BIZCAYA 2-1 BARCELONA

BIZCAYA: Arana, Careaga, Larrañaga, L. Silva, Arana, Goiri, Cazeaux, Astorquia, Dyer, R. Silva y Evans.

BARCELONA: Morris, Parnies, Meyer, Morris, Witty, Valdés, Parsons, Gamoper, Steinberg, Albéniz y Morris.

Goles: 1-0: Min. 10; Astorquia. 2-0: Min. 20; Cazeaux. 2-1: Min. 75; Parsons.

Árbitro: Carlos Padrós.

Incidencias: Hipódromo de Madrid. 15 de mayo de 1902. Carlos Padrós creó este torneo en la capital de Estado para mejorar la Copa Macaya, que se disputaba en Catalunya, y el Concurso de Bandas que se había disputado anteriormente en Madrid.

UNA pandilla de jóvenes bajo el sobrenombre de Bizcaya, fruto de la fusión entre Bilbao FC y Athletic, despertó la curiosidad tras vencer por dos veces (9 y 31 de marzo de 1902) al Burdigala de Burdeos (0-2 y 7-0), acontecimiento que enardeció en los corrillos del foot-ball. Allí, en un rincón del café García se sentaron a esperar rival, concretamente al Barcelona, que había absorbido al Hispania, y fue Carlos Padrós, catalán de Sarriá que participó en la creación del Madrid FC quien fijó fecha y hora -y ejerció de árbitro-, aprovechando los festejos que se celebrarían para honrar el decimosexto cumpleaños y la coronación de Alfonso XIII. Además de estos tres citados, compitieron también el New FC y el Espanyol, primer rival de los vizcainos, quienes salieron victoriosos (5-1) pese a las bajas de Careaga y Ramón Silva, y favorecidos porque a su adversario los estatutos le impedían alinear a foráneos. No fue obstáculo ni por asomo el New madrileño, al que se derrotó 8-1 con un póquer de William Dyer, de ahí que el gran duelo multiplicó las expectativas.

A un lado, el Barcelona de los Parsons, Morris, Steinberg, Meyer, Witty y el mítico Gamper, más ¡¡¡37 suplentes!!!. Al otro, el Bizcaya, formado por siete jugadores del Athletic (Luis Silva, Larrañaga, Amado Arana, Goiri, Silva, Cazeux y Astorquia) y cuatro del Bilbao (Evans, Dyer, Careaga y Luis Arana). Traje azul y blanco, luciendo cap inglés y botas de la calle de la Estufa. Como las reservas estaban más justas, optaron por salir en plan ciclón, de forma que asaltaron a su adversario con goles de Cazeux y Astorquia, aplacados solo merced a un tanto de Parsons en la segunda parte. "Han dejado el pabellón a la más grande altura", relató entre sus páginas El Nervión, que ensalzó además el triunfo por las bajas bilbainas de Sangard, Cockram, Millez o Eguren. Aquella cita que arrancó a las 17.00 horas en el Hipódromo madrileño enfrentó a jugadores que "nunca se desaniman ni jugando tres días seguidos" con "unos maestros y atletas ágiles".

Goles, música y acreedores Regresó el Bizcaya con la Copa en el primer torneo de fútbol disputado en el Estado español, "concurso" a juicio de la inscripción en el trofeo, a pesar de que meses después de ese primer éxito Alejandro Acha, fundador y portero del primer Athletic, tuvo que ir raudo a la sede del club en la calle Nueva antes de que se la apropiaran los acreedores. Pero la gesta quedó para la historia. ¿Qué era una final? Nadie lo sabía entonces a ciencia cierta, y menos si aquella se disputaba en Madrid, donde se decía que estaba "lo mejor del mundo" y que era la estación de partida hacia el cielo. A la vuelta les aguardó a los jugadores la banda de música de Garellano, que les acompañó por las calles del botxo hasta el club "ejecutando bonitas piezas", cuentan los cronistas. Hoy día, aquel título figura en las vitrinas del Athletic como el primer trofeo oficial pese al nulo interés de la Real Federación Española de Fútbol en reconocérselo de forma oficial. No constará en su palmarés, pero sí en nuestros corazones.