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Un penalti es una manera cobarde de marcar". Para Edson Arantes do Nascimento, O Rey Pelé, uno de Los Cuatro Grandes del fútbol en todos los tiempos -junto a Di Stéfano, Cruyff y Maradona- el arte del lanzamiento desde los once metros era cuestión baladí. Tanto que le parecía insultante sacar partido de semejante regla del juego, una situación claramente ventajosa para el lanzador, por ser quien "lleva la iniciativa, es el protagonista"; "el portero, mientras, aguarda a la expectativa de ver cómo le dispararán". Dialogan el entrenador Benito Floro, el psicólogo deportivo Joshe Abando, el ex delantero del Athletic Daniel Ruiz Bazán y el ex guardameta Santiago Cañizares, ilustres del balompié consultados por DEIA para abordar una cuestión capital que invade Bilbao, dado que el Athletic está encontrando en este regalo dentro del rectángulo, históricamente factible, una lacra para sus pretensiones europeas. Siete han sido las penas máximas lanzadas en Liga, cuatro se han fallado; seis jugadores han probado, cinco han marrado. Mañana llega el Getafe a San Mamés (18.00 horas). La oscura estadística acecha hasta encontrar torniquete para la hemorragia de errores.

La historia de Dani, uno de los grandes especialistas que ha tenido el equipo rojiblanco, arranca ligada precisamente al gran astro brasileño, Pelé. "Con unos 7 años vi un reportaje suyo de cómo lanzaba y lo hacía con una cierta paradinha: iniciar la carrera hacia el balón, hacer un cambio de ritmo en la velocidad, casi pararte, y viendo hacia dónde se tira el portero, intentar lanzarle al lado contrario. A raíz de aquello, en los entrenamientos, lo practiqué hasta que en un momento determinado me pusieron como lanzador del primer equipo y allí mantuve la fórmula", rememora el tercer máximo goleador de la historia del Athletic, que anotó 199 tantos en 402 partidos.

A juicio de este menudo delantero, la clave de su éxito desde los once metros fue la fe depositada por su entorno. "El secreto está en que aunque se falle, se siga gozando de la confianza de tus compañeros y tu entrenador. Te aporta tranquilidad y serenidad y, a la larga, ganas en confianza", estima, asociando esta respuesta a la problemática del Athletic y haciendo hincapié en el aspecto psicológico del lanzador. "Influye un montón y creo que en estos momentos, no se está fallando porque el jugador lance mal o tire con miedo, sino porque psicológicamente, quien lo tira, al saber que no hay un tirador, llega obsesionado con el posible fallo. En esa duda está el error", analiza Dani, quien a medida que fue creciendo como lanzador, fue engordando en seguridad.

Precisamente la confianza es determinante, a juicio de Abando, quien estuvo vinculado al Athletic y ahora trabaja para el Real Unión. "Lo importante es sentirte muy seguro en lo que vas a hacer. Percibir la situación es básico. Si estas en una dinámica de fallos, no se debe percibir la situación como amenazante, pensando en las consecuencias del fallo. Se corre el riesgo de, a la larga, generar una corriente de inseguridad. Para tener convicción uno necesita percibir la situación como un desafío y ha de verse a sí mismo como alguien fiable", ahonda el psicólogo deportivo.

La mente puede adoptar un papel más trascendente incluso que la habilidad técnica del propio jugador, sobre todo, en circunstancias adversas de juego -situación que se representaría con una estructura escalonada a medida que se van añadiendo elementos estresantes-, pero esa moral, llevada a límites exacerbados, puede esparcirse en detrimento del ejecutor. "Se tiene que dar una fluidez psicológica, un equilibrio entre el desafío que yo percibo y la habilidad que entiendo que tengo para ejecutar esa técnica", añade Abando, quien sitúa como paradigma a Martín Palermo y los tres penaltis que erró con Argentina en un mismo partido, por los que pasó a la lista de récords históricos en el mundo del fútbol. "Demostró una gran fortaleza mental, pero la obcecación le impidió una focalización adecuada de la concentración", ejemplifica. Lo ideal, presentarse ante el guardameta con la visualización del éxito, "como los jugadores de baloncesto en las décimas de segundo antes de lanzar un tiro libre". La mente debe desterrar cualquier pesimismo para aproximar la gloria al acierto.

