Existen futbolistas que deben estar hechos de una pasta especial, un término popular que se aplica a aquellas personas que se salen de lo común en el aspecto positivo. Gaizka Toquero quizá sea uno de ellos. Es bien conocido su afán de superación personal y como futbolista. Su trayectoria con anterioridad a recalar en el Athletic delata un ejemplo de obstinación. Cuando empezó a ejercer en el conjunto rojiblanco, ante la seducción de las luces y los taquígrafos, tampoco se dejó llevar por el famoseo que supone ser objeto de miles de miradas y de titulares en los medios de comunicación. Toquero tira de un perfil irreductible. Le avalan sus prestaciones.

"¡Qué pena que tenga ya sus años!", dijo, más o menos, Joaquín Caparrós cuando se quedó, en un Bilbao Athletic-Sestao disputado en San Mamés, prendado de aquel correkilómetros inusual y que con su aspecto físico parecía vivir sus últimos coletazos en el fútbol de bronce. Cuando conoció su edad (23 años) se quedó boquiabierto. La historia es bien conocida desde aquel 30 de noviembre de 2007, viernes. Toquero se ha hecho en el barro. Seguramente por ello rescata ese pedazo de herencia cuando las cosas no le van bien. El gasteiztarra notó dolencias en el pubis durante el choque de la penúltima jornada de la pasada Liga en el Bernabéu. Poco más de dos meses después ha esquivado el quirófano y ha desactivado el vértigo que arrastra una pubalgia. Lejos de una baja de larga duración, Toquero está casi listo para volver a dominar la fibra de la hinchada, que al fin y al cabo le ha puesto en una órbita que seguramente ni soñaba antes de marcar un antes y un después en clave personal, por causa de esas visiones que sólo tienen los entrenadores, aquella noche casi invernal. Caparrós conoce al dedillo el ADN de Gaizka, empeñado en explotar su intensidad.

El cuerpo técnico barajó, incluso, la posibilidad de que ayer mismo viajara a Braga para completar sus primeros minutos. La prudencia ha podido. Se esperará, salvo complicaciones de última hora, al duelo del próximo miércoles en Mendizorro- tza ante el Alavés la cuna del hoy rojiblanco o, a más tardar, al de Lens, el próximo día 31, para que note sus sensaciones iniciales tras la lesión.

Si supera la prueba, Toquero, que el próximo 9 de agosto cumplirá 26 años, se blindará para el inicio de la Liga ante el Hércules en el Rico Pérez. Entonces, empezará la cuenta atrás de su futuro. El pasado febrero se aseguró dos temporadas más como rojiblanco. Se guardó una variable que le proporcionará una más a corto plazo: 12 partidos más como titular prologarán automáticamente su contrato hasta el 30 de junio de 2013. El Toquero irreductible vuelve a asomarse.