todas, Susaeta burlando a su par. También en la loca subida de Laporte, que recorrió todo el campo para ceder al extremo, este templó largo para que Sabin, en plancha, clavase el empate.

El impresionante esfuerzo había cundido, pero la alegría duró un suspiro. Una descompensación posicional en la banda izquierda facilitó el avance sin oposición de Isco, que Benzema culminó en boca de gol. Mazazo gordo, vuelta a empezar, aunque ya sin la frescura deseable y contra el cronómetro. Muy complicado, pero la empresa no arredró al Athletic que la tuvo en la enésima asistencia de Susaeta, abortada por Navas, firme ante el disparo cruzado de Aduriz. El empeño no cejó hasta la conclusión, con Sola reforzando la punta. Sabin protagonizó el último remate de la noche, salvado por el meta con un palmeo a córner. No pudo ser. La capacidad agonística del equipo no dio más de sí, el desesperado empuje puso por momentos contra las cuerdas al Madrid, pero resultó insuficiente para siquiera puntuar.