Un grupo de una docena de comensales reserva una mesa en un restaurante muy solicitado, pero al llegar el día señalado, deciden no presentarse sin haber avisado previamente. Esta práctica, conocida como no show en la jerga hostelera, es cada vez más habitual en los establecimientos de Bilbao, donde ya han empezado a tomar cartas en el asunto. Locales como Amaren o Yandiola imponen una penalización de 25 y de 20 euros, respectivamente, a aquellos comensales que les dejan colgados a última hora. “Es más un tema educacional, porque no te cubre la pérdida de una mesa”, apunta Ricardo Pérez, cocinero del Yandiola, quien añade que el no avisar previamente les impide que otros clientes puedan ocupar su mesa.

Los motivos por los que esta falta de compromiso que acarrea consecuencias económicas negativas a los restaurantes se da pueden ser varios, pero varios hosteleros apuntan a que es habitual que los clientes hagan reservas en varios establecimientos y cuando llega la fecha decidan a cual acudir. De hecho, Tamara Rocha, encargada del Sokarrat, afirma que le consta que en Aste Nagusia hay grupos “que reservan en dos zonas de Bilbao y depende de dónde estén, van a un sitio u otro”. Tras revisar su cuaderno, asevera que el año pasado en fiestas tuvieron 36 no shows. “Con un menú de 45 euros es una pérdida importante”, reconoce la encargada, quien indica que, de momento, no solicitan ningún depósito para hacer reservas, aunque no lo descartan en un futuro.

Hace un año y medio que el Yandiola introdujo un sistema de confirmación de huella bancaria. “Nos está ayudando a que haya menos cancelaciones”, apunta Pérez, quien concreta que no se paga nada previamente aunque al realizar la reserva, los clientes deben aportar el número de su tarjeta. “Solamente hemos llegado a cobrar, y muy rara vez, en el caso de que no hayan llamado y no hayan aparecido”, apunta el chef sobre el depósito de 20 euros por comensal que se carga en la cuenta aportada. “Es una muestra de respeto y educación llamar para explicar por qué no se va a acudir, en ese caso se cancela la reserva y no se cobra”, apostilla. “Es una problemática que arrastramos todo el año, pero en Aste Nagusia es aún más preocupante porque hay muchos grupos grandes”, apunta Eneko Martínez, del departamento de marketing de Parte Servicios de Gestión, que aglutina restaurantes como Amaren, Víctor Montes, El Globo o Zurekin, algunos de los que ya cuentan con esta garantía. En el Amaren, por ejemplo, la cancelación es gratuita si se efectúa con más de 12 horas de antelación. En caso contrario, se cobran 25 euros por cada uno de los comensales registrados en la reserva. “Estas cosas pasan, aunque cada vez menos, porque los restaurantes estamos tomando medidas”, revela Martínez.

Pese a que los no shows son más habituales de lo que los hosteleros quisieran, Sergio Ortiz de Zarate, del restaurante Zarate, apunta que en Aste Nagusia no es lo más habitual. “Le gente es más informal, increíblemente, un sábado cualquiera”, afirma y señala, sobre todo, a los extranjeros, “a los que les pilla en la otra parte de la ciudad y a lo mejor ni se presentan a comer ni te cogen el teléfono”. Tampoco en La Olla Diputación perciben que sea habitual el no show en Aste Nagusia: “En estas fechas una vez que la gente se ha asegurado la mesa es muy raro que la anule. Ya no encuentras un sitio para comer en Bilbao”, dice la encargada Nerea Rodríguez.