Encarna a Camila Serrano, una soprano venida a menos y amante ocasional de Cristóbal Salgado, el famoso aventurero que una noche invita a su mansión a las tres personas más importantes de su vida. Durante la velada, uno de ellos cae muerto. ‘Remátame otra vez’ es una obra que entremezcla misterio y comedia, con mayordomo incluido. “Funciona porque es una mezcla de misterio y comicidad”, asegura Belinda Washington, que ya representó la obra en mayo en Barakaldo y hoy se despide de Bilbao desde el escenario del Teatro Campos.

Un asesinato, muchos sospechosos, un detective... El Cluedo sigue estando de moda.

Siempre lo ha estado, ¿no? Esa mezcla de comicidad y de misterio suele ser sinónimo de éxito.

Dicen que es una cruce entre una novela de Agatha Christie y el humor de los Hermanos Marx.

Exacto. Bien descrito.

¿Cabe el humor cuando hay un muerto sobre el escenario?

No mucho pero está tan bien escrita por Alberto Papa-Fragomén y Rodrigo Sopeña que funciona. Los seres humanos, cuando pasan cosas, tendemos a relativizar. ¿Cuántos chistes hay de muertos?

“Quién no es el asesino”, plantean. ¿No debería ser al revés?

Depende de si hay muchos o pocos culpables.

¿Cuánto hay de Belinda Washington en Camila Serrano? ¿Se ha sentido identificada con ella?

He usado cosas mías para dárselas al personaje pero no nos parecemos en nada. Sí me gusta su parte gamberra y juguetona, pero yo nunca reaccionaría así.

¿Y ha conocido a muchas Camilas Serrano?

Es una soprano venida a menos, pobrecita… Alguna. Lo malo es que se siguen creyendo importantes, que es el mayor pecado. Hay gente que se queda anclada en lo que un día fue.

No sé si lo sabe, pero Carmen Morales viene al mismo teatro el miércoles a interpretar a Agatha Christie.

Lo bordará porque es una gran actriz y una fabulosa compañera. Va a ser un éxito seguro.

No es la primera vez que representan ‘Remátame otra vez’ en Bizkaia.

No, estuvimos en mayo en Barakaldo, con lleno total. El público vasco es muy agradecido y tiene un sentido del humor muy exigente pero bien educado; cuando se ríe, se ríe con todo el alma. Es nuestra pequeña misión: llevar alegría, hacer olvidar los problemas… Cuando alguien me dice que le he hecho olvidar los problemas durante hora y media siento en todo lo que me gusta ser comedianta.

“A veces se nos olvida que, con la edad, al igual que los hombres, las mujeres tenemos más sabiduría”

¿Y en Aste Nagusia? ¿Había estado?

Sí, y en esta ocasión he traído a mi padre. Tiene 86 años, es ingeniero industrial y ha trabajado mucho en Bilbao. Estaba muy ilusionado por volver porque lo adora; aunque vive en Escocia, lo lleva en el corazón. Así que me está tocando hacer de cicerone.

Ha sido chica Hermida, decana de los programas del corazón… ¿Cómo recuerda aquellos años?

Con mucho cariño. Hice un casting sin ninguna esperanza y me cogieron para hacer De domingo a domingo; antes Hermida, cuando no me conocía nadie; Qué me dices, con Chapis… He tenido mucha suerte y he podido trabajar con gente muy potente de la que he aprendido mucho. Hay que honrar a nuestros maestros. Personas como Jesús Hermida o Arturo Fernández todavía no han tenido el reconocimiento que merecen por todo lo que innovaron, lo pioneros que fueron…

Es usted historia viva de la televisión.

Dentro de poco cumplo 62 años y no me quejo porque nunca me ha faltado trabajo.

Actriz, cantante, presentadora, pintora, escritora, emprendedora, guionista... Una todoterreno.

Y siempre con humildad y agradecida a todas las personas que han hecho posible que haya podido crecido. A mis alumnos les digo que nunca se crean grandes: el día que lo haces empiezas a ser pequeño. No me corto; hay que formarse y lanzarse, atreverse. ¿Cuánta gente hay que a punto de morir se arrepiente de no haber hecho algo?

Y todavía le da tiempo a colaborar con fundaciones benéficas…

Ese es mi motor. De pequeña yo quería ser actriz, misionera y azafata; fui las tres cosas. Cualquier persona que me llame tiene mi ayuda: solo pido que haya honestidad y transparencia.

En esta faceta de actriz en la que está centrada ahora, ¿le pesa su pasado como presentadora?

No. A veces el sistema nos quiere meter en compartimentos estancos: si eres cantante no puedes presentar, si eres presentadora no puedes actuar… Ya me costó, cuando era conocida como presentadora, que me creyeran como actriz. Ha sido un camino arduo. Me gusta ser presentadora, actuar, el teatro, cantar, bailar, pintar…

¿Cómo llegó a la interpretación?

Cuando era joven te decían que tenías que estudiar una carrera, ser una mujer de provecho para tener independencia. La que menos me disgustaba era Derecho, para poder ayudar a la gente, pero me aburría soberanamente y lo dejé. Fui azafata de vuelo: saqué el número uno de la promoción de 1984. Volví a estudiar Publicidad y luego me puse a trabajar con Hermida. He hecho programas de éxitos y fracasos, que también te nutren y te enseñan. El titular de mi vida sería “Aprendí de todo”.

“He tenido éxitos y fracasos, que te nutren y te enseñan. El titular de mi vida sería ‘Aprendí de todo”

Y ahora, a la vuelta de los años, trabaja más como actriz, justo al contrario de lo que suele suceder a las mujeres.

Empieza a haber más guionistas que abren camino para historias que cuentan mujeres. A veces se nos olvida que, con la edad, al igual que los hombres, tenemos más sabiduría. Va lento, pero el camino está abierto. Y doy gracias porque tener el honor de trabajar en lo que te gusta es una bendición; se lo repito todos los días a mis hijas.

Muchos la conocemos de la época de ‘Qué me dices’, pero se ha hecho un nombre entre la gente joven con Paquita Salas.

¡Lo que no consigan Los Javis! Son únicos; cachondeo, los cinco deditos y todo lo que quieras, pero ahí hay mucho mensaje.

Casi se me olvida. ¿Es usted la asesina?

A usted se lo voy a decir...