ni psicología ni técnica, método Benito Floro discrepa al tratar sobre la relevancia psicológica del lanzador o su habilidad técnica; en su caso, apuesta por el método, por "cómo tiene que ejecutarse" la pena. "Si no hay método, la psicología y la técnica no valen para nada". "El lanzador debe saber dónde ubicar su pie de apoyo para ser eficaz. Si lo pones a la altura del balón, no puedes maniobrar más que a un lado de la portería o, en todo caso, puedes corregir moviendo la cadera, pero el portero ya te ha visto, porque mira de cintura para abajo al tirador. El único penalti que se ejecuta sin que el portero pueda hacer nada es el que pones el pie de apoyo en una posición anterior al balón, porque puedes lanzar a ambos lados sin apenas mover nada", arguye el técnico, autor de la obra La importancia del saque de banda en el juego de ataque, y que es partidario de "evitar a quien se deja llevar por la intuición".

A juzgar por las impresiones de los especialistas, no existe el penalti perfecto. No hay una fórmula matemática de "porcentajes absolutos", porque resultan intangibles elementos a tener en cuenta en la ejecución como la canalización de la atención, la autoconfianza o el autocrontrol emocional. "Hay muchas diferencias individuales, depende de cómo es cada jugador y de sus cualidades". Está, por ejemplo, a quien le gusta entrar en el juego psicológico contra el arquero mientras otros deciden abstraerse y focalizar su atención; también quien busca la fuerza o la precisión. "No hay realidades absolutas, pero sí aspectos que pueden incrementar las posibilidades de éxito", explica Abando.

Este apartado es el que concierne a la preparación previa al ejercicio de la competición. "Hay que tratar de crear situaciones que, de alguna manera, estén suponiendo los momentos estresantes que podemos encontrar en el partido", asesora el entrenador mental, quien versa sobre la habitual ausencia de simulaciones reales. "Se practica sin tensión, tras la sesión de entrenamiento y en situación de descanso. Suelen faltar los factores estresantes que hacen que esa situación pueda parecerse lo más posible a la competición", añade. Apuestas internas o contar con la presión del público en un momento dado del entrenamiento podrían ser algunas de las posibles soluciones. A pesar de todo, "todo lo que sea entrenar siempre será bueno", apostilla Dani.

la estadística juega Como contraposición, Santi Cañizares considera que "los entrenamientos no valen para nada. Lo que hay en juego es lo que condiciona el sistema nervioso". El papel del portero debe ser el de mermar opciones al chutador, a base de psicología y estadística, "la que asegura que los tiradores tienen determinadas preferencias", lo único que está en sus manos hasta que el lanzador golpea el esférico. "Sabemos quién ha tirado los últimos penaltis y dónde los ha lanzado, pero también afecta el tipo de partido y el momento del mismo", sostiene el ex portero. "Luis Arconada ya recogía información en los resúmenes de las jornadas de los lunes", añade Dani, quien también reconoce que "me preocupaba por conocer a los porteros". "Si uno tira el 80% de los penaltis a un lado y lo hace con éxito, en los últimos minutos de un partido determinante seguramente hará lo mismo, porque él se sentirá seguro disparando allí", justifica el especialista en atajar penas, destapando la caja de sus esencias.

Entiende Cañete que lo principal en el arte del lanzamiento es mantener la calma, armarse de serenidad, "lo más difícil que hay en el mundo del deporte". "El deporte es habilidad al fin y al cabo, y para llevar la habilidad hasta su máxima expresión hace falta calma", atestigua. De ahí que, aunque "me parece complicado dar un consejo, porque nunca los he lanzado y no creo que fuera la persona más indicada para hacerlo, aconsejaría acercarse lentamente a la pelota, no ir demasiado deprisa, porque si vas rápido el portero tiene opciones de anticiparse y el lanzador pierde posibilidades de cambiar de lado el golpeo. Si vas lento, el meta debe aguardar al último momento para tirarse, y si la ejecución es ajustada y medianamente fuerte, será imparable". Y a la inversa, cuando hay un claro nivel de ansiedad, el lanzador tira "lo antes posible, porque desea eliminar esa situación de tensión".