Bilbao

cOLOCANDO los ladrillos del fútbol, los pilares de una carrera, el que es un camino de pico y pala a un sueño, han construido su ascenso Sendoa Agirre (Erandio, 31 de diciembre de 1975) y Unai Alba (Oiartzun, 19 de febrero de 1978). Las escaleras, para algunos con impulsos mecánicos, son para otros eternos escalones estáticos, altísimos, difíciles de saltar, sobre todo el último, aquél en el que se visualiza el destino, el nirvana de la Primera División. Sendoa Agirre y Unai Alba son de esos jugadores obreros que se han salpicado del barro del fútbol, de ese que sobrevive alejado del talonario. El fútbol de bronce y el de plata han bañado sus trayectorias hasta que ahora, cuando ambos rebasan la treintena, llegan a la máxima categoría. "Unos me vacilan, otros me felicitan...", ríe el erandiotarra. "Ya es hora. Pero nunca es tarde si la dicha es buena", añade el guardameta. Ninguno de los dos ha jugado nunca un partido en la élite -Unai Alba estuvo en el Athletic pero no llegó a debutar- y puede que sea hoy, ante el equipo bilbaino, cuando los focos más potentes alumbren una carrera forjada desde abajo.

Se cruza en ese primer capítulo de su nuevo peldaño el conjunto que dirige Joaquín Caparrós, pero los colores rojo y blanco ya dieron una puntada a su carrera. Sendoa Agirre militó en el Bilbao Athletic dos temporadas (1998-2000) y Unai Alba recaló en la primera plantilla en el mercado invernal de 2007 -para ser portero suplente tras la lesión de Iñaki Lafuente- y sólo estuvo hasta el final de esa campaña. "Tuve de entrenador a Carlos Terrazas y luego a Mendilibar y con ellos y todos los técnicos que había en Lezama aprendí muchísimo. Recuerdo esa etapa como algo muy bonito, además tuve la oportunidad de entrenar muchas veces con el primer equipo y fue una experiencia muy buena", rememora Sendoa. Para el guipuzcoano, la opción de jugar con el Athletic se presentó de sopetón: "Lo recuerdo como un sueño. Fui del Barakaldo al Athletic y me sorprendió mucho. Vivi esos seis meses, firmé para dos años y medio pero sólo pude estar seis meses, como en una nube. Ahora soy un jugador mucho más hecho, más tranquilo pero en ese momento sí que el salto fue un poco grande".

En Bilbao se frenó un camino. "Cuando estás en el filial, lo que uno quiere es llegar al primer equipo y sí te queda esa cosilla. Pero en ese momento no me creí yo mismo que pudiera jugar en el Athletic y yo lo achaco a eso", señala Sendoa Agirre. "Alguna vuelta sí le das. Pero era normal que dejara yo el equipo. Vino Caparrós y estaban Dani Aranzubia, Lafuente y ficharon a Iraizoz, así que yo lo tenía complicado. Era algo lógico y que entendí perfectamente", apunta Unai. Un cancerbero confeccionado por su experiencia en el fútbol regional vasco: Eibar B, Real Unión, Zestoa, Lagun Onak y Barakaldo. "El fútbol vizcaino me ha dado más que el guipuzcoano. Desde que llegué al Barakaldo, me encontré mucho mejor, más a gusto, más tranquilo y fui mejor portero. La gente que me vio en Tercera en Gipuzkoa ha visto lo que evolucioné después en Bizkaia", comenta Unai.

Pero Bilbao es también un empujón, es un estímulo a una carrera, un faro en medio del mar que componen todos los futbolistas, más anónimos unos que otros. "Un club como el Athletic tiene mucho nombre y repercusión y yo me hice conocido y me abrió muchas puertas", reconoce el meta de Oiartzun, que fichó por el Hércules nada más abandonar la nave rojiblanca. Atrás, en el olvido, en los tiempos pretéritos, quedan pues los momentos de la brocha y el rodillo, cuando el fútbol, la afición, se compaginaba con la pintura, la profesión. "Ahora te parece un poco increíble cómo era antes mi vida, ha cambiado mucho y gracias al Barakaldo y al Athletic", admite el guipuzcoano.

En el caso de Sendoa, formado en el Zorroza y en el Gernika, su parada en Alicante se demoró más. Tras dejar Lezama, se fue al Eibar y después al Barakaldo, luego "tenía ganas de probar fuera de casa. Una temporada o dos a ver si progresaba". Y ya van nueve en Alicante. Estuvo cuatro campañas en el Alicante y desde 2006, en el más pudiente Hércules. "Yo valoro mucho el haber estado en todos esos clubes, porque de todos he sacado cosas positivas que me han servido para seguir peleando. Gracias a la experiencia que me aportaron he llegado ahora hasta Primera con 34 años", afirma el erandiotarra. Hércules ha juntado el camino, laborioso, de Sendoa Agirre y Unai Alba, también el de Joseba del Olmo, que atraviesa una situación delicada en el club puesto que el entrenador no cuenta con él.