- La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, urgió ayer a pactar “rápido” el plan de recuperación económica tras la pandemia y advirtió de que cualquier “retraso” al respecto puede generar “efectos negativos” y encarecer los costes y las necesidades de financiación derivadas de la crisis.

“Será importante adoptar este paquete rápido. Establecer un calendario claro dará más certidumbre y confianza a ciudadanos y mercados financieros”, expresó ante la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo. “Cualquier retraso corre el riesgo de generar efectos negativos y encarecer los costes y las necesidades de financiación de la crisis”, añadió.

La francesa señaló que Europa se enfrenta a un “reto extraordinario” que requiere “una respuesta extraordinaria”. El presupuesto de la UE para el periodo 2021-2027, apuntó, tendrá un “papel crucial” para movilizar los recursos necesarios, pero para hacerlo tendrá que ser “ambicioso no solo en volumen, sino también en sus prioridades e implementación”.

Así, apuntó que la propuesta de la Comisión para el próximo Marco Financiero Plurianual (MFF) y el fondo de reconstrucción de 750.000 millones son “decisivos” en este sentido e instó a los líderes de la UE y al Parlamento Europeo a conseguir un acuerdo cuanto antes.

En la misma línea, Lagarde subrayó que la emisión “supranacional” sin precedentes de deuda que Bruselas ha propuesto para financiar la recuperación “también podría tener un impacto positivo en el papel internacional del euro”.

El Ejecutivo comunitario presentó sus propuestas el pasado 27 de mayo pero los jefes de Estado y de Gobierno del bloque no mantendrán un primer intercambio de opiniones hasta el próximo 19 de este mes, que además tendrá lugar de forma telemática.

La idea de los líderes es intentar un acuerdo en una reunión posterior, previsiblemente en julio y, a poder ser, que sea un encuentro de manera presencial.

La presidenta del BCE intervino ante los eurodiputados de esta comisión pocos días después de que el instituto emisor anunciase una ampliación de su programa de emergencia relacionado a la pandemia de covid-19 tanto en volumen (hasta los 1,35 billones de euros en compras de deuda) y en duración (hasta junio de 2021).

A su juicio, se trata de medidas “proporcionadas” a los riesgos que plantea la pandemia sobre la economía europea, en particular sobre un alejamiento del objetivo de inflación a medio plazo y a un empeoramiento de las condiciones de financiación.

Lagarde defendió que la decisión de ampliar el PEPP se fundamenta en un “sólido análisis” según el cual las compras de activos representan una “herramienta particularmente efectiva en el escenario actual”. “Dadas las continuadas disrupciones causadas por la pandemia, el impacto neto de la expansión del PEPP es abrumadoramente positivo”, explicó la presidenta.

“En general, la decisión de expandir el programa de compra de emergencia pandémica demostrará haber sido esencial a la hora de evitar una recesión incluso más profunda y en acelerar nuestro camino hacia la recuperación”, declaró Lagarde.

En particular, explicó Legarde, las compras adicionales de activos “contribuirán a relajar las condiciones de los préstamos para el sector privado” y así “ayudarán a que empresas viables continúen con su actividad y retengan a todos los trabajadores posibles”.

“Ayudará a mantener puestos de trabajos, que es el factor más importante para determinar la renta y la seguridad financiera de individuos y familias de la zona euro”, reivindicó.