En las últimas semanas el consejero Juan Ignacio Pérez Iglesias y el rector de la EHU, Joxerramon Bengoetxea, han protagonizado un duro encontronazo a raíz de los reproches del mandatario de la universidad porque, a su juicio, el aumento previsto en el proyecto de presupuestos es insuficiente, con 200 millones de euros menos de los que, asegura, se necesitan, lo que le aboca a la “parálisis y al colapso”.
¿Qué salud tiene hoy la EHU?
—Tiene claras fortalezas, pero tiene debilidades. Para hacer un diagnóstico válido hay que entrar en mucho detalle. Voy a poner dos ejemplos: creo que tiene una muy buena oferta de estudios y además tiene un producto de calidad en cuanto a nivel de formación. Los estudios que hay disponibles lo ponen de manifiesto, y en investigación hay un buen número de áreas en las que es una universidad fuerte, competitiva internacionalmente. Pero hay un cierto déficit de personal técnico en actividades de gestión, sobre todo en apoyo a la investigación, a la actividad investigadora, y esto es una carencia que con el tiempo debería resolverse.
El rector de EHU, Joxerramon Bengoetxea, considera que la universidad está en riesgo de parálisis o de colapso. ¿Se compadece esa afirmación con la realidad?
—No, de hecho los datos lo que acreditan es lo contrario. Un indicador bueno nos lo ofrece el ranking de Shanghai, que es probablemente el mejor conocido del mundo en cuanto al nivel de las universidades. Sitúa a nuestra universidad entre las 400 mejores del mundo. Y no lo sitúa este año, sino que lo ha hecho unos cuantos años seguidos. Difícilmente una institución al borde del colapso puede quedar tan bien retratada en un ranking como este. Teniendo en cuenta que en el mundo habrá del orden de 20.000 instituciones universitarias, estar entre las 400 mejores es un dato que nos avala, que realmente la situación no es como se ha dibujado.
El equipo rectoral de EHU enumeran varias debilidades, entre ellas el déficit en la gestión del creciente volumen de la oferta académica y de la actividad investigadora.
—Es claro que hay necesidades de gestión en lo que se refiere a la investigación, no en otros aspectos. De hecho, durante los últimos 20 años la plantilla del personal técnico de gestión ha crecido de manera significativa, mientras que la de personal docente investigador prácticamente ha permanecido constante, entre otras razones porque el número de estudiantes no ha subido, de hecho ha bajado algo. Entonces, teniendo en cuenta esto, no creo que se pueda hablar de que haya déficits en materia de formación, ni en gestión relacionada con la formación, aunque insisto, sí tenemos algún déficit en materia de apoyo técnico a la investigación.
También hablan de subida salarial de los docentes y dicen que están por debajo del sueldo mensual en Bachillerato.
—Hay que decir que el sueldo no lo decide el Gobierno vasco, esto es una materia de carácter estatal, aunque es verdad que tenemos un sistema de complementos, que se supone que premian el desempeño docente, el desempeño investigador y el de gestión. Esa es la razón por la que, en cuanto pasan unos pocos años, esa diferencia de sueldo se invierte y empieza a ganar más el personal de la universidad, el personal docente investigador, y se amplía considerablemente conforme pasan los años. Entonces, cuando se llega a un nivel de catedrático o catedrática con una serie de méritos de investigación, de docencia, etc., los sueldos son muy superiores a los de la enseñanza preuniversitaria. Por lo tanto, es cierto que al comienzo hay una diferencia negativa con relación a este personal, pero conforme se progresa esa diferencia se invierte y se amplifica muchísimo.
Alertan de que algunos edificios e infraestructuras universitarias están anticuados.
Nosotros lo que hemos hablado con los responsables universitarios es que, en todos aquellos casos en los que se perciba que hay un riesgo para la integridad de la gente o que hay condiciones insalubres, deben actuar inmediatamente. Eso no necesita nuestra autorización para nada y el coste de esas actuaciones lo asumimos sin ningún género de dudas. Luego hay otros proyectos de renovación de infraestructuras o de creación de nuevas infraestructuras, pero esto tiene que ir necesariamente en el contexto del Plan Plurianual de Inversiones en Infraestructuras que es algo que tenemos que negociar cada cuatro o cinco años. Lo tenemos que negociar en 2026 para el periodo que va de 2027 a 2030. No tiene mucho sentido introducir actuaciones de esta naturaleza en un presupuesto que se tiene que negociar todavía. Estamos presupuestando 25 millones de euros. Creo que esto se podría seguir presupuestando seguramente. Entonces hay que ver qué cosas se podrían hacer con esta cantidad, ya que al cabo de cuatro años estamos hablando de 100 millones de euros, que tampoco es poco.
¿Está diciendo que el rector está saltándose la dinámica de la negociación y de funcionamiento al sacarlo de ese plan plurianual?
—Lo que varía cada año es la aportación ordinaria. Esta no se acuerda en el Plan Plurianual porque depende de la disponibilidad del Gobierno. Hay que decir que la aportación ordinaria este año ha subido prácticamente un 7%. La aportación ordinaria es la que debe garantizar la suficiencia financiera en la Universidad. El rector entiende que no, pero yo sostengo que sí, que esa aportación ordinaria garantiza la suficiencia.
¿Tiene medios suficientes?
Desde que yo estoy en este cargo se han hecho dos subidas importantes, un 5,5% el año pasado, un 7% este año del presupuesto de la aportación ordinaria y, por lo tanto, en este momento la universidad dispone de recursos que garantizan su suficiencia. Y me remito a la comparación con cualquier otra universidad del Estado.
El Gobierno vasco presupuesta 426 millones para EHU y el rector pide 607: son casi 200 millones. Es grande la diferencia.
—Es que el rector me lo dice con un convencimiento total. Dice necesitar 607 millones, son casi 200 millones más, pero con relación al año anterior, que es con relación a lo que se han hecho los Presupuestos. Si a mí se me dice que 607 para el ejercicio 2026, puedo decir categóricamente, que no hay posibilidad de eso.
O sea, que no hay margen.
—No, no hay margen. No podemos improvisar ahora un plan plurianual de inversiones e infraestructuras que empiece en enero. Es que no podemos. Y aunque pudiéramos, las obras no se podrían ejecutar, porque todo el procedimiento de licitación, etc., lleva tanto tiempo que no se ejecutaría el año que viene. Este apartado suponen unos 50 millones.
También piden una subida de sueldos para los docentes.
—Serían unos 100 millones en subidas de sueldos. Una subida de sueldos así no es concebible. Pero imaginemos que fuera posible plantearse esto. Vale, pero nunca para empezar el 1 de enero a pagar una subida de sueldo de ese carácter. No tiene sentido plantear, ni en el mes de agosto, ni septiembre, ni octubre, ni noviembre, algo que no es materializable en el ejercicio. Eso se puede hablar y probablemente se pueda llegar a algún acuerdo. Pero no me parece que es realista pensar en 100 millones de euros para aumento salarial. Eso no quiere decir que no haya posibilidad de hablar de complementos y ver mediante qué mecanismo y bajo qué condiciones, porque sino serían sueldo y entonces tendríamos problemas legales.
Tras este encontronazo entre Gobierno y rector, ¿cómo van a encauzar la relación?
—Ya hemos hablado para mantener una reunión. Me imagino que estarán atando agendas. Pero sí, claro, nos vamos a reunir seguramente la semana que viene, antes de la comparecencia que tiene el rector el día 18 en el Parlamento para explicar su postura.
¿Cómo encajó que el rector pidiera una reunión con el lehendakari, el consejero de Hacienda y usted?
—No me hizo gracia porque era una desautorización. Pero, bueno, a veces se cometen algunos errores que tampoco hay que magnificar. En todo caso, le he dicho al lehendakari que yo estoy dispuesto a no hacer de esto un casus belli, y que, si él entiende que debe hacerse, se hace y ya está. Y el lehendakari ha entendido que no, que primero se tiene que reunir conmigo. Creo que es lo lógico, lo natural, porque si no, no tiene mucho sentido que hubiera consejeros.
Para dejarlo claro. ¿Se va a reunir solo con usted?
—Sí, yo con parte de mi equipo y él con miembros de su equipo, antes de que eventualmente pueda haber una reunión con el lehendakari.
¿Ve algún juego político detrás de todo esto?
—Yo he dicho lo que he dicho, y lo que he dicho es que espero que no lo haya. Es lo que espero. Lo que ocurre es que se han producido una serie de casualidades y en un determinado calendario de actuaciones. Y, por otro lado, la magnitud de la demanda del rector es tan grande que lo primero que pensé es que esto no va de pedir más recursos, esto va de otra cosa. Es lo que pensé, lo digo sinceramente.
Cuando se reúna con el rector ¿le va a decir algo diferente a lo que está diciendo ahora?
—No, el rector sabe bien lo que yo pienso. Sabe que yo, cuando digo que no tiene sentido esta subida, estoy convencido de ello y se lo voy a decir a él igual, exactamente igual.
¿Y entonces cómo van a quedar los puentes?
—Pues no lo sé, porque yo vuelvo a decir que aquí hay dos problemas, uno es la magnitud y otro el calendario. Si estamos dispuestos a hablar de lo posible, y la política consiste en eso, en el arte de lo posible, pues entonces pues habrá que trabajar, y no poco. Pero si no estamos dispuestos a hablar de lo posible, pues me temo que tampoco estamos para perder el tiempo.
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