bilbao. Wolfgang Stark, el colegiado escogido para arbitrar la final de la Europa League entre el Athletic y el Atlético de Madrid vive rodeado de polémicas. Considerado como uno de los árbitros con mayor proyección de la camada alemana, sus decisiones y declaraciones, acertadas o no, levantan más polvareda que aplausos. Su nombre aún es recordado por la afición madridista, ya que la decisión que el colegiado germano tomó en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones de la pasada edición, cuando expulsó a Pepe y a José Mourinho ante el Barcelona, aún escuece entre el gentío merengue. "A veces hay cosas del fútbol que me dan asco", clamó el técnico portugués al término del partido. Y es que, aunque el juez alemán acertó en su roja al central por una clamorosa falta a Dani Alves, e hizo bien en no consentir las airadas protestas de Mourinho, los aficionados blancos pusieron el grito en el cielo y le culparon de la derrota de su equipo (0-2) ante el conjunto de Pep Guardiola.

Pero los seguidores del Real Madrid no son los únicos que chirrían los dientes cuando oyen el nombre de Stark. Chile entera también cuestiona las aptitudes del árbitro alemán después de que en 2007 el juez teutón fusilara a tarjetas -siete amarillas y dos rojas- a su equipo nacional en el Mundial de Canadá Sub'20, en una semifinales donde Argentina terminó por golear a Chile (0-3). Además, el colegiado alemán no solo se gana detractores por sus actuaciones arbitrales, sino que también levanta críticas por sus palabras. La broma sobre su deseo de obtener la camiseta de Lionel Messi, que realizó desafortunadamente antes de la celebración de un Argentina-Nigeria del Mundial de Sudáfrica, provocó que todas las miradas de ese encuentro estuvieran sobre su persona. Mientras que aficionados de medio mundo criticaron su pública falta de imparcialidad.

Sin embargo, a pesar de todo, lo cierto es que Stark goza de una gran credibilidad para la UEFA, como demuestra que se le premie con su primera final en un torneo continental. Y, a pesar de que el año pasado fue escogido por los propios jugadores de la Bundesliga como el peor árbitro de la primera vuelta de la Liga alemana, este colegiado germano es uno de los doce jueces designados para la Eurocopa que se celebrará este verano en Polonia y Ucrania. Stark es un empleado de banca de 42 años que arbitra en la Primera División germana desde 1997 y que media en duelos internacionales desde 1999, cuando recibió la escarapela de la FIFA sin haber llegado todavía a la treintena. Así, el alemán responde a las críticas con su dilatada trayectoria en los terrenos de juego -suma más de 90 encuentros UEFA en 13 años- y puede presumir de llegar a la final entre leones y colchoneros con dos encuentros de la Liga Europa a sus espaldas esta temporada. Un Manchester City-Oporto que se saldó con una goleada local (4-0) y la ida de los cuartos de final donde el Sporting de Portugal dejó con vida a un flojo Metalist (2-1) que terminó sucumbiendo al juego luso.

sus asistentes Wolfgang Stark estará auxiliado en las bandas por sus compatriotas Jan-Hendrik Salver y Mike Pickel. El cuatro árbitro será el francés Stephane Lannoy y los jueces de área serán los también germanos Florian Meyer y Deniz Aytekin, en tanto que el reserva será el teutón Mark Borsch. Así, el polémico colegiado se erige como un árbitro valiente, sin reparos en amonestar las duras entradas, que apuesta por el fútbol sin grandes cortes.