bilbao. Los cambios habidos en el primer equipo suponen un notable descenso global en la partida destinada a los jugadores y el cuerpo técnico, que cada campaña concentra el grueso del gasto en los presupuestos que el Athletic somete a la aprobación de sus socios. Las idas y venidas de futbolistas han servido asimismo para rebajar considerablemente el tope salarial en la plantilla e igualar el capítulo de las fichas, lo cual debería favorecer que en el futuro se observen unos criterios más prudentes en la redacción de contratos y renovaciones, una línea más acorde a los tiempos que corren en el fútbol. La falta de datos concretos referidos a los emolumentos que reciben el cuerpo técnico y los jugadores, una norma que salvo excepciones se ha respetado en el Athletic, impide precisar con pelos y señales la dimensión del ahorro, sin embargo la importancia de algunos de los contratos que ha dejado de abonar el club al término de la pasada temporada permite asegurar que la diferencia oscilaría entre cuatro y cinco millones de euros. Pese a haberse registrado la llegada de hasta cinco nuevos futbolistas, sus fichas son incomparables a las de algunos de los que abandonaron la entidad. Algo parecido ocurre con la figura del entrenador, con el regreso de Ernesto Valverde y la marcha de Marcelo Bielsa.

Si se contabilizase el adiós de Javi Martínez, que se produjo un año antes, la diferencia en la inversión sería aún mayor por cuanto el centrocampista que actualmente milita en el Bayern Múnich tenía la segunda ficha más alta del vestuario de Lezama. No obstante, basta con reparar en lo que percibían Fernando Llorente y Fernando Amorebieta para concluir que en adelante el Athletic gastará menos. Ellos eran los hombres más caros del primer equipo y aunque el central percibía una cantidad a la que se aproximan varios de los habituales en las alineaciones de los últimos tiempos, el ariete se destacaba claramente de todos pues doblaba ampliamente al siguiente de la relación con unos 3,7 millones de euros anuales limpios de impuestos.

Conviene recordar que en su momento, Llorente rechazó un incremento aproximado de un millón para seguir militando en el Athletic, mientras que a Amorebieta no le pareció suficiente una subida de un cuarto de millón al año en un contrato para cinco ejercicios. La negativa de ambos a aceptar las propuestas de la directiva de Josu Urrutia tiene un impacto negativo en el orden deportivo, pero supone un punto de partida para ajustar la política de retribuciones.

Con semejantes contratos, que no tienen parangón en el resto de los equipos de la Liga si se exceptúa a Real Madrid y Barcelona, acostumbrados a moverse en unos parámetros disparatados, el Athletic hubiese quedado expuesto a una constante reclamación por parte de otros jugadores en futuras negociaciones. Llorente, especialmente, aunque también Amorebieta, que no dejaba de ser un defensa central con una trayectoria que pudiera catalogarse de irregular, representaban de hecho una referencia perniciosa y abocaban a la entidad a una espiral muy incómoda que se hubiese agudizado de haber estampado sus firmas para prolongar su estancia en Bilbao. Ahora, sin ellos en el grupo, es posible establecer una pauta más ponderada.

Los mejor pagados en la actualidad rondarían el millón y medio de euros, alguno ligeramente por encima gracias a acuerdos suscritos antes de las últimas elecciones celebradas en el club, si bien la mayoría no traspasarían dicha frontera. Esta realidad significa que en lo más alto del ránking habría un grupo importante al que el Athletic estaría abonando unos emolumentos muy similares. Un panorama que se correspondería con el nivel deportivo que existe en el plantel, donde no cabe hablar de que haya elementos que establezcan diferencias sustanciales sobre el resto en el capítulo del rendimiento deportivo.

En cantidades brutas, el Athletic estaba pagando cerca de ocho millones para mantener en sus filas a los internacionales Amorebieta y Llorente, una cifra a la que ni por asomo se acerca la suma de las fichas de Beñat, el mejor pagado de los recién captados, Etxeita, Sola, Balenziaga y Herrerín. Además, también se debe considerar que Xabi Castillo, que ha recalado por segunda vez en su carrera en el Las Palmas, tenía asignado más de un millón. Igor Martínez, la cuarta baja registrada el pasado 30 de junio, poseía una ficha muy modesta.

EL BANQUILLO Por su parte, Ernesto Valverde y su equipo de ayudantes resultan bastante más económicos que Marcelo Bielsa y sus colaboradores. El rosarino vino al Athletic cobrando un bonito contrato, pero su renovación trajo aparejada una subida significativa que solicitó al amparo de los logros del equipo en su primer curso y le fue concedida. Así, computado su salario y los de los cuatro trabajadores que se trajo de Argentina, el asunto le salía al Athletic en torno a seis millones de euros. Se debe considerar que Ibaigane corría con los gastos de alojamiento de todos ellos: el alquiler de cuatro pisos y la cuenta del hotel donde residía Bielsa. Lógicamente, este gasto no se produce con Valverde y su mano derecha, Jon Aspiazu, que poseen sus propios domicilios aquí, de modo que el Athletic solo se hace cargo de la vivienda del preparador físico, José Antonio Pozanco.

En resumen, la diferencia entre los costos de la plantilla de la temporada 2012-13 y de la vigente, analizando exclusivamente lo que ganaban quienes salieron y lo que ganan los recién llegados, nunca sería inferior a los cuatro millones largos de euros. Se trata pues de un ahorro estimable y hasta oportuno, puesto que compensará la ausencia de ingresos que estaban previstos y que definitivamente se han esfumado en las últimas fechas. Sería el caso de las subvenciones procedentes de la Diputación Foral de Bizkaia, ente que ha adoptado la medida de congelar las ayudas al mundo del deporte profesional, tal y como anunció José Luis Bilbao.