La Asociación Artística Vizcaina celebró ayer, como desde 1997, la entrega de sus acrósticos de Aste Nagusia. Tuvo lugar en el foyer del Arriaga. Mientras, en la plaza exterior, como si se tratara de una alegoría del affaire Rubiales, un grupo de chicas arrastraba una piedra de 500 kilos durante la exhibición de Herri Kirolak.

Clara Sanchis y Antonio Vico fueron distinguidos en el apartado dedicado a intérpretes de artes escénicas y José Antonio Nielfa, La Otxoa, fue merecedor al acróstico al bilbainismo militante. El actor Gabino Diego recibió una placa en reconocimiento a su cuarto de siglo acudiendo a Bilbao de manera ininterrumpida formando parte de distintas obras de teatro.

El presidente de la asociación desde hace 16 años, y miembro de la misma desde hace 40, José Ramón López, alias Misere Josephe, anunció su retirada del cargo. Aunque adelantó que continuaría en la organización de este premio.

Teniendo en cuenta que los acrósticos son poemas en los que las letras iniciales, medias o finales de cada verso, leídas en sentido vertical, forman el nombre de las personas galardonadas, se podría presumir un evento plúmbeo. Se trata de poesía seria, sin música ni chanfainas, a palo seco.

Nada más lejos de la realidad. La pareja que forman ante el micro el presentador Joseba Solozabal, y el propio José Ramón López, logra improvisar un espectáculo divertido de principio a fin. A la altura de Lusson y Codeso o Faemino y Cansado. Eso sin, siempre dando un lugar preeminente a los artistas premiados y a la declamación de los acrósticos. El resto, ni escrito por el mismo Woody Allen.

El actor Antton Bastero interpretó el acróstico dedicado a La Otxoa y el alcalde Aburto fue quien le hizo entrega de la placa con el poema. Jere Cerberó declamó el poema dedicado a Clara Sanchis, a quien el concejal de Cultura, Gonzalo Olabarria, dio su placa. En tanto que Fernando Zamora proporcionó voz a las rimas acerca del actor Antonio Vico, a quien la concejala de Fiestas, Itziar Urtasun, le alcanzó la placa correspondiente. Marino Montero impuso el pañuelo de Aste Nagusia a los galardonados.

Antes habían recibido un pin de oro por su compromiso con la Asociación Artística Vizcaina, el anterior presidente, y poeta, Fernando Zamora; el habitual de los acrósticos desde hace una década, el castellonense Jere Cerberó; así como el exedil Gabriel Rodrigo, a quien Juan Ramón Pérez postuló como el más adecuado sucesor.

Asistieron el exalcalde Ibon Areso; Fernando Botanz, organizador del Desfile Bilbao 1900; Amagoia y Asier Loroño, de la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao; el imparable José Mari Amantes, la periodista Elena Marsal, los actores Jesús Cisneros y Josu Ormaetxe, la actriz Natalia Millán o Susana Morales, del Teatro Campos.

También acudieron Alicia Crespo, Bego Noriega, Isabel Arambarri, Idoia Llovet, María Ángeles Pérez Ondiviela, Francisca Nieto, Elena Bolzoni, Keni Orúe o Fernando, Gaizka y Naroa Moyano.

Entre las intervenciones de Sololazabal, siempre ingeniosas, Antonio Vico, miembro de una dinastia de actores, actrices y poetas que se remonta a cuatro generaciones, recordó que vino a Bilbao por primera vez a los tres años. Clara Sanchis, por su parte, dijo que ella llegó en su primera gira a los 18, con el corazón roto por que le había dejado un novio. “Pero aquí encontre otro en unos días”, reveló.

Cerró el acto Juan Mari Aburto, quien resaltó la importancia de la Asociación Artística Vizcaina, de la cultura y el teatro en cualquier ciudad y también en Bilbao. Sobre José Antonio Nielfa afirmó que “La Otxoa es Bilbao en sí mismo”.