Hay quien el último chupito se lo ha tomado de suero, por vía intravenosa y en boxes. Y más solo que la una. Es lo que tiene sufrir una intoxicación etílica. “Muchos llegan solos y no tienes forma de saber qué han tomado. Los amigos avisan a la ambulancia, que los trae, y tenemos que llamar nosotros a los aitas”, cuenta Oihane Orokieta, médica de Urgencias del Hospital de Basurto. Eso sí que es un buen susto y no el de La Mansión del Terror.
¿Y por qué deserta la cuadrilla? ¿Dónde quedan las odas a la amistad? “Mucho es miedo a que cuando vengan los aitas estén ellos y les pregunten: ¿Qué habéis hecho? En mi generación acompañábamos al amigo”, recuerda esta bilbaina de 35 años, para quien estas fiestas “están siendo más tranquilas, porque lo de los pinchazos hace dos años fue una locura”.
La mayoría de los que acaban la noche intoxicados en una camilla son mayores de edad, pero “cada vez se ven más menores”. “De 14 años vino una con su ama. Son las primeras fiestas que salen, que consumen, sobre todo alcohol, porque la droga cuesta más”, apunta Oihane, extrañada porque también hay treintañeros que “no saben parar”. “Un chico decía: Si no he bebido nada y tenía 3,5 de etanol, que es una barbaridad. Y yo: Pues de dos cañas no estás. A cierta edad ya sabes cuándo la siguiente tiene que ser agua, pero es verdad que en fiestas de Bilbao es todo a lo grande”.
Un chico acabó intubado
Cuando abren un ojo, lejos de disimular, la mayoría le confiesan sus pecados. “No tienen reparos en decirte que han consumido GHB, que está muy de moda, o éxtasis líquido, que no se detecta”. Se lo cuentan si lo saben, porque “muchos han tomado una pastilla y no saben ni de qué. Es lo que más miedo me da, porque cuando viene un chavalito que ha hecho litros, habrá bebido vodka y le pones suerito para que vaya orinando y despertándose, pero cuando son mayores y consumen más drogas es más complicado porque muchas no salen en la tira reactiva de orina”, explica.
Si averiguan qué sustancia han tomado y tiene antídoto, se lo ponen. Si no, buscan cuáles son sus efectos adversos. “Muchas veces tenemos que llamar a los laboratorios a nivel estatal para que nos los digan y, en función de eso, tienes que tenerlo monitorizado o ingresarlo en reanimación”, señala y recuerda que el lunes atendieron un caso. “Un chico que había consumido drogas sintéticas acabó intubado en reanimación, pero a las 24 horas ya estaba en planta. Lo demás son intoxicaciones con alcohol muy alto en sangre y en dos o tres horas se suelen ir”, detalla.
"Se despiertan en plan: ¿Qué hago aquí? Me quiero ir y perdón por molestar. No quieren ni desayunar"
Remedios para la resaca
Algunos duermen la mona en Basurto sin necesidad. “Pues sí, está borracho y se tambalea, pero podría ir a su casa. Se despiertan en plan: ¿Qué hago aquí? Me quiero ir y perdón por molestar. Se visten a toda leche –a veces les tiene que traer ropa limpia un familiar– y no quieren ni desayunar. Si les sirviera de aprendizaje, estaría bien”, dice Oihane, a quien no le preguntan por remedios para la resaca porque ya se los saben: ibuprofeno, un poquito de Benerva, agua y a dormir. Digo: Ahora descansa y no salgas en dos días. No sé si me harán caso”, cuenta riendo esta médica, que ya ha atendido a reincidentes. Lo que sí le preguntan es si va a quedar esa mancha negra en su historial. “Sí se queda: Intoxicación OH, pero que todo sea eso”, le quita hierro.
Con la ropa supersucia
Aunque puede haber “algún intoxicado que esté un poco más agitado”, Oihane dice que la mayoría, “cuando se les pasa la manga, son majos. Te dicen: Jo, muchas gracias, qué vergüenza. Es el apuro de verse en el hospital con la ropa supersucia y el pelo lleno de purpurina, porque en la Pinpi todo dios ha estado”, afirma. Incluidos los sanitarios. “Tuvimos cena y al día siguiente era: Quítatela de ahí, que tú también tienes”, cuenta Oihane, que ayer pensaba “salir y darlo todo”. ¿Acabará en Urgencias? “Espero que no”, se echa a reír, y “si no, que me lleven a Urduliz, que no me traigan aquí”.
No ponen huevos a Santa Clara, pero en Basurto rezan para que haga “muy bueno y la gente se vaya a la playa o llueva y solo venga por lo que tiene que venir”.
Entre los pacientes que han atendido esta semana ha habido una víctima de agresión sexual y varios heridos “por puñaladitas no graves”. “Las enfermedades de transmisión sexual se verán la semana que viene”, augura Oihane, mientras una compañera de Trauma comenta que “ha venido bastante gente con fracturas de una barraca, que es como una jaula que se mueve. No se agarran y ha habido hasta una fractura de cadera. Podían poner ahí la ambulancia”. Otra recuerda que hace muchos años “uno se rompió los dos brazos haciendo el chorra”. ¿Se los escayolarían hacia arriba en plan Marijaia?