BILBAO. Según la sentencia, hecha pública este martes, se les condena a los tres a diez de prisión a cada uno por un delito de "abuso sexual con acceso carnal" y a otros tres años a cada uno por revelación de secretos, al difundirlos con el móvil. Además, a uno de los acusados se le impone otro medio año más de prisión, por entender que fue el autor de la grabación de lo ocurrido, que luego difundió por la redes sociales.

Además, se les prohíbe durante 15 años a acercarse a menos de 500 metros del lugar en que resida, trabaje o frecuente la víctima, así como a comunicarse con ella por cualquier medio. También deberán indemnizar a la víctima en una cantidad de 20.000 euros.

La agresión ocurrió el 14 de enero de 2017 en el barrio de Solokoetxe, en Bilbao, y a los tres acusados se les detuvo esa misma semana.Los tres permanecen en prisión provisional por esta causa.

En la sentencia, se considera probado que en la medianoche del 13 al 14 de enero de 2017, la víctima salió de fiesta con sus amigas y se dirigió a una discoteca de Alameda de Rekalde, en Bilbado, donde "consumió bebidas alcohólicas y fumó cannabis".

Según el fallo, la ingesta de alcohol "fue constante durante la noche, sin que haya sido posible establecer la cantidad, pero sí que esa ingesta unida a que la joven debía tomar (y tomó) medicación antidepresiva por prescripción de su médico, llevó a que le afectara de tal modo que sus capacidades de comprender, querer y controlarse estaban enormemente afectadas".

Asimismo, resulta probado que, en ese estado "se besó y abrazó con cualquier persona que se le ponía delante, se tambaleaba, balbuceaba y era difícil entender lo que decía". "Su estado era tal y de tal evidencia, que en un momento dado, al vigilante de seguridad de la discoteca le fue indicado por sus jefes que sacara del recinto a aquella joven", añade.

Por otro lado, según recoge la sentencia como hecho probado, los tres acusados accedieron a la misma discoteca a primeras horas de la madrugada del 14 de enero. Uno de ellos conocía a la víctima por haber coincidido en cursos destinados al "control de impulsos" que ambos debían llevar a cabo.

La víctima abandonó la discoteca sobre las siete menos diez de la mañana, dejándose en el local su bolso y el móvil. Dos de los acusados, "conscientes de su estado de desorientación y desinhibición", decidieron irse con la víctima hasta llegar a las escaleras de Solokoetxe, lugar de tránsito para acceder al barrio de Santutxu de Bilbao.

En un local de 'vending' los dos varones "comenzaron a tocar el cuerpo" de la joven, que fue "penetrada anal y vaginalmente" varias veces por los condenados, en alguna ocasión "a la vez", y también fue obligada a realizar "felaciones", tras sumarse el tercero de los condenados

Uno de los condenados grabó los hechos, y envió lo grabado a otro de los acusados y a una tercera persona, sin que se haya probado si lo hizo a más personas. Los tres acusados han mantenido en todo momento que "no tuvieron que forzar" a la joven porque "ella consentía".

En ese sentido, en la sentencia se señala que, a través del visionado de la grabación, se aprecia "un evidentísimo estado de perturbación" en la joven. "El estado de confusión, laxitud, descontrol de la joven mujer es evidente desde la contemplación o visionado de esas imágenes, y ello no solo es perceptible para esta Sala, sino igualmente para los propios acusados, como resultan de sus comentarios, de su mofa ante el estado de la mujer", recoge el fallo.

La víctima despertó, sobre el mediodía, en un portal de un edificio del barrio de Santutxu, "desorientada y sin recordar ni donde había estado ni qué pudo ocurrir", y llamó a su padre desde un establecimiento comercial próximo al local para que acudiera a buscarla.

Cuando su padre llegó la encontró "con la camiseta deteriorada, los leginggs rotos por la parte de la rodilla y la zona trasera, y sin ropa interior". Cuando fue reconocida por el médico forense presentaba hematomas en rodilla derecha, muslo, codo derecho, zona izquierda de la espalda y edema frontal.

La joven, que solo recordaba 'flashes' de lo sucedido, acudió posteriormente a la Ertzaintza a denunciar los hechos, que quedaron registrados en el vídeo grabado por la cámara de vídeovigilancia del 'vending'.