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El nómada que era casi como Messi

Owusu-Abeyie, delantero del Málaga, ha jugado en Inglaterra, Rusia y Catar

El nómada que era casi como MessiFoto: deia

Bilbao

quincy Owusu-Abeyie (Ámsterdam, 15 de abril de 1986) deshace sus maletas en Málaga. Es una de sus muchas paradas, de las del hombre que en el Mundial sub"20 de 2005 fue designado como el segundo mejor jugador, sólo superado por un tal Leo Messi. Estaciona ahora en la provincia andaluza, donde disfruta de minutos, pero no por mucho tiempo, pues está cedido por el Al-Sadd, de Catar, hasta final de temporada aunque el club del jeque Abdullah Bin Nasser Al-Thani se guarda una opción a compra. Es la última estación de este hombre con apariencia de atleta -de hecho, tenía un entrenador personal de atletismo- que iba para estrella, de esas que rompen moldes, pero que se fue apagando, se fue difuminado a medida que saltaba de equipo -hasta en ocho ha estado pese a su juventud-. Y en parte, por su indisciplina. A sus 24 años, aún mantiene la esperanza de resurgir. En Málaga, desde su posición de segundo delantero, ha firmado dos goles.

Quincy fue una de esas pequeñas promesas que no se le suelen escapar a Arsene Wenger. Nacido en Holanda, pero de padres ghaneses, este jugador velocista empezó en el fútbol a los 14 años en la cantera del Ajax, fábrica natural de talentos. De ahí, lo captó el entrenador del Arsenal para las categorías inferiores de su equipo cuando tenía 17 años. Quincy era un atacante rápido, con desborde, letal en el uno contra uno y con gol. Hasta cuatro años estuvo enrolado en el Arsenal, llegando a debutar con la primera plantilla en Champions y cuajando grandes actuaciones. Pero sus problemas de conducta y dificultades extradeportivas fueron minando la confianza en él del técnico francés. "Yo era ese jugador que llegaba tarde a los entrenamientos y discutía con los entrenadores. Nunca he hecho ninguna locura, pero esa reputación se mantiene contigo", admitía recientemente Owusu-Abeyie. Llegó a ser arrestado en 2005 tras una cena de la Asociación de Futbolistas Profesionales y multado varias veces por el club inglés debido a sus retrasos en las sesiones preparatorias.

Con ese panorama y después de las voces que lo colocaban como el nuevo Henry, Wenger se cansó de él, por lo que Quincy fue traspasado al Spartak de Moscú. Fue el comienzo de una vida nómada. En el conjunto ruso no despegó. Jugó algo más de una docena de partidos y al siguiente verano fue cedido al Celta, de Segunda División, donde realizó su primera parada en la Liga española. El club gallego tenía una opción de compra sobre el delantero de nacionalidad holandesa-ghanesa que no hizo efectiva debido a su paupérrimo rendimiento y en agosto de 2008 volvió a ser cedido, esta vez al Birmingham. Posteriormente, se buscó una nueva aventura rumbo al Cardiff de Gales.

No había ni una pequeña sombra del chaval que en el Mundial sub"20 disputado en Holanda en 2005 acaparó todos los elogios junto a Leo Messi. Ambos fueron los jugadores más destacados de una cita en la que, por cierto, Fernando Llorente fue el segundo máximo goleador, con cinco tantos, uno menos que el actual astro del Barcelona.

En 2009, Quincy volvió al Spartak para disputar ocho encuentros -sólo uno de titular- y ser cedido una vez más. El Portsmouth fue su destino. Jugando en la Premier y siendo aún propiedad del club ruso, el delantero fue comprado por el Al-Sadd, que el pasado verano lo cedió al Málaga, donde demuestra su poderío físico y sus detalles, pero donde no se atisba esa pequeña estrella que era casi como Messi. Ni siquiera el cambio de la selección holandesa, con la que jugó hasta 2007, por la de Ghana sirvió para reverdecer aquella perla. Con el combinado africano ha participado en el pasado Mundial de Sudáfrica hasta los cuartos. Pero ni rastro de Quincy